Cuentan en Martinica que una hechicera predijo a la pequeña Marie-Josèphe-Rose que algún día sería "más que una reina". Con el tiempo aquella niña se convirtió en la emperatriz Josefina, esposa de Napoleón, con una historia tan prestigiosa como trágica. Ahora su propiedad es conocida como la Pequeña Guinea, y su Museo de la Pagerie es uno de los principales reclamos para los que van a visitar esta isla. La escultura de Josefina no sé si refleja "el alma" de la emperatriz, pero no es extraño que el "pequeño gran hombre" fuera seducido por ese cuello, tan altivo como insinuante…
Para los franceses, las Antillas son la parte elegante de sus territorios de Ultramar.
Buen clima, nacionalismo adormilado y todos los privilegios de un territorio que cumple un papel de vigía para el Gobierno francés. Aparentemente, el paraíso
de folleto, con la palmera y playa de rigor.
Pero estos territorios han tenido que pasar por diversas penurias a lo largo de la historia antes de alcanzar tan idílica situación. Los primeros habitantes eran nativos que se servían para subsistir de su gran habilidad en la pesca. Sin embargo, el colonialismo hizo acto de presencia, y con él llegó la esclavitud. Por aquí pasaron franceses, holandeses e ingleses, algo que se nota en la arquitectura. Mestizaje de verdad, con todos los problemas de una sociedad americana que quiere ir de compras a Nueva York pero hablar francés, porque quiere estudiar en París.
Hay algo morboso en aquella época de saqueos e historias de piratas, que tan comentadas son por estos mares. A sus habitantes no les quedaba otra solución que robar para subsistir, hasta que se fomentaron los cultivos de cacao y café. Consiguieron con ello algo de riqueza, que por culpa de la competencia mundial se acabaría perdiendo. Hoy por hoy sus habitantes deben mucho al turismo, no en vano es una de sus principales fuentes de riqueza.
No es un sitio barato, pero los turistas van a encontrar aquí un mundo casi perfecto: la temperatura siempre está en torno a los 20 o 30 grados, los extranjeros son muy bien tratados y hay varios parajes paradisíacos y relajantes que sirven maravillosamente como punto de fuga del estrés habitual del mundo occidental.
De cara a una posible visita, las dos islas más conocidas son Guadalupe y Martinica. Son sitios realmente bonitos. Miremos al punto que miremos, estaremos divisando una imagen que podía ser perfecta para una postal.
Guadalupe. está dividida en dos por culpa de un río, el Salée. Hay, por tanto, dos zonas: la Grande Terre y la Basse Terre. En la primera predominan las plantaciones de azúcar. Su capital es Pointe-a-Pitre, cuyo mercado (en la Plaza Victoria) le aporta mucha vida. Aquí los pescadores venden las piezas desde sus propias barcas. Muchos acuden por la impresionante riqueza natural. La mayor concentración de vegetación se da en el Parque Nacional, que tiene 17.300 hectáreas de bosques tropicales. Nos quedamos boquiabiertos ante tanta zona verde, ya que no estamos acostumbrados a ver "pulmones" como éste.
En total hay 300 especies de árboles diferentes. Reseñaremos también que estamos en zona volcánica, con altitudes como el volcán Soufrière; y, como contrapunto, las numerosas cascadas, muy recomendables para recorrer con guía y a modo de excursión. Una aventura que no será fácil olvidar.
Y eso que todavía no hemos hablado del mar, donde las actividades como el submarinismo tienen premio. Los fondos de estas aguas son espectaculares, con especies diferentes a las que estamos acostumbrados a ver. El colorido lo aportan los famosos corales. Existe la posibilidad de sumergirse en submarinos de cristal, para apreciar con mayor tranquilidad todos los secretos de las profundidades.
A Martinica se le conoce como la Isla de las Flores, por su belleza y colorido. Aquí también hay muchas instantáneas que se podrían aprovechar para una postal. Parada obligatoria en es el Parque de la Savane, o la catedral de San Luis. Aunque lo que más llama la atención es la belleza de sus playas, ideales para la práctica de los deportes acuáticos.
Muchos de los occidentales con los que topamos son amantes del surf. Entre las playas, la que mejor sensación nos causó fue la de Les Salines, repleta de cocos, aunque todos los arenales tienen su encanto.
Las autoridades han tenido claro que aquí el turismo debe mirar hacia la calidad y el lujo, y para eso siempre debemos "escapar" hacia St. Barth, una zona de máximo nivel a la que se puede llegar con pequeñas avionetas; aunque lo más "in" es hacerlo en uno de los grandes catamaranes que atracan en la bahía de St. John o en los muelles de Gustavia.
En algunos sitios todavía se acuerdan de Ramón Mendonza, ex presidente del Real Madrid, y de su fantástico barco. Decoración moderna, paz y tranquilidad son algunas de sus características. Aquí pasan sus vacaciones familias tan famosas y adineradas como los Rockefeller. Los hoteles son de alta calidad, y la gente sabe que el turismo es muy importante. Al visitante se le cuida, y no es difícil sentirse cómodo.
Si todavía nos queda algún día, St. Martin merece una visita. Un pequeño islote con una frontera entre Francia y Holanda, algo tan anacrónico que merece mantenerse.
No se bien por qué, pero en el Caribe las cosas perviven, aunque no tengan una razón muy clara; a veces ni oscura…
Hoteles
– Eden Rock Hotel. St. Barthelemy. Teléfono: 05 90 29 79 99. Un lugar estupendo para realizar esa escapada soñada. Oferta de 5 noches para dos personas desde 2.050 euros.
– Hotel La Bateliere. 20 Rue des Alizés. Schoelcher (Martinica). Teléfono: 05 96 61 49 49.
– Auberge La Bougainvillée. Angle Des Rues Frebault et Delgres. Guadalupe. Teléfono: 05 90 90 14 14.
Restaurantes
– Au Port Restaurant. Gustavia. St. Barth. Teléfono : 05 90 27 62 36. Uno de los restaurantes más antiguos de St. Barth. Ambiente y comida excelente. Junto a la bahía.
– Restaurant L’Albatros. Bas du Fort. Gosier. Guadalupe. Teléfono: 05 90 90 84 16. Coqueto, con una terraza espectacular con vistas al mar. Ideal para pasar una velada romántica.
Más información
– Oficina de Turismo de Francia. Plaza de España, 18. Torre de Madrid, planta 8. Madrid. Teléfono: 91 548 97 41.
– www.antilles-info-tourisme.com.