En todo caso, a mí la tontería se me pasa en cuanto me topo con un rostro atractivo, una mirada felina y una sonrisa inteligente. Me pregunto cuántas nuevas amistades, ligues, relaciones e incluso matrimonios se estarán consumando desde que comenzó esta rebelión tan guay contra ZP. Casi me entran ganas de pedirle que no adelante las elecciones. Antes ha de regalarnos un añito más de buen rollo y sana diversión los sábados por la tarde. Hasta el momento, a mí me han tocado varias pedreas; veremos si en el futuro consigo algún premio gordo.
El que seguro no caerá es Jaime Summers, jovencísimo y prometedor nuevo guitarrista de Punto de Mira, un grupo de rock bastante salado a pesar del look terriblemente trasnochado de sus seguidores. A los que nos aficionamos al género en la legendaria fiesta thrash del Camden Palace, ahora reconvertido en templo del tecno, el crowd madrileño nos resulta un tanto ayuno. Sin embargo, Juan Olmos, el ex Barón Rojo J. L. Aragón y los demás son la prueba viviente de que los viejos rockeros nunca mueren. Si se perdieron la presentación de su nuevo disco, no falten a su próximo concierto en la Sala Caracol de Madrid.
Volviendo a Summers, no quiero ser vulgar, pero es que dichos como "de casta le viene al galgo" parecen pensados para chicos como él. No sólo es mucho más guapo que su tío David, también posee más sentido del humor que su abuelo Manolo, y es todavía más ingenioso que su tía Carmen. Durante nuestra larga entrevista me confesó que sus progenitores se llevaron las manos a la cabeza cuando, a los 17 años, pronunció el "papá, quiero ser artista". Aun así, accedieron a pagarle unas clases de música, que el chico ha aprovechado con creces. Me pasó un CD de composiciones originales que no me canso de escuchar, y estoy deseando que me envíe la maqueta que va a grabar con su otro grupo, La Novena Octava. Aparte de esto, Jaime estudia en la facultad y en breve lanzará su propia productora: Moebius.
Con este schedule, Jaime no tiene tiempo para novias, aunque no lo descarta, y ya tuvo sus quince minutos de bisexualidad, así que sabe lo que quiere –mujeres–. Odia ir de compras, y considera que la moda del hombre metrosexual tiene algo de fraudulento: "Somos tíos, pero no gilipollas". No puedo estar más de acuerdo. Y, por si fuera poco, tampoco es progre. Todo un diamante en bruto, del que seguro oiremos hablar en el futuro. Yo que usted comenzaría a organizar el club de fans ya escribiendo a Jaime.summers@gmail.com (el teléfono no lo paso ni por todas las joyas de la corona).
En otro orden de cosas, una amiga que hace oposiciones a Bruja del Oeste me hace reparar en la vocera de Ségolène y solicita un juicio estético. Pincho el vínculo y me encuentro a Najat Vallaud ataviada con una deprimente blusa morada que ni un arzobispo en Jueves Santo y un juego de sombra de ojos absolutamente deplorable. Su página web no es mucho mejor. Sarko también ha designado a una musulmana como vocera. La diferencia entre ambas está en la edad y en el currículum: la segunda tiene uno.
No podía terminar este artículo tan machirulo sin poner verde a alguna mujer, y nada mejor que una progre para hacerle a uno la tarea fácil. La que me lo pone difícil es la indómita Carina Mejías, representante del PP catalán en la lúgubre Comisión de Educación (sic) del Parlamento de Cataluña –no es masoquismo, sino agallas–, muy carismática de negro riguroso y bolso multicolor y súper sexy sorbiendo su batido del Starbucks de la calle Fernando Sexto, único de Madrid con zona de fumadores. También la hay en Diurno, café predilecto de la intelectualidad mariprogre, donde suelo leer las últimas novedades de los contertulios más cañeros y comer los mejores chocolate muffins de la ciudad.
Carina tiene dos hijos casi igual de buenmozos que ella y dignos herederos del estilo de la mamá. Quedan pendientes una visita a la tienda de zapas más chula de la capital y un tour por el fastuoso Museo del Chocolate de Barcelona. Las manis anti-ZP se han convertido en la ocasión ideal para cerrar los tratos más provechosos. En el mío con Carina he salido ganando, y eso que ella es catalana.
El que también salió ganando el sábado pasado fue Mariano. Nos lanzó un reto libero-patriótico que acepto encantado. Después de todo, a mí un desafío me pone más que a Sarkozy un croissant à la beure. Huelga decir que eso no significa que pierda mi espíritu crítico. Seguiré rogando a Esperanza Aguirre que cambie de marca de rímel –esos ojos no merecen semejante maltrato– y recordando a Zaplana que tan is not orange. También me gustaría que Ana Pastor repensara sus zapatos de ante con lacito y que Mariano dejara la blazer: a menudo sus asesores confunden fondo de armario con uniforme.
Dejo para otro día a los alevines de Nuevas Generaciones, que parecen hechos en serie en la fábrica Levi's de San Francisco. Créanme, el 501 no le queda bien a todo el mundo, y no les voy a explicar la razón porque hasta yo me ruborizo. Hoy en día la clave fashion es customize, no mongrelize. Sin embargo, y pese a todo esto, incluida la gomina, cualquier cosa antes que terminar usando el super hortera Libertad sin ira como salvoconducto la próxima vez que algún chico interesante me invite a compartir el after mani con él.
Y hablando de hombres, la semana que viene les presentaré a uno que cambió mi vida hace ya 12 años. Wish me luck!