Indignados. Universitarios y otros seres humanos con poca pasta y el tiempo libre necesario para asistir a las asambleas interminables de los acampados y sus algaradas callejeras, estas últimas convocadas mayormente contra los órganos políticos gobernados por el PP.
Fascista. Todo el que no está a favor de los indignados. En lavapiesano, farcista; en batasuno, faxista.
Derecho a la vivienda. Derecho a una vivienda gratis. O, en el peor de los casos, poniendo el interesado una pequeña parte de su propio sueldo, en caso de que el interesado de marras tenga por costumbre trabajar a cambio de uno.
Sistema. La sociedad, sus instituciones rectoras, el sistema de libre mercado, los empresarios y los medios de comunicación, a excepción de Público y La Sexta.
Opresión. Lo que el sistema receta al indignado. El sistema le oprime porque no le permite vivir sin pegar golpe en un estado de eterna adolescencia, que es a lo que aspira cualquier persona con un mínimo compromiso ético.
Igualdad. Situación en que el indignado tiene más dinero que los demás.
Desigualdad. Situación en que los demás tienen más dinero que el indignado.
Capitalismo. Diabólico ordenamiento económico en virtud del cual los que más trabajan o mejor emplean su talento más dinero tienen, grave injusticia que conviene desmontar cuanto antes. El progresismo indignado busca precisamente acabar con esa lacra utilizando el maravilloso mecanismo de la redistribución de la riqueza.
Redistribución. Herramienta de justicia social que permite al gobierno dar al ocioso una parte de la riqueza que produce el que no lo es. Después del fuego (para encender los canutos, si no de qué), es el invento más valioso para el indignado.
Banquero. Señor con sombrero de copa que con su mano llena de anillos de oro abofetea al pobre que no ha podido pagar el préstamo que pidió para hacerse con una vivienda cuyo valor estaba diez veces por encima de lo que se podía permitir; vivienda, por supuesto, amueblada, con el coche nuevo en el garaje y las vacaciones en la Riviera Maya para celebrarlo.
Empresario. Señor semejante al banquero, pero con menos anillos de oro en los dedos. En lugar de enriquecerse con la usura, lo hace explotando al obrero en interminables jornadas laborales –¡a veces llegan a las ocho horas!–, y no para repartir los beneficios a partes iguales, sino a cambio de un salario, que ya hay que ser cruel.
Democracia. Sistema que sólo rige cuando se hace lo que dicen los colectivos de indignados.
Asamblea. Expresión máxima de la genuina democracia. En una asamblea se escucha al que más vocifera y a continuación se vota, por supuesto a mano alzada, para que todos puedan identificar a los traidores que se oponen a los avances propuestos por los líderes del grupo.
Perro. Mamífero doméstico de la familia de los cánidos.
Flauta. Instrumento musical de viento en forma de tubo con agujeros circulares.
Perroflauta. Indignado, concienciado, rebelde con causa, la esperanza de la humanidad de que otro mundo es posible. A veces se lava.
Pacto del euro. Es, para los indignados, como los agujeros negros para los especialistas en física cuántica: intuyen que existe, pero ninguno sabe de qué va la cosa.
Mercados. Mecanismo utilizado por el gran capital y la judería internacional para hacer que cada uno gane dinero en función de sus merecimientos. Los indignados lo combaten por amor a la Igualdad.
Tipos de interés. El Che Guevara, Garzón, incluso ZP antes de llegar al poder.