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CHUECADILLY CIRCUS

Cargaditos de regalos

Tras recibir una riada de cartas, escritas por mis corresponsales con una mano en el teclado y la otra en el pañuelo de enjugarse las lágrimas, he decidido dejar mi cuento de Reyes para mejor ocasión. Es una historia muy bonita, de un padre abnegado –ellos también cuentan– que se tiró tres meses almorzando bocatas de tortilla para comprarle a su hija un frasquito de Chanel nº 5. Al final, a él le operan de úlcera de estómago y la niña, gracias a los efluvios zoológicos y a un puntito de golfería, se convierte en la estrella de la barra americana del barrio. Moraleja: echar confites a un cochino es desatino.

Tras recibir una riada de cartas, escritas por mis corresponsales con una mano en el teclado y la otra en el pañuelo de enjugarse las lágrimas, he decidido dejar mi cuento de Reyes para mejor ocasión. Es una historia muy bonita, de un padre abnegado –ellos también cuentan– que se tiró tres meses almorzando bocatas de tortilla para comprarle a su hija un frasquito de Chanel nº 5. Al final, a él le operan de úlcera de estómago y la niña, gracias a los efluvios zoológicos y a un puntito de golfería, se convierte en la estrella de la barra americana del barrio. Moraleja: echar confites a un cochino es desatino.
Marilyn Monroe, dándole al Chanel nº 5.
Ando estos días un poco excitado y susceptible debido a la sobredosis de pelis tremendas que me he metido en Navidad: Soy Leyenda, del ex príncipe de Bell Air Will Smith, la mexicana 28 días después y su secuela, 28 semanas después. La de Smith comienza con una inglesa muy pija interpretada por Emma Thompson que descubre una cura para el cáncer que resulta más letal que el matarratas. En 28 los culpables son los ecoterroristas, que la arman por culpa de su amor desmedido a los animales. También he visto Reino de fuego, la de los dragones que asolan el planeta, y la serie completa de La guerra de las galaxias. En fin, que tras tanto desastre y desolación estoy perfectamente pertrechado para afrontar con gracia y donaire la cuesta de enero, más empinada que la subida a l'Alpe d'Huez y más dura que la escalada a los Lagos de Enol. Quién fuera ciclista, como Mariano.
 
Por si no bastaran las imágenes funestas y la última colección de chaquetas de cuadros de Pepe Blanco –como decía Oscar Wilde, "nunca vi tanto dispendio para tan poco resultado"–, mi amigo el pintor Eduardo Alvarado nos obsequia a mí y a mis lectores con su visión de lo que será el año 2008. Francamente, pido a Dios que no tenga razón. Ya saben ustedes cómo son estos pesimistas simpáticos à la Albiac: te parten el corazón con sus profecías a base de huesos roídos y rostros macilentos y ellos como si nada, partiéndose a carcajadas. Y no me vengan con eso de "a caballo regalado no le mires el diente": hombre, si no hay otra parte del animal a la que mirar...
 
Para compensar los negros presagios de Eduardo –no les hablo más de él porque luego mi editor dice que me repito–, ahí va el ritmo discotequero que me envía David Dolan desde Jerusalem vía Youtube Holiday Video Card. No sé por qué será, pero mientras lo veo me entran unas ganas tremendas de enfundarme unas mallas y bajar al gimnasio de la esquina a practicar un poco de aeróbic. Todavía están a tiempo de crear su propio vídeo de felicitación. Todo vale, excepto exhibir a los niños o saludar desde la cocina mientras se prepara algún opíparo manjar. Horteradas, las justas.
 
Por su parte, Javier Esta2 me regala una preciosa tea mug que es toda una declaración de principios político-estéticos. Me pregunta si tengo espíritu navideño, le respondo que no mucho y se me olvida recomendarle un libro ideal para estas fechas: Gaspar, Melchor y Baltasar, sin duda el mejor de Michel Tournier. Es la biografía no autorizada de los Reyes Magos, e incluye a un supuesto cuarto monarca. Lo mejor, el párrafo final, casi tan impactante como el del Salambô de Flaubert, otra de las novelas que no pueden faltar en la biblioteca de ninguna curta, que dice Federico habría dicho La Ocaña. Ideal para todos aquellos que, como Terenci Moix, alguna vez soñaron con ser chaperos en Tebas. Por cierto, no olviden participar en el certamen literario del año, más sustancioso que el Planeta y con más glamour que el Nadal.
 
Volviendo a los regalos, el mejor ha sido una camiseta de Mazinger Z de la tienda ¡¡Viva la Pepa!! (Ibiza 60 and other locations throughout town, Madrid). Previendo la que se nos avecina con la subida de precios, los gerentes han sustituido las tallas especiales por la memorabilia pop basada en las series de nuestra infancia. Los nikis cuestan sólo 14 euros, y además no destiñen mucho. Me lo compró mi hermana (su novio, italiano metrosexual y musculoca, me obsequió con un panetone inmenso).
 
Otra que también se acuerda de mis lectores es Nieves Baglietto, quien me envía un precioso poema dedicado a sus 10 hijos:
 
He aquí mis joyas y aderezos (Cornelia)
 
Tengo diez hijos, como diez so... 
¡No digo soles, pues a veces
son nubarrones!
Mas tienen "su impronta"
que sí me empeño, que
no se rompa.
 
Son fruto de un gran amor,
sin más razón.
Les di la vida, también peculio.
¡Pero ellos son mis amores, esto me basta!
 
Rubios, morenos, altos y bajos,
¡todos, eso sí, muy majos!
Ora se van, ora se vuelven,
siempre con ellos, va mi querer.
 
Me han querido,
en su inconsciencia,
me han herido.
 
¡Les amé sin medida,
por tanto celo, les he agobiado!
Entre errores y amores
aprendimos a amarnos.
Les enseñé, me enseñaron,
¡qué bueno que es,
vivir amando!
 
Imposible decir más en menos palabras. Gracias a ella y a los demás por alegrarme la vida con su generosidad y su paciencia.
 
Hablando de poetas, no se pierdan el homenaje al cubano José Mario que se celebrará el día 9 en la Casa de América, en el marco de las jornadas Cuba: Revolución y Homosexualidad, que comprenden también el pase del nuevo montaje del documental Conducta impropia, la mesa redonda "Los que vienen y los que van", charlas sobre los mitos de la revolución a cargo de Zoe Valdés, David Lago y Roger Salas –vadem retro, Duato et principe Cortesse–, la presentación de la obra del mítico francotirador Herman Puig y muchas cosas más. La mejor respuesta cultural a los desmanes de Castro y los suyos.
 
No podía despedirme en esta noche de Pre Reyes sin contarles lo que supongo habrá ocupado su curiosidad y capturado su imaginación en los últimos días: cómo pasé la Nochevieja. Como lo sabía, este año, en vez de tomar las uvas en casa de mamá y luego pasar la noche en vela leyendo alguna novelita sentimental o un ensayo liberal –ya lo sé, Ocaña: hay que ver cómo somos las curtas–, decidí descolgar el teléfono y organizarme un plan nada-que-ver.
 
Cené con Ángel Sánchez, peluquero de estrellas retirado, aunque todavía hace algún trabajito en cine, televisión, galas y fiestas de postín. Menú a base de pescado –pimientos rellenos de atún, merluza de primera...–, y de postre helado y licor de cilantro. Después me fui a una de las casas de José González, excelso diseñador de los mejores vestidos de novia del reino. Allí bailoteamos todos con un ex campeón de boxeo moldavo y con la incomparable Yolanda San Juan, la chica del popular tema "Sexy". Departimos e intercambiamos notas sobre dos de nuestros ídolos, Marilyn Monroe y Alfred Hitchcock, hasta que su manager nos conminó a unirnos a ellos y asistir a otra fiesta, organizada por el club de fans de YSJ.
 
A tiro de piedra de la casa de Espe, una auténtica trash party como las de antes. No había un centímetro cuadrado en aquel piso que no estuviera pidiendo a gritos una buena dosis de amoniaco y lejía. Flirteo con los miembros del grupo Liza y las Minnelli, casi tan guapos, y mucho más interesantes, de hombres que de mujeres. Sus miembros son el actor Jordi Royo, un cruce entre Steven Strange y Marc Almond; Álvaro, aka La Crawford, mezcla de Andy Wharhol y la rubia de The Human League, y Alfonso, que va en plan hetero. Mientras tanto, el moldavo se enrolla con una groupie y mis amigos, en un ataque de espíritu pequeñoburgués, se quejan de lo sucio que está todo y nos instan a la San Juan y a mí a abandonar la fiesta subito. Terminamos en la discoteca Griffin's, brincando entre chicos colombianos ataviados como si fueran a actuar en el festival de la OTI y de señores muy serios con pinta de diputados del PSC.
 
De vuelta a casa, bronca monumental en un vagón del metro. Un latinoamericano es cruelmente apaleado tras atreverse a advertir a unos gamberros españoles de que no se puede fumar porros en el tren. Su falta de talante es castigada con una somanta de palos que lo deja herido y ensangrentado. Antes, de camino a una de las fiestas, había presenciado en la calle Hortaleza la brutal paliza de unos moros a un chico español. La víctima se revuelve en el suelo mientras los atacantes le patean las tripas sin piedad.
 
Dicen que este año hubo menos reyertas. Será que por alguna razón a mí me tocó verlas todas. Menos mal que esta vez ZP no dijo aquello de "mejor que ayer, peor que mañana". Maybe so.
 
 
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es
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