Escapadas de leyenda

Uno de los periodos más fecundos de nuestro pasado, del que han surgido multitud de historias más o menos legendarias, fue el de la Edad Media. Setecientos años de vida en común entre diferentes culturas –cristianos, musulmanes y judíos– da para muchos sucedidos que, convenientemente tamizados por el discurrir del tiempo y el boca a boca, se han convertido en leyendas. Amores imposibles, batallas, venganzas... La verdad es que pasaron muchas cosas en esos tiempos.

 

En algunas localidades las leyendas siguen en la memoria de sus gentes. Hechos y situaciones que han acompañado a la “verdadera” historia que hay en los libros. Las leyendas suelen estar ligadas a localidades pequeñas, y muchas veces han llegado a ser sus señas de identidad. Es el caso, por ejemplo, de San Esteban de Gormaz, en la provincia de Soria, plaza importante durante la ocupación musulmana por ser tierra de frontera.

 

Cuenta la leyenda que fue San Esteban de Gormaz el lugar donde recibieron cuidados las hijas del Cid tras la llamada “afrenta de Corpes”, el terrible ultraje a que fueron sometidas por sus maridos. Sea como fuere, lo cierto es que sus gentes muy hospitalarias. No te sientes un turista, sino parte del pueblo.

 

En Arenas de San Pedro también hay cuentos que, después de siglos, siguen en boca de los lugareños. Pasear por este pueblo de Ávila es adentrarse en tiempos pasados. Dan fe de ello el Palacio del Infante don Luis de Borbón y el Castillo de la Triste Condesa, que data del siglo XV.

 

Se cuenta que, al llegar la noche, la Triste Condesa sale de su residencia en busca del amor perdido. Doña Juana de Pimentel vaga por las calles sola y triste. Todavía no pierde la esperanza. Don Álvaro de Luna fue decapitado, pero ella se niega a aceptar su marcha. Todos los días, conforme llega la mañana, Juana de Pimentel regresa a su castillo. Su llanto se escucha en los rincones.

 

Castilla-La Mancha también alberga localidades que guardan su pequeña historia legendaria. Una de ellas es Mota del Cuervo, que cuenta en su escudo con un castillo y, precisamente, un cuervo. Vale la pena pasarse por allí, tanto por el entorno natural como por lo que nos interesa en este artículo, la leyenda. En este caso se trata de la relación imposible entre el moro Alí y una joven dama cristiana.

 

El padre de la joven quiso impedir el romance encerrándola, a pan y agua, en una habitación de un castillo en la que sólo había una pequeña ventana. Todos pensaban que pronto moriría, pero no sucedió así: un cuervo se encargaba de llevarle alimentos frescos todos los días.

 

Pasado cierto tiempo sus hermanos la liberaron, pero la muchacha perdió la vida en un combate, al ser alcanzada por una flecha. Alí también resultó herido de muerte, y acabó sus días junto a su amada.

 

No es menos duro el hecho que sucedió en Simancas (Valladolid), otra localidad de parada obligatoria para conocer un poco más sobre nuestra historia. El Duero discurre próximo al castillo, construido en el siglo XV por el almirante de Castilla don Fabrique Enríquez.

 

Como muestra de superioridad sobre el enemigo, dicha edificación se estableció sobre muros musulmanes. Es una infraestructura maravillosa, digna de ver y admirar. Se encuentra en muy buen estado. Por orden de Felipe II fue reformada para acoger el Archivo General del Reino. Más tarde se convirtió en prisión.

 

En este caso, la leyenda tal vez dé nombre a la ciudad: el califa de Córdoba se enamoró nada menos que de siete jóvenes doncellas, y a éstas, para ser rechazadas, no se les ocurrió otra que cortarse una mano. Una historia escalofriante.

 

Impactantes, mágicos, terribles y dolorosos. Así son algunos de los cuentos repasados en estas líneas. ¿Realidad o ficción? No importa mucho. Simplemente son una excusa para descubrir bellos parajes y, de paso, conocer un poco más la historia de España.