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CRÓNICA NEGRA

Curas que pecan y curas que curan

A los que estamos metidos en tareas de seguridad no nos gusta hablar de policías corruptos, sino de delincuentes con placa. En la Guardia Civil, quien comete un delito es expulsado inmediatamente del cuerpo. Y para todos los demás, sean de la profesión que sean, están los tribunales de justicia. Cualquier ser humano, independientemente de su sexo, raza, color, nacionalidad y formación, puede cometer un delito en determinadas circunstancias.


	A los que estamos metidos en tareas de seguridad no nos gusta hablar de policías corruptos, sino de delincuentes con placa. En la Guardia Civil, quien comete un delito es expulsado inmediatamente del cuerpo. Y para todos los demás, sean de la profesión que sean, están los tribunales de justicia. Cualquier ser humano, independientemente de su sexo, raza, color, nacionalidad y formación, puede cometer un delito en determinadas circunstancias.

Hubo un tiempo en el que los reportajes periodísticos de mayor éxito tenían siempre algo que ver con la primera mujer que hacía algo: la primera conductora de camión, la primera marisquera, la primera minera, la primera agente municipal... El otro día nombraron jefe de bomberos de Madrid a una mujer y la cosa pasó inadvertida; es decir, pusieron en el cargo a una persona inteligente y capaz, con experiencia, válida, pero su sexo no llamó especialmente la atención.

En España hay, según la ONG Save the Children, al menos 35.000 españoles que practican el turismo sexual en lugares donde se prostituyen niños. Los cuerpos policiales descubren cada dos por tres personas que almacenan en sus ordenadores pornografía infantil. El mero hecho de la tenencia de fotos con menores en posturas obscenas puede ser un delito. Sirva esto de aviso a navegantes.

Y por fin llegamos a que acaba de ser detenido un párroco de pueblo por tener en la memoria de su ordenador miles de fotos porno protagonizadas por niños. En concreto, veintiún mil archivos con contenido pornográfico y pedófilo.

Quienes almacenan fotos de niños, lujuriosas y extremas, suelen ser trastornados sexuales, incapaces de mantener una relación normal. En el caso de un sacerdote, la cosa es todavía más grave, por aquello del voto de castidad. Pero aquí estamos ante una suerte de modalidad de delincuente con placa.

El cura tiene licencia para inspeccionar nuestra intimidad hasta el punto de que, para algunos católicos, no hay nada más caliente que el secreto de confesión. En el confesionario se han confesado crímenes de sangre, incestos, rapiñas sexuales, robos a la comunidad, traiciones a la patria y todo lo que pueda imaginarse.

Nuestro cura de pueblo, quizá soberbio, quizá voluptuoso, fue detenido sin que los feligreses pudieran ignorarlo, pues hablamos de un pequeño pueblo (de Castellón). Estos curas de pueblo a mí me recuerdan a don Camilo, que metía la fe a puñetazos al alcalde comunista, don Peppone. Pues resulta que en este lugar hubo un doncamilo que gustaba del vino con profusión, y el anterior fue sorprendido en plena falta de sustracción: le gustaban los lujos y se había hecho amigo de lo ajeno. Hay curas etílicos y alcaldes mefíticos; hay periodistas ladrones y políticos virtuosos, aunque en este momento no seamos capaces de dar nombres.

Debajo de la sotana alientan las pasiones, pero pongamos las cosas en su sitio. Hay curas morbosos que son la peste y curas penicilina que sanan enfermedades. Y curas que ponen a los chicos en un campo de fútbol, o les recogen de la calle y les explican para qué sirven los órganos del cuerpo, incluidos los sexuales; que les ayudan a convivir y a entender la vida. Y curas sobones y aprovechados que pretenden relaciones esporádicas en un pispás porque, como hombres, son frágiles pecadores. La diócesis de Segorbe-Castellón debe pedir disculpas al rebaño y ofrecer protección jurídica al imputado, pero sobre todo animar a los curas fajadores, limpios y dedicados, que tanto bien reparten entre los confundidos y angustiados.

El sacerdote pederasta –como el escritor, el militar, el tutor, el profesor pederasta– tendrá que responder ante el juez. Ha de quedar atrás lo de magnificar un delito porque el delincuente sea un cura, sobrer todo si es de derechas. Basta de comecuras. Cuando se trata de una mujer pederasta, ¿también se divulga a bombo y platillo? ¿O sólo se trata de desprestigiar a la religión católica? Miren, empiecen por dar los datos de la inmensa hazaña de la iglesia católica en el mundo libre. Ese sí que es un proceso a gran escala y de alcance internacional. Y luego no importa que detallen uno por uno todos sus pecados. Pero no hagan trampas.

Antiguos, que son ustedes unos antiguos.

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