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VOLVER A HONG KONG

El poder de la tradición

Aparentemente, todo sigue igual aquí. Situado al sudeste de Cantón (provincia china de Guangdong), este enclave está formado por la isla de Hong Kong, la península de Kowloon y los Nuevos Territorios, así como por islas menores como Lamma y Lantau. En total, unos 1.000 kilómetros cuadrados con más de 8 millones de habitantes.

Aparentemente, todo sigue igual aquí. Situado al sudeste de Cantón (provincia china de Guangdong), este enclave está formado por la isla de Hong Kong, la península de Kowloon y los Nuevos Territorios, así como por islas menores como Lamma y Lantau. En total, unos 1.000 kilómetros cuadrados con más de 8 millones de habitantes.
Kowloon. Torre del Reloj.
Corría el 1839 cuando Londres estableció un pequeño asentamiento en el país. Su intención era probar que la actividad comercial serviría de impulso para la sociedad local. Los británicos estaban en lo cierto. Hasta el punto de que, en la II Guerra Mundial, la nueva metrópoli del Pacífico fue muy disputada. China llegó a invadir la isla, pero el Reino Unido consiguió recuperarla en 1945.
 
En 1997 Hong Kong volvió a manos chinas, luego de que venciera el contrato de arrendamiento suscrito con los británicos. Todo se llevó a cabo de mutuo acuerdo, con tanta delicadeza que resultaba preocupante. Los ricos lograron un pasaporte canadiense, británico o singapureño; los pobres mantuvieron su ritmo de vida. La vida de Hong Kong ha estado marcada por el éxodo desde otras partes de China, la acogida de refugiados vietnamitas y la tensión entre el comunismo chino y el capitalismo británico.
 
Para el visitante occidental, el paso a la soberanía china no ha ejercido cambios significativos en el aspecto externo, aunque sí a otros niveles, difíciles de percibir para el turista. La prosperidad del comercio es la auténtica bandera de Hong Kong, que vive y crece gracias a él. HK sigue siendo la meca del intercambio, apoyado por el gran boom del desarrollismo chino. Además, la demanda de terrenos y el aumento de los negocios que han establecido aquí su sede han creado una ciudad de planta vertical, un campo de experimentación arquitectónica.
 
Kowloon.La fusión de la cultura occidental con el mundo oriental más tradicional crea un escenario donde lo moderno y lo antiguo conviven. Las casitas de bambú y las casas flotantes de los pescadores se encuentran junto a las lujosas tiendas de las firmas internacionales y los modernos rascacielos. Todo esto sólo puede entenderse si se comprende el tranquilo espíritu chino, que afronta los cambios siempre con "ese extraño" espíritu sereno, marcado por una sonrisa que se hace más amplia cuando nos venden algo.
 
Hong Kong es un destino apetecible en cualquier época del año. Todos recomiendan visitar Victoria Peak, la principal atracción turística, un paraje de una belleza fuera de lo común. Es el lugar desde el que se pueden disfrutar las mejores vistas del puerto y la ciudad. El mejor medio para llegar sigue siendo el funicular, que funciona desde 1888. La pendiente, de 396 metros, no es apta para quienes sufren de vértigo.
 
Los edificios de la ciudad parecen avalanzarse sobre unos habitantes que huyen por las calles en bicicleta o automóvil, o andando deprisa. Arquitectos prestigiosos han dejado aquí obras inolvidables, que sirven de sede a grandes bancos o compañías multinacionales.
 
Uno de los rascacielos del Bond Centre.Empujadas por la necesidad de espacio, las grandes empresas han querido formar parte de la filosofía vertical de Hong Kong. Muchas de ellas han construido sus edificios como auténticos exponentes de su grandeza. Resulta impresionante el edificio del Banco de Hong Kong y Shanghai, en One Queen's Road: ha inaugurado un nuevo concepto de arquitectura en la ciudad y ha servido como punto de referencia para posteriores proyectos. La estructura de puentes, que unen los diferentes módulos del edificio, deja un espacio que permite la iluminación de la plaza interior y protagoniza una estampa difícil de olvidar.
 
Los arquitectos chinos también se han hecho un hueco. La Torre del Banco de China fue construida por Im Pei; se trata de un edificio con cuatro estructuras de cristal en forma triangular que quieren evocar la hoja de bambú, símbolo chino de la prosperidad. Gordon Wu, por su parte, llevó a cabo la obra del Hopewell Centre, en Wan Chai: este edificio, de 66 plantas, tiene forma circular y está coronado por un restaurante y una piscina. Hasta hace poco era el más alto del Sudeste Asiático.
 
En el barrio de Almiralty se encuentra otro edificio impactante: el Lippo Centre. Concebido para alojar las sedes de diversas compañías, cuenta con un diseño excepcional y una concepción innovadora.
 
En el este de la ciudad se encuentra Kennedy Town, un barrio de marcada tradición china donde la concepción oriental está presente en cada esquina y las tiendas de pescado y medicina china se agolpan unos contra otros. Un espectáculo poco habitual pero lleno de un encanto.
 
 
Dónde dormir
Hotel Península. Salisbury Road, Kowloon. Teléfono: 00 852 29 20 28 88. Una verdadera institución del Sudeste Asiático. No hay que perderse el restaurante diseñado por Philipe Stark, en la última planta.
Grand Hyatt. Teléfono: 852 2588 1234.
 
Dónde comer
– Aunque se puede disfrutar de cualquier tipo de cocina internacional, se recomienda elegir los restaurantes chinos, los mejores del mundo. El más antiguo (1933) es el Luk Yu Tea (24-26 Stanley Street; teléfono: 00 852 25 23 54 64), que sirve los mejores dim sum.
– Otra opción son los restaurantes flotantes de Aberdeen, a los que se llega en lancha, con suculentos mariscos y cocina china, generalmente cantonesa.
– Si nos lo podemos permitir, el One Harbour Road, del Grand Hyatt. Después de estar aquí nos costará volver al chino del barrio.
 
Mas información
– Oficina de Turismo de Hong Kong . Teléfono: 93 414 17 94.
www.discoverhongkong.com
www.thekowloonhotel.com
www.hk-hotel.com
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