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CIENCIA

Imágenes de guerra

Ninguna batalla que ha librado el ser humano a lo largo de su historia, ni en crueldad ni en movilización de tropas, tiene parangón con la que cada día se produce en el interior de nuestro cuerpo. Las 24 horas del día, un ejército de células soldado patrullan cada milímetro del organismo para detectar y enfrentarse a los enemigos más variopintos, desde un aparentemente inofensivo grano de polen hasta los virus más letales.

Ninguna batalla que ha librado el ser humano a lo largo de su historia, ni en crueldad ni en movilización de tropas, tiene parangón con la que cada día se produce en el interior de nuestro cuerpo. Las 24 horas del día, un ejército de células soldado patrullan cada milímetro del organismo para detectar y enfrentarse a los enemigos más variopintos, desde un aparentemente inofensivo grano de polen hasta los virus más letales.
Virus del sida.
Por primera vez, los científicos han logrado grabar en directo la contienda. Este avance permitirá en el futuro mejorar las terapias contra terribles enfermedades, como el cáncer, el sida y las dolencias autoinmunes, caso de la diebetes juvenil y la esclerosis.
 
Uno de los sueños más anhelados de la medicina es, sin duda alguna, observar cómo se moviliza el sistema inmunológico para intentar atajar el avance de una infección o sitiar las células alocadas de un tumor maligno, y cómo una determinada terapia influye en los mecanismos de defensa. Nuestro sistema inmunológico, fruto de una evolución de millones de años que comenzó mucho antes de que apareciera nuestra especie, es la más compleja maquinaria bélica jamás concebida. Cualquier armamento o estrategia desarrollados por el ser humano encuentran su versión en el sistema inmune: espías, patrullas de vigilancia y reconocimiento, mercenarios, unidades especiales de asalto, policías civil y militar, centros operativos, fábricas de armas, unidades sanitarias… Y entre sus armas existen misiles teledirigidos capaces de buscar su objetivo por todo el organismo, y armamento químico de una toxicidad aterradora.
 
Bajo las órdenes del sistema inmunológico, decenas de células diferentes se coordinan para mantenernos a salvo de intrusos y evitar la anarquía celular, como ocurre con las células que se vuelven cancerígenas y que se reproducen sin orden ni concierto.
 
La bacteria Escherichia coli.Las bacterias, los parásitos y los virus han desarrollado mecanismos refinados para escapar a la detección de las defensas inmunitarias. Por su parte, éstas han diseñado vías inteligentes para sacarlos de sus escondites y despojarlos de sus disfraces. El resultado es una batalla brutal en la que sólo cabe un ganador: nosotros o el enemigo.
 
Hasta ahora, la ciencia no había sido capaz de colocar a sus "reporteros" en el campo de batalla y asistir en directo a los acontecimientos bélicos. La única forma de saber cuál era el curso de una infección, de un proceso cancerígeno o de una reacción autoinmune, o sea, el ataque del cuerpo contra sí mismo, era mediante técnicas invasivas, como las biopsias de tejidos enfermos, o desde el exterior, pero con una eficacia relativa.
 
Sin embargo, un equipo de investigadores del Howard Hughes Medical Institute, en EEUU, acaba de dar un paso de gigante en esta dirección.
 
El doctor Owen N. Witte y sus colegas del Centro Comprensivo del Cáncer Jonsson han podido asistir a la lucha entre el sistema inmunológico y unas células tumorales en unos ratones manipulados genéticamente. Para ello se han servido de una moderna tecnología de imágenes médicas que se conoce como "tomografía de emisión de positrones" (TEP), que cada vez es más utilizada en los hospitales para el diagnóstico de enfermedades. Conceptualmente, la forma en que trabaja el TEP es muy sencilla: la máquina detecta la radiación emitida por sustancias marcadas radiactivamente, tales como la fluorodeoxiflucosa, que son inyectadas previamente en el cuerpo de los pacientes por vía intravenosa y que "iluminan" las zonas del cuerpo que se quiere estudiar. Luego, un potente software recrea las imágenes para su estudio.
 
El TEP ha hecho posible que estos investigadores estadounidenses hayan sido capaces de observar las células clave del sistema inmune de los ratones a medida que respondían a un tumor. "Hasta hoy se había utilizado el TEP para visualizar el cáncer, pro ahora sabemos que podemos usarlo para ver la inmunorrespuesta al cáncer", dice Witte. Obviamente, se trata de un avance sin precedentes. Es la primera ocasión en que la ciencia asiste a la Madre de las Batallas, que no es otra que la que se libra contra el cáncer, a nivel molecular.
 
Como se detalla en el Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), la revista científica donde han publicado el estudio, en los experimentos conducidos por Witte se emplearon ratones cuyos sistemas inmunes habían sido suprimidos y después reemplazados, utilizando la médula ósea de otro ratón. La médula de éste incluía células con genes diseñados para ser detectados por la PET. Al inducir el cáncer en ratones, los investigadores pudieron observar cómo las células inmunes, en concreto los linfocitos T y B, se esforzaban en reducir las células tumorales.
 
Simulación por ordenador de una célula cancerosa (imagen tomada de www.azprensa.com).Para seguir sus acciones, estos combatientes celulares llevaban en su ADN una especie de "genes reporteros", fragmentos de material genético diseñados para ayudar a concentrar rastreadores químicos detectables por el análisis de imágenes de PET.
 
"El hecho de que podamos visualizar la inmunorrespuesta celular sin invadir el cuerpo es una ventaja importante", ha declarado Witte. "Podemos ver reacciones inmunes en el interior corporal que, de otra manera, no serían fáciles de rastrear. Si se analiza la sangre, por ejemplo, puede ser que el análisis no diga lo que está sucediendo en el hígado o el bazo. Con esta técnica, la sensibilidad para supervisar el sistema inmune es increíble, porque estamos contemplado el cuerpo entero".
 
Y esto es poderosamente ventajoso, puesto que la batalla contra un proceso patológico no sólo se libra sólo en el sitio donde se manifiesta. Por ejemplo, el grupo de Witte pudo ver los nódulos linfáticos, que residían a cierta distancia del tumor, ponerse en acción para enviar tropas al lugar del conflicto. Recordemos que los nódulos linfáticos son una parte crítica del sistema inmune, ya que ayudan a reclutar células inmunes clave que combaten enfermedades.
 
A la vista de estas investigaciones, resulta fascinante imaginar que, en un futuro no muy lejano, el médico, como apoyo al diagnóstico, nos enseñe una película de cómo nuestras células de defensa están reaccionando ante una infección viral, o de cómo un reducto de linfocitos ha conseguido eliminar las últimas células díscolas de un tumor. Incluso podremos ver casi en tiempo real la eficacia de un antiviral, o la manera en que la quimioterapia está achicharrando la masa tumoral. En la actualidad, la medicina dispone de escasas herramientas para seguir el grado y la duración de las respuestas a tal tratamiento.
 
Witte, además, señala que sus estudios servirán para profundizar en la investigación de las enfermedades autoinmunes, como la diabetes infantil, la esclerosos múltiple y el lupus eritomatoso, que afectan al 5% de la población. Este investigador vaticina que se podrá saber dónde y cómo identifica el sistema inmune de forma equivocada a células o tejidos nativos como extraños y monta un ataque. La batalla está servida.
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