Es una de las figuras míticas que anidan en el fondo de la memoria. La imagen del vaquero solitario que recorre los anchos desiertos o se interna en las soledades de las Montañas Rocosas en busca de su destino forma parte de nuestro imaginario colectivo, de nuestra épica forjada a base de sesiones dobles en los cines de barrio o en las novelas baratas de Zane Grey y Marcial Lafuente Estefanía.
Para revivir su historia hay que emprender el viaje hacia el Lejano Oeste. Un buen lugar para iniciarlo puede ser Phoenix, Arizona, donde se dan cita la modernidad y el modo de vida de los indios americanos.
Phoenix es una de las diez ciudades más pobladas de Estados Unidos, y una de las más grandes. Los barrios se extienden a lo largo de millas y millas, y acaban desembocando en ciudades satélites del Valle del Sol como Scottsdale, Tempe o Mesa. Aquí, donde todo es a lo grande, se encuentra el mayor aparcamiento urbano del mundo –concretamente, en South Mountains–. Aquí, no obstante, el horizonte tiene siempre el perfil de una montaña: White Tank, Camelback, Mazatzal Peak... El más famoso es Superstitions.
A 160 kilómetros de Phoenix está Tucson. El desierto que se contempla en el trayecto nos resulta familiar, de tanta película de indios y vaqueros como hemos visto. En Tucson se da una mezcla de distintas influencias: española, mexicana e inglesa. La indígena está, sobre todo, en los museos. Los edificios de interés tienen nombres como La Casa Córdova, Romero, El Presidio o El Tiradito.
En las afueras nos esperan los Old Tucson Studios. Aquí se han rodado decenas de películas de cowboys y pieles rojas, y series como Bonanza y La casa de la pradera. Pero el aliento del Lejano Oeste se percibe mucho mejor en el Parque Nacional de Saguaro. Los saguaros son los inmensos cactus del desierto, que en muchas ocasiones llegan a alcanzar más de 15 metros de altura.
Al sur de Tucson se extiende el llamado País de Cochise, en honor del jefe de los apaches chiricahua, uno de esos personajes históricos que el Séptimo Arte ha hecho suyos. Tombstone, que está en medio de la Ruta de Cochise, es famoso por el muy cinematográfico duelo en OK Corral, que enfrentó los hermanos Earp y Doc Holliday con los Clanton. Todavía se conserva el corral, donde unas figuras de tamaño natural se encargan de recordarnos el episodio.
Dejamos Arizona para adentrarnos en Nuevo México, donde conoceremos lugares míticos como las Montañas Rocosas o el río Grande. Nuevo México es el Estado con mayor población indígena, que se encuentra dispersa en reservas. Y nos sentimos como en casa al conocer que el 42 % de la población es por hispana. ¡Como en casa! Tacos y burritos de verdad, con música del Flaco Jiménez en los coches. Tex-Mex en estado puro.
Siguiendo el curso del río Grande se llega a Alburquerque; luego continuamos hasta Santa Fe, donde el desierto se encuentra con las Rocosas. Esta ciudad es una mezcla de arquitectura tradicional de adobe y luces brillantes, de galerías de arte –en las que se vende el arte más caro– e indios que ofrecen su artesanía de plata y turquesa sobre una manta al cobijo de unos soportales.
Es, también, una de las mecas de los adeptos a la New Age y de muchos famosos de Hollywood. Georgia O'Keefe es uno de los artistas que mejor han sabido plasmar en tela este mundo de luz, tierra e historia; y de paso lo promociona como destino de pintores y literatos.
Continuamos nuestro camino hasta Taos Pueblo, donde dejamos de percibir el aire hispano para descubrir la ciudad más india de todas las visitadas hasta ahora. Su estructura urbana es bien curiosa.
Regresamos a Arizona con el objetivo de acercarnos al Gran Cañón. Es indescriptible: hay que venir a verlo. Algo parecido ocurre con Las Vegas, ya en el Estado de Nevada; hacemos una entrada a lo grande, recorriendo de noche sus avenidas iluminadas por millones de neones. Está claro que es una de las ciudades más excéntricas y divertidas del planeta: enormes casinos, limusinas recorriendo todas las calles... El dinero rebosa por todas partes. Qué mejor manera de hacer un alto en nuestro viaje que jugando a las cartas y apostando, al igual que hacían los vaqueros del viejo Oeste.
Y finalmente, la costa. Tras conocer todo el lujo de una ciudad emblemática nos dirigimos a San Francisco, otra urbe que también tiene mucho que ofrecernos: grandes playas, buen clima y una sensación liberal en todos y cada uno de sus rincones. Además, podemos seguir la pista de decenas de películas rodadas en sus calles o en sus alrededores, desde Vértigo hasta Instinto básico, pasando por las aventuras de Harry el Sucio. Otro mundo mítico forjado en las pantallas del cine.
Dónde dormir
– Tanque Verde Guest Ranch. 14301 East Speedway, Tucson, Arizona. Teléfono: 520 296 62 75. Un lugar muy especial, al que acuden cada año más de 40.000 amantes de los caballos a montar.
– Hyatt Regency Alburquerque. 330 Tijeras, Alburquerque, Nuevo México.
– Hyatt Regency San Francisco. 5 Embarcadero Center.
– Caesar's Palace. Las Vegas Boulevard. Teléfono: 731 7110. Resulta divertido y sorprendente, aunque sólo sea por el grado de suntuosidad.
Dónde comer
– A & W Hot Dogs & More. 9878 North Metro Parkway East, Phoenix (Arizona). Teléfono: 00 1 997 8837. Un sitio perfecto para probar los perritos calientes y la comida mexicana.
– Restaurante Bar Tommy Toy´s. 655 Montgomery St. Teléfono: 3974888. San Francisco. Cocina china sofisticada.
Ofertas
– NL Viajes. Teléfono: 91 357 28 12.