El Pacma, Partido Antitaurino y Contra el Maltrato Animal, cuyas siglas recuerdan al entrañable videojuego del comecocos: Pacman, que tantas horas de diversión nos proporcionó en aquella Atari de 28 K, es una opción tan digna como cualquier otra. Más allá de esta feliz coincidencia en las siglas, el Pacma se presenta a estas elecciones con un conjunto de propuestas al que hay que reconocer las virtudes de la concesión y la claridad.
En esencia, este partido tiene como principal objetivo la "liberación animal", para lo cual exige acabar con las corridas de toros, la caza, los circos con animales, las peleterías, la experimentación científica con bichos, los zoológicos y las granjas industriales. Sobre la pesca no se pronuncia, bien porque considera a los peces simples seres vivos sin derechos (Doctrina Aído), bien porque sus responsables se ponen hasta las trancas de pescaíto frito cuando no los ve nadie, que también podría ser, dada su aversión a la carne. Porque el Pacma, amigos, es vegano, que no es el gentilicio de los habitantes de la estrella Vega, sino la denominación de quienes rechazan cualquier forma de explotación animal y se limitan a consumir vegetales. ¿Acaso un hermosa berenjena no es un ser vivo? Tal vez lo sea (Bibiana aún no se ha pronunciado), pero como las hortalizas no se quejan cuando las cortas en rodajas, el partido no las ha hecho (aún) objeto de su protección.
Sobre la pérdida de cientos de miles de empleos, los del Pacma –que lo mismo llegan algún día a mandar en Europa, dado lo sugestivo de su propuesta y el escasísimo interés que la gente demuestra en estas elecciones– no ofrecen un análisis riguroso en su programa, lo que demuestra la firmeza de sus convicciones, a las que supeditan cualquier asunto tangencial, como la crisis económica que azota el planeta. En todo caso, ya hay otros partidos que hacen de la lucha contra la recesión su principal objetivo programático, y tampoco es cuestión de pisar el terreno a otras formaciones. Como el partido IZAN-RG, cuya oferta electoral analizamos a continuación.
Izquierda Anticapitalista concurre a estas elecciones europeas en coalición con Revolta Global. Se trata de una formación trotskista, revolucionaria, anticapitalista, internacionalista y feminista, y no necesariamente por ese orden, añado yo. Sus recetas para acabar con la crisis se basan en eso que Zapatero viene diciendo desde el último Debate sobre el Estado de la Nación: el cambio de modelo productivo. La diferencia entre los socialistas, unos progres aburguesados, e IZAN-RG es que este partido pretende cambiar no sólo el modelo productivo, sino las relaciones sociales y económicas, y además en plan bestia, al contrario que el maricomplejines de ZP, incapaz de ver que para que la felicidad llegue a todos los corazones es preciso acabar con el capitalismo de forma fulminante.
Las principales propuestas de IZAN-RG son tan sencillas que cuesta creer que Zapatero no las haya entendido, y tan lógicas que resulta asombroso que nadie en el PSOE haya advertido al resto de la pandilla de que están dejando escapar la solución definitiva a los problemas económicos, hazaña que permitiría a ZP seguir en el gobierno un par de décadas más.
El núcleo duro de la oferta electoral de esta formación lo constituyen dos medidas esenciales, sobre las cuales gira todo su programa: expropiar todas las empresas de producción de energía para acabar con el cambio climático (sic) y prohibir el despido por ley (resic). En efecto, las empresas que producen energía a base de combustibles fósiles han de ser expropiadas por el estado como primer paso para acabar con ellas: en cuanto caigan en manos de un kolectivo de funcionarios, la quiebra absoluta sólo sería cuestión de tiempo. La electricidad sería sólo un lujo para multimillonarios, pero, a cambio, el planeta sería mucho más sostenible.
En cuanto al paro, ¿cómo no se le ha ocurrido a ningún político una solución tan sencilla para acabar con este drama? ¡Pues claro! Si la causa del desempleo es que las empresas despiden a los trabajadores, en cuanto el gobierno promulgue un real decreto que prohíba cualquier clase de despido se acaba el problema. Hombre, es cierto que el noventa y nueve coma nueve por ciento de las empresas del país quedarían en las ruinas al cabo de unos meses, pero para eso está el estado. Bastará con ir expropiándolas según vayan declarándose en quiebra y convirtiendo a los trabajadores en funcionarios. Es el modelo venezolano de inspiración cubana, y nadie, salvo el fascio ultraliberal, puede decir que en aquellos dos países no reina la prosperidad, más allá de algunas situaciones puntuales de desabastecimiento de productos de primera necesidad. Pero ya se sabe que nadie es perfecto. Ni siquiera Fidel.
La próxima semana cerraremos este breve análisis de las agrupaciones políticas más bizarras que concurren a las elecciones europeas. Igual hasta acabamos hablando del PP.
En esencia, este partido tiene como principal objetivo la "liberación animal", para lo cual exige acabar con las corridas de toros, la caza, los circos con animales, las peleterías, la experimentación científica con bichos, los zoológicos y las granjas industriales. Sobre la pesca no se pronuncia, bien porque considera a los peces simples seres vivos sin derechos (Doctrina Aído), bien porque sus responsables se ponen hasta las trancas de pescaíto frito cuando no los ve nadie, que también podría ser, dada su aversión a la carne. Porque el Pacma, amigos, es vegano, que no es el gentilicio de los habitantes de la estrella Vega, sino la denominación de quienes rechazan cualquier forma de explotación animal y se limitan a consumir vegetales. ¿Acaso un hermosa berenjena no es un ser vivo? Tal vez lo sea (Bibiana aún no se ha pronunciado), pero como las hortalizas no se quejan cuando las cortas en rodajas, el partido no las ha hecho (aún) objeto de su protección.
Sobre la pérdida de cientos de miles de empleos, los del Pacma –que lo mismo llegan algún día a mandar en Europa, dado lo sugestivo de su propuesta y el escasísimo interés que la gente demuestra en estas elecciones– no ofrecen un análisis riguroso en su programa, lo que demuestra la firmeza de sus convicciones, a las que supeditan cualquier asunto tangencial, como la crisis económica que azota el planeta. En todo caso, ya hay otros partidos que hacen de la lucha contra la recesión su principal objetivo programático, y tampoco es cuestión de pisar el terreno a otras formaciones. Como el partido IZAN-RG, cuya oferta electoral analizamos a continuación.
Izquierda Anticapitalista concurre a estas elecciones europeas en coalición con Revolta Global. Se trata de una formación trotskista, revolucionaria, anticapitalista, internacionalista y feminista, y no necesariamente por ese orden, añado yo. Sus recetas para acabar con la crisis se basan en eso que Zapatero viene diciendo desde el último Debate sobre el Estado de la Nación: el cambio de modelo productivo. La diferencia entre los socialistas, unos progres aburguesados, e IZAN-RG es que este partido pretende cambiar no sólo el modelo productivo, sino las relaciones sociales y económicas, y además en plan bestia, al contrario que el maricomplejines de ZP, incapaz de ver que para que la felicidad llegue a todos los corazones es preciso acabar con el capitalismo de forma fulminante.
Las principales propuestas de IZAN-RG son tan sencillas que cuesta creer que Zapatero no las haya entendido, y tan lógicas que resulta asombroso que nadie en el PSOE haya advertido al resto de la pandilla de que están dejando escapar la solución definitiva a los problemas económicos, hazaña que permitiría a ZP seguir en el gobierno un par de décadas más.
El núcleo duro de la oferta electoral de esta formación lo constituyen dos medidas esenciales, sobre las cuales gira todo su programa: expropiar todas las empresas de producción de energía para acabar con el cambio climático (sic) y prohibir el despido por ley (resic). En efecto, las empresas que producen energía a base de combustibles fósiles han de ser expropiadas por el estado como primer paso para acabar con ellas: en cuanto caigan en manos de un kolectivo de funcionarios, la quiebra absoluta sólo sería cuestión de tiempo. La electricidad sería sólo un lujo para multimillonarios, pero, a cambio, el planeta sería mucho más sostenible.
En cuanto al paro, ¿cómo no se le ha ocurrido a ningún político una solución tan sencilla para acabar con este drama? ¡Pues claro! Si la causa del desempleo es que las empresas despiden a los trabajadores, en cuanto el gobierno promulgue un real decreto que prohíba cualquier clase de despido se acaba el problema. Hombre, es cierto que el noventa y nueve coma nueve por ciento de las empresas del país quedarían en las ruinas al cabo de unos meses, pero para eso está el estado. Bastará con ir expropiándolas según vayan declarándose en quiebra y convirtiendo a los trabajadores en funcionarios. Es el modelo venezolano de inspiración cubana, y nadie, salvo el fascio ultraliberal, puede decir que en aquellos dos países no reina la prosperidad, más allá de algunas situaciones puntuales de desabastecimiento de productos de primera necesidad. Pero ya se sabe que nadie es perfecto. Ni siquiera Fidel.
La próxima semana cerraremos este breve análisis de las agrupaciones políticas más bizarras que concurren a las elecciones europeas. Igual hasta acabamos hablando del PP.