Vayamos primero con la última prueba: la entrevista de Fernando Garea ayer, en El Confidencial, a Ignacio Aguado. Parece redactada en la Moncloa y subida desde el mismo ordenador que de madrugada subió un contrato falsificado -no erróneo, burdamente falsificado- que supuestamente beneficiaba a Kike Sarasola, a cambio, también supuestamente, de regalarle a Díaz Ayuso una fabulosa estancia para pasar el confinamiento. Esa fue la única base de la campaña emprendida por la Acorazada mediática Potemkin contra Ayuso, repicada en el duopolio televisivo subvencionado, rematada en la red por PSOE y Podemos, y finalmente, en el Parlamento por ese escandalizado falsario llamado Pablo Iglesias.
No hubo error sino falsificación documental
No hubo ningún error, como dicen, o sea, como mienten Aguado y su partido. Se trata de una burda falsificación, como ha explicado Luis del Pino en esRadio, que hizo público y poco después retiró una consejería de Ciudadanos. Ese documento falsificado cayó en manos de un periodista milagrosamente despierto esa noche y atentísimo a las subidas de tensión informativa del boletín de la CAM. No a las bajadas, porque el documento falseado -un contrato oficial que ni siquiera calculaba bien el IVA, entre otras irregularidades- fue retirado después de que el periodista insomne lo copiara y se lo remitiera a la Acorazada Potemkin, que lo estaba esperando.
Porque a primera hora de la mañana ya atacaba con su ferocidad habitual y sólo con ese documento falso como base, sin haber comprobado su veracidad, a la presidenta de Madrid, que, según el PP, es el objetivo a batir de la Izquierda. Lo dice, pero no parece creerlo, vista su velocidad en perdonar a los socios traidores. De ahí la entrevista de Casado y Arrimadas este viernes para "limar asperezas" o "demostrar que su alianza es sólida". Nada lo desmiente más rotundamente que esta agresión de Aguado "con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados", a su socia de Gobierno.
Las preguntas sesgadas de El Confidencial
La campaña contra Ayuso es de orden político y factura mediática. Basta leer seguidas las preguntas de Garea y aparece su partidismo sectario. ¿Para qué preguntar por el castigo a Madrid, con las terribles consecuencias que acarrea a la locomotora económica de España, como El Confidencial de antaño, centrado en la economía, hubiera hecho? Manda la política, y el castigo que interesa es el de Ayuso. He aquí las primeras cuatro preguntas:
- ¿Qué le parece el episodio del apartamento de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso?
- ¿No le parece que ha habido trato de favor?
- ¿Qué ocurrió con el supuesto contrato con Sarasola colgado en el Portal de Contratación y luego retirado?
- Ayuso insinuó que venía de Ciudadanos, puesto que esa Consejería está en manos su partido.
Y éstas, las cuatro primeras respuestas del vicepresidente de Ayuso:
- Es un asunto personal de la presidenta y, de tener que dar explicaciones, tendrá que ser ella la que lo haga (…)
- (…) lo que nos ha trasladado es que es un asunto particular y que se paga de su bolsillo y no afecta al dinero del contribuyente. Yo con sus explicaciones me quedo tranquilo.
- Lo que se ha hecho es abrir una investigación dentro de la Consejería de Asuntos Sociales para ver por qué se subió ese contrato y la conclusión a día de hoy es que simplemente fue un error humano (…)
- Nosotros no vamos a hacer nada que nos perjudique como Gobierno. Nada que dañe a la presidenta y tampoco vamos a tolerar ningún tipo de falsas afirmaciones e insidias hacia Ciudadanos ni hacia ningún miembro del Consejo de Gobierno. (…) Ya se ha hecho la investigación, la conclusión a la que se ha llegado es que es un error humano, que se corrigió en muy poquito tiempo y a partir de ahí se tomó la decisión por la persona que estaba al frente de este equipo de dimitir.
Es difícil saber quién oculta o tergiversa más, Garea o Aguado: 1. No se dice que el documento era una falsificación; 2. Que Kike Sarasola, amigo de Rivera y simpatizante de Ciudadanos, lo desmintió; 3. Que la supuesta investigación no ha explicado su carácter fraudulento; que no hubo error humano, sino actuación concertada con los medios hostiles al Gobierno de Madrid; 4. Que no hubo dimisión, sino destitución por el destituido Reyero del superior del falsificador nocturno, cuando sólo Ayuso tiene capacidad legal para hacerlo. Y en cuanto a lo de "no tolerar", lo único que realmente ha hecho Aguado hasta ahora es tolerar y azuzar la campaña contra Ayuso.
El odio de clase de Aguado y Garea
Dirá el lector que ahora llegará la economía. Pues no. El segundo trampantojo de la campaña socialcomunista contra la derecha es reducirla a "los ricos", que serían los que salen a la calle en el barrio de Salamanca, una clase social a la que se priva de derechos civiles y a la que Echenique Robba, argentino e hijo de un adinerado golfista promotor inmobiliario y proveedor de tragaperras en Zaragoza, llama "cayetanos". Este defraudador, condenado por pagar en negro y no cotizar a la Seguridad Social, usa el gran argumento comunista desde 1917 para "expropiar" y matar "ricos" o violar "burguesas": la culpabilidad de clase que mancha a hijos y nietos de los que han sabido crear riqueza, puestos de trabajo, comprar pisos y pagarlos, no okuparlos.
Lo peor de la impostura de estos niñatos pijos de Podemos, ninguno de los cuales ha trabajado jamás, es que son los periodistas, y no sólo de medios de izquierda, los que más insultan a los ricos", calcando el postureo de los demagogos totalitarios. Atacan a un barrio que es muy amplio y hoy habitan pensionistas de la tercera edad, jóvenes recién independizados o que aún deben vivir con la familia. Las calles donde viven ricos, otra cosa son las de las tiendas de marca, son pocas, y los que compran sus pisos caros son los bolichicos, hijos narcomillonarios del régimen comunista de Venezuela. Y esos no salen a la calle con una bandera española y gritando "¡Libertad!".
Sin embargo, sobre eso pregunta Garea y a eso responde Aguado:
¿Desde el Gobierno de la Comunidad, concretamente desde la Presidencia, se deben alentar manifestaciones como las del barrio de Salamanca?
"Entiendo que haya gente que esté enfadada, que esté preocupada, incluso indignada con la situación que se está viviendo, pero eso no puede llevarnos a saltarnos las normas, las leyes y la responsabilidad que hemos asumido en las últimas semanas y meses. No se puede echar al traste el compromiso de miles y miles de españoles, saliendo a la calle como hemos visto en los últimos días, por muy legítimas que puedan ser las protestas, que yo respeto, pero eso no se puede hacer saltándote las leyes y la distancia social y todas estas normas que nos hemos dado entre todos para poder vencer al virus."
En primer lugar, Ayuso no ha "alentado", terminacho gubernamental que hace suyo Garea, sino "comprendido", como finge hacer Aguado, esas manifestaciones de muy poca gente a la que atacó la policía nacional y salvó la municipal el primer día. De la protesta por aquel abuso, denunciado por los propios sindicatos policiales como órdenes ilegales viene ese movimiento que ha logrado que los propagandistas de la izquierda despótica se retraten y pidan desde el 155 para Madrid al "bombardeo" del barrio de Salamanca, como ha hecho Joaquim Bosch, un juez de Podemos instalado en La Sexta.
En segundo lugar, las normas que "hemos asumido" no nos las "hemos dado", como dice Aguado. Las ha impuesto el Gobierno y son criticadas por la oposición de Vox desde la primera quincena y del PP desde la última. Sólo Ciudadanos se ha unido a Podemos en el respaldo al atropello ilimitado en que las ha convertido Sánchez. Una cosa es acatar y otra legislar, Don Judas.
Polonia invade Alemania y Ayuso acosa a Sánchez
Pero igual que insistió en lo del piso, Garea se emperra en lo del barrio. Y hace tres veces la misma pregunta contra Ayuso, para que remate Aguado:
- ¿El tono y la estrategia de confrontación de la presidenta con el Gobierno central es conveniente? ¿Beneficia a Madrid?
No creo que los Gobiernos tengamos que hacernos oposición unos a otros. Los gobiernos lo que tenemos que hacer es trabajar por el interés de los madrileños y el Gobierno de Pedro Sánchez por el interés general. Y ayuda poco que estemos enfrentados, hay que intentar siempre tender puentes, sumar y buscar
- ¿Ese tono o actitud favorece o perjudica para que Madrid pase de fase en la desescalada?
Nunca la beligerancia entre administraciones ayuda a un final feliz, a un buen entendimiento. Si finalmente no pasamos de fase a pesar de cumplir los criterios sanitarios que ha marcado el Ministerio, entiendo que se debe a motivos estrictamente políticos; y si entramos en el plano político tiene mucho que ver el talante de las personas que toman esas decisiones.
- Es decir, que ese tono beligerante puede perjudicar a Madrid.
Cualquier choque entre administraciones perjudica y yo no soy partidario de confrontar con el Gobierno de España. (…) Para hacer oposición al Gobierno de España está la oposición en el Congreso. Nosotros somos una administración.
Y desde la inmensa superioridad moral de la Izquierda, unas risitas:
¿Esto se lo ha planteado a la presidenta? ¿Le ha pedido que cambie?
No, no, no. Ella está en su perfecto derecho de hacer lo que considere oportuno. Cada uno tiene su forma de ser, su actitud y su manera de hacer política. Yo, personalmente, creo que siendo un Ejecutivo que representa a todos los madrileños, no solo a los votantes de PP y Ciudadanos, sino también a los votantes de PSOE, Podemos, Vox y Más Madrid, tenemos que intentar restaurar los puentes con el Gobierno de España (…).
¡Para lo cual empieza por romperlos con el PP de Madrid! Lo siento por la gente valiosa de Ciudadanos, pero esta farsa de puñalada y sonrisita resulta ya insoportable.
Seguramente Garea añade la parte final de la kilométrica entrevista, sobre lo que ya adelantaba Aguado: el bofetón a Madrid del Gobierno del 'Covid8M'. Y como dice, por razones políticas, no sanitarias. ¿Y por qué, antes, durante y después de esa decisión letal para Madrid, Aguado sigue culpando a Ayuso? Obviamente, porque prefiere identificarse con los que arruinan a su comunidad y no con los arruinados; con los periodistas que injurian a Ayuso y no con los que se sienten injuriados con ella; porque, evidentemente, Aguado traiciona al PP. ¿O es Ciudadanos el que se ha entregado a ese doble juego, pensando en las próximas, seguramente muy próximas, elecciones generales?
No es Aguado, es Ciudadanos
Si alguna duda tuve de que esto no es cosa personal de Aguado sino del partido, la disipé el viernes oyendo a Villacís con Luis Herrero: crítica impecable de la decisión que destroza la economía madrileña, puñalada implacable a Díaz Ayuso. La política de Ciudadanos es una copia de la que marcó la Izquierda con González al frente: Almeida, bueno; Ayuso, mala. Divide y vencerás. Yerra Casado haciendo como que en Madrid no pasa nada. Pasa y mucho. Y entre lo peor, está que el líder del PP no defienda a los suyos cuando lo necesitan. Pablo vuelve a rebautizarse Mariano. Olvida que a la derecha desesperante del PP le ha salido una alternativa: la derecha desesperada de Vox. Juega con fuego.
La Izquierda seguirá machacando a Madrid y Aguado haciendo guiños a Sánchez y/o Iglesias y/o la Potemkin mediática. Ojalá cambie Inés, pero lo dudo. Así que insisto en lo que dije la semana pasada: Ayuso debe convocar elecciones cuanto antes. El plan de Sánchez es cerrar las Cortes en estado de alarma y convocar elecciones en otoño. Presentará Madrid como la Derecha odiosa de la que reniega hasta el Centro guapo. Si Casado pierde el tiempo sonriéndose con Inés, sin obligarla a elegir, perderá. Y España se perderá.