Calidad en verde

Hemos escogido cuatro casonas para disfrutar. No son las más nuevas, pero el éxito está garantizado. Estos hoteles responden a tipos de construcción muy variados, y todos ellos están  magníficamente restaurados y situados en un entorno privilegiado. El servicio, garantizado. La mayor parte ofrece también un valor histórico añadido.

 

La gastronomía puede resultar repetitiva, pero cada vez son más frecuentes los jóvenes restauradores que adoptan formas más modernas para una excelente materia prima. Las estrellas Michelín parece que nacen en los prados asturianos.
 

Aunque algunos dicen que el término "casona" es más propio de Cantabria, ha tenido éxito y cada vez son más los que buscan estos establecimientos como "escondite", para pasar unos días de vacaciones. La oferta es muy simple y a la vez muy difícil de encontrar: un lugar donde el huésped se encuentra como en casa y donde disfrutar aún más del paisaje, la gastronomía, el arte y la cultura asturianos.

 

­La Posada de Babel

Un sitio perfecto para todos aquellos que quieran relajarse y no hacer nada. La sencillez de líneas convierten La Posada de Babel en un oasis de paz; además, si algo la caracteriza es la luz que entra por las ventanas e inunda todos los rincones. Los muebles ayudan a crear una sensación de placidez, así como las telas que se utilizan como elementos decorativos. Incluso podremos contemplar una auténtica inversión en arte, obras gráficas de autores amigos, como un fantástico mural de caligrafía china.

 

En definitiva, se trata de un lugar que no tiene desperdicio, ni por sus gracias arquitectónicas, ni por su cocina –casera y elaborada con mimo– ni, mucho menos, por sus propietarios, que conceden al lugar el encanto de una casa de amigos.

 

Si el viajero se queda con ganas de hacer algo nuevo o de poner el cuerpo en forma, sólo tiene que decirlo.

 

 

 

No es ostentación, sino lujo. Es un palacio de verdad, de los de toda la vida: nada tiene que envidiar a los palacetes británicos.

 

El Palacio de Cutre ha sido testigo de la historia desde el siglo XVI, hogar de nobles de todas las épocas y de frailes benedictinos. Después de décadas de abandono, ha sido rehabilitado con muy buen gusto.

 

Gracias a los desvelos de Javier y de su esposa, el Palacio de Cutre ha ganado en calidez y confort. Para empezar, en pocos lugares la intimidad es tan cómplice de los huéspedes; y es que este hotelito está rodeado de verdísimos prados, de castaños y robles.

 

La torre, la capilla y la muralla le conceden un encanto especial, además del que luce en su interior, con una decoración clásica y elegante.

 

 

 Torre de Villademoros

 

En medio de los verdes campos se levanta imponente "la Torre", que aparece escoltada por una típica casa solariega asturiana del siglo XVIII y un hórreo.

 

A pesar de la sencillez de la fachada, el interior es muy moderno. La casa es antigua, pero no vieja, ni mucho menos. Muebles modernos y grandes espacios diáfanos caracterizan este alojamiento rural, idóneo para alejarnos del ritmo de vida cotidiano.

 

Fuertes colores y piezas de diseño para dar vida a otros elementos más tradicionales, casi tan antiguos como sus anchos muros de mampostería. Y es que, como dice Luis Antonio, "en Torre de Villademoros se ha logrado una armoniosa convivencia entre la arquitectura tradicional y las exigencias de la comodidad".

 

Las habitaciones son espaciosas y ayudan a transmitir una sensación de calidez, y el salón es muy luminoso, más todavía con la lumbre de la chimenea... Sin embargo, para muchos el rincón predilecto es el comedor, por las verduras y pescados que se ofrecen. Lo mejor de la cocina asturiana.

 

 

 

El curso del río Deva lleva desde la costa hasta este pequeño hotel rural situado en el pequeño pueblo de Alevia, junto a Panes. Se trata de un conjunto de casas de los siglos XV al XVII que han sido rehabilitadas con respeto a su estructura y sus materiales originales (la piedra y la madera de castaño), tanto en la fachada como en el interior.

 

Con sólo nueve habitaciones, todas ellas modernizadas, con baño, teléfono y televisión, resulta un hotel especialmente acogedor para disfrutar de unos días de excursiones por los ríos Deva y Cares, por los Picos de Europa o incluso por las playas cercanas a San Vicente de la Barquera, a sólo 19 kilómetros.

 

Alevia está estratégicamente situada a la entrada de los Picos de Europa, en las laderas de la Sierra de Cuera, por lo que resulta ideal para hacer todo tipo de rutas y actividades deportivas. Los responsables de la casona te informarán cumplidamente de todo ello.