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CRÓNICA NEGRA

Buscar niños es un trabajo cualificado

En Córdoba desaparecieron dos niños de seis y de dos años y la operación de búsqueda la dirigió el mismo que no encontró a Marta del Castillo, también desaparecida en Andalucía. El caso es que los periodistas que lo subrayan parecen decir que qué bien porque, suponen, el caso Del Castillo fue bien llevado a puerto. Y resulta que no. Ni hablar del peluquín. Que no nos confundan.


	En Córdoba desaparecieron dos niños de seis y de dos años y la operación de búsqueda la dirigió el mismo que no encontró a Marta del Castillo, también desaparecida en Andalucía. El caso es que los periodistas que lo subrayan parecen decir que qué bien porque, suponen, el caso Del Castillo fue bien llevado a puerto. Y resulta que no. Ni hablar del peluquín. Que no nos confundan.

Si el rastreo de los niños lo lleva el mismo que dirigió la búsqueda de Marta del Castillo debemos sentirnos desgraciados y abandonados por los poderes públicos, dejados a nuestras propias fuerzas.

En Dos Hermanas, Sevilla, desapareció un niño y alguien sospechó del círculo íntimo. Unos días después desapareció el padre y hasta hoy, que yo sepa, ninguno de los dos ha sido encontrado. En España hay un acumulado de miles de desaparecidos inquietantes. Malo.

Como hay elecciones el próximo veinte de noviembre, el 20-N, si gana Rajoy, le ruego que provea con dinero y formación a la policía; que ponga en pie una brigada de desaparecidos que nos permita recuperar a algunos de los que hemos perdido. Si gana Rubalcaba, no me molesto en pedirle nada, porque ha tenido todo el tiempo del mundo para hacer una brigada de desaparecidos y encontrar a Sara o a Yeremi, al de Dos Hermanas y hasta al niño de Somosierra o el Niño Pintor de Málaga, que ya serían hombres de provecho; pero ha sido ministro del Interior y no ha hecho nada, ni ha encontrado a nadie, ni lo ha considerado necesario. Así que, si gana las elecciones, seguiremos en las mismas, a la espera de que la caridad o el azar nos muestre el camino. Y creo honradamente que los padres no podrán resistirlo.

No podemos acostumbrarnos a fracasos como los del caso Del Castillo, donde la policía no llegó a saber nada porque los delincuentes se negaban a informarles. Hay que buscar una alternativa, cambiando la legislación, cambiando las personas, nombrando gente preparada, entrenada, dotada de medios...

Si los alemanes son los que saben buscar personas, que vengan a darnos unos cursos, o contrátese un entrenador alemán para el equipo; si son los ingleses, lo mismo; y si hay que traer al FBI, que son unos tíos resalaos que han discurrido cosas fenomenales, pues qué bien.

Por el momento, podrían resucitarse mañas olvidadas: como ofrecer una recompensa –como se hizo en el caso Anabel Segura–, poner la cara de los desaparecidos en los tetrabrik de leche, para que todo el mundo participe en la alerta, etc. Algo que contribuya a mentalizarnos de que esto de desaparecer no puede quedar sin control. Y si no, que desaparezcan los que no saben.

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