Miguel Ángel Rodríguez, MAR, siempre me ha parecido un señor encantador, guapo e inteligente al que le sobran la barba y unos cuantos kilos, aunque para gustos, los colores. Además, su excentricidad me parece deliciosa. La foto de la presentación de Gemelas SSDD es toda una declaración de principios: "En la próxima vida, estrella del rock". Y yo, presidente de su club de fans o algo mejor.
Los más jóvenes del lugar conocerán a MAR por sus apariciones en La Noria de Telecinco, donde denuncia con firmeza y sin complejos el proyecto progre, y por el show que tiene en Popular TV. Por desgracia, y como dijo uno de los padres del liberalismo moderno, cuanto más se alarga la discusión con algunos izquierdistas, mayor es la posibilidad de que las palabras "facha", "Franco" y "Hitler" salgan a relucir. Pero eso a él le resbala, como le importan un comino muchísimas cosas más que se han dicho de él y que el tiempo ha puesto en su lugar, es decir, en uno de esos coquetos contenedores del Madrid Verde diseñados por la delegada ambiental Ana Botella.
Sospecho que a MAR el garbo y el entusiasmo juvenil le vienen de sus hijos, de los que seguro aprende casi tanto como ellos de él. La niña es toda una señora a los 18, honrada, valiente y responsable, aunque un poco pizpireta. Se le pasará en cuanto se agencie un buen novio. El chaval ha heredado el talento literario del padre, pero en versión rap, eso sí, perfectamente rimado. Ambos son encantadores, y, lo que es más importante, no saben mentir. Así que los detractores de MAR cuentan con un nuevo motivo para detestarlo. Resulta que el señor también es un buen padre.
Flores aparte, les cuento que la primera de sus últimas novelas trata asuntos como la partenogénesis, es decir, la vida sin el varón (como lo de Esparta pero al revés), y nos hace pensar en todos los experimentos genéticos que tal vez se estén desarrollando sin nuestro conocimiento. De fondo, una pavorosa trama política y empresarial a la que se enfrentará una valiente guardia civil. ¿Alguien dijo Ken Follet? Sí, sólo que MAR es mucho mejor:
Carolina Corazón, la megaestrella de la televisión del cotilleo, presintió que se iba a morir treinta y cinco minutos antes de quedar pasmada, inerte y ridícula ante la cámara, con los iris de los ojos muertos, pegados y sin luz interior, como de santo de madera policromada. Dejó escapar una baba blancurria por entre la comisura de los labios entreabiertos.
La historia también habla de la soledad, la ausencia de calor humano que sufren muchos urbanitas contemporáneos y los llamados amores periféricos, que tantos estragos hacen entre los de mi generación (y entre los de la de MAR, que es casi la misma):
A veces me pregunto si mi frialdad no estará cerca de los asesinos. Si este modo de vivir sin esperar nada de nadie no podría traducirse en un modo de matar. Si no es más fácil matar cuando se anula el corazón. Pero entonces pienso en el tazón de leche para el gato aquel y rechazo la reflexión que me asalta. Todo sería más fácil si es estuviera conmigo.
La otra historia, titulada La cruz secreta del Emperador, combina español contemporáneo, castellano del siglo XVI y el lenguaje de los teléfonos móviles (ya les dije que MAR aprendía de sus hijos; espero que ellos no le vayan a la zaga y le reclamen sus correspondientes derechos de autor). Una trama de política-ficción en un mundo gobernado por un sistema informático que evoca las novelas y películas americanas de asunto libertario que cultivan el cineasta Kurt Wimmer y el escritor James P. Hogan.
Hace algunas semanas me preguntaba por la desaparición de las rubias minifalderas del PP. Hoy sólo puedo lamentar la salida de Miguel Ángel de la política, aunque, como él mismo diría, de buena se libró.
– ¿Para cuándo mar2012.com?– ¿Recuerdas el discurso de las armas y las letras del Quijote? Pues eso mismo. ¿Volver yo? Ni lo sueñes.
A un género bien diferente pertenece Aída Nizar se confiesa, presentado con todo el lujo y la parafernalia mediática que se merece hace pocos días en Garamond, uno de los garitos más surrealistas de la capital. El maestro de ceremonias no podía ser otro que el gran Nacho Montes (traje negro, zapatos de charol y camisa fruncida estilo Madonna en Blonde Ambition, ahí es nada), acompañado de la entrevistadora Mercedes Milá, quien últimamente ha recuperado su fantástico look de hace veinte años (los milagros existen). Éstas fueron algunas de las perlas del diálogo mantenido entre Aída y sus amigos periodistas:
– Un conocido político dijo una vez que no entendía cómo podías sobrevivir a todos los fuegos que tú misma habías encendido.– Yo tampoco...– Aída, ¿fuiste amante de Jaime Mayor Oreja?– Eso lo desvelaré en mi próximo libro. En serio, es un buen amigo que me ha ayudado mucho.– ¿Y Tamames? ¿Dónde está Ramón Tamames?
Éstos y otros episodios de la vida de la Nizar, además del funcionamiento de algunos programas de televisión ("Todas las verdades sobre el casting de Gran Hermano") y suculentas anécdotas de "Famosos y famosillos entre bambalinas", en este libro ilustrado con unas fotos de las de morirse de envidia; entre ellas destaca la de un Jaime Cantizano absolutamente arrebatador, con ese gesto de niño bueno a punto de hacer una diablura que hace las delicias de sus admiradores.
A propósito de Jaime Cantizano, no se pierdan el blog que Nacho Montes acaba de lanzar, y que en menos de 48 horas se ha convertido en la página de referencia para todos los aficionados al glamour, el tronío y el gin & tonic. Entre las últimas novedades que el divo comenta en su primera entrada, las espeluznantes palabras de Ana Obregón contra el presentador de Antena 3. Parece ser que la casi sexagenaria ex celebrity está buscando una banda de matones que le estropee la cara a mi chico favorito, a quien además se atreve a llamar "maricón de mierda". Hombre, a mí Jaime me parece hecho de carne de primera calidad, puro beefcake, que dicen los americanos, y no de plástico ni otras sustancias cancerígenas, que por lo que parece a alguna que otra cabra montesa se le deben de haber subido a la cabeza. Y en cuanto a lo de "maricón", viniendo de quien viene, creo que el apelativo es todo un piropo.
Nacho, cuyas crónicas de sociedad en Libertad Digital recuerdo como parte esencial de mi educación estético-sentimental, promete seguir impartiendo su sabio magisterio sin censura y con la honradez y hombría de bien que le caracterizan. Que Dios (le) reparta (mucha) suerte. Como diría Rajoy, citado por la Nizar en la presentación de su libro (alguna fan tendrá el señor, digo yo), no me cabe ninguna duda de que se la merece.
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