El peligro que Santiago Apóstol, Patrón de España, ahuyentó el 25 de Julio volverá a amenazar a la Nación y la Libertad el 23 de Septiembre. No ha pasado una semana de la Desvestidura de Sánchez y ya vemos el intento de remendar cuanto antes la desastrada túnica que quiso poner sobre sus hombros sin saber si tendría sastre para ella, que no lo tuvo. Ya ha salido Garzón reclamando para Izquierda Unida su condición de pitufo preferente del PSOE, a cambio de nada, salvo el perdón de su Amo. Ya ha salido el sorayismo sonámbulo, esa santa Compaña que persigue al PP de Casado para devolverlo al Reino del Sopor, como cuando recibía del finado Rubalcaba los planos de la rendición ante la ETA. Y ya ha salido la propia ETA a recordar su condición de socio preferente de Sánchez y viceversa, porque eso es lo que supone la entrega de Navarra al separatismo vasco: la garantía de una alianza de sangre, muerte y dinero, que son las que duran.
Lo de Navarra es para toda España
Este sábado publicó El Mundo la prueba documental del pacto PSOE-ETA que garantiza esa condición de aliado incondicional que Sánchez otorga a los asesinos, seguro de que Navarra le garantiza los votos del PNV y la ETA. Pero, ojo, lo hace en los términos que la banda a través de su fachada legal ha hecho públicos: "Hay que evitar la recomposición del Régimen tal y como lo hemos conocido" (…) "Por ello, en esta investidura debemos intentar impedir que eso suceda y cerrar el camino a esa posibilidad".
Se refiere a la investidura de Chivite, pasada al separatismo vasco que durante toda la legislatura combatió, pero la frase vale para la que en Septiembre ya ha anunciado que volverá a intentar Sánchez. De nuevo la ETA es la primera en anunciar su apoyo al candidato del PSOE. Otegui se adelantó a todos cuando dijo que un Gobierno PSOE-Podemos era "lo mejor para el Estado", es decir, lo mejor para destruirlo. Y ese "evitar la recomposición del Régimen" no se refiere sólo a Navarra, sino a España. El PSOE es la puerta del Estado; ERC y la ETA, la llave; y Podemos, la cerradura para abrir y desvalijar el Régimen Constitucional del 78, base legal y legítima de la Nación española cuya destrucción es la razón de su existencia. Volverán a intentarlo de nuevo antes del 23 de Septiembre. No dejarán nunca de hacerlo. La izquierda ya se ha rendido. Y si la derecha sigue tan despistada como hasta ahora, les está facilitando mucho la tarea.
Sánchez y la orden de la Anchoa
Ha escandalizado mucho la metáfora, para mí bastante realista, que utilizó Albert Rivera durante la Desvestidura: "La Banda de Sánchez". En términos coloquiales, el abigarrado conjunto de apoyos del candidato para su investidura era exactamente eso: una banda, tan atrabiliaria que al final Sánchez acabó con la aceitosa condecoración de dos anchoas en la solapa.
Pero lo genérico de la banda del frente Popular Separatista Anchoil, tan caricaturesco, perdía de vista lo esencial: el apoyo de la ETA a Sánchez para formar Gobierno, obviamente como vía para la destrucción de España. Al reunir o amalgamar a todos los socios de Sánchez como una banda, se difuminaba la auténtica banda terrorista, ni arrepentida ni disuelta, la ETA, que sigue siendo esencial en el Golpe de Estado catalán, en la anexión de Navarra al País Vasco y en la voladura del Régimen que dan por hecha en el Antiguo Reino y por hacer, pero factible, en la Monarquía Parlamentaria.
Rivera no "se pasó" al hablar de la Banda de Sánchez, sino que se quedó corto, porque no insistió en que los apoyos del PSOE se congregan en torno al terrorismo sin arrepentir y al golpismo dispuesto a reincidir. Y ese era el gran argumento moral. Luego está el material de lo difícil que le sería gobernar. Pero ¿quién piensa en gobernar? El PSOE… y poco. Sus socios vienen a desgobernar, descomponer, desajustar, deshacer y destruir. Sucede que Sánchez debe someterse al laxo examen de la Unión Europea y sus socios tan sólo deben examinar cómo acometen la Desunión de España.
El error de fondo de Rivera
Esta hipérbole o exageración en el ataque de Rivera a Sánchez tal vez puede entenderse como una reafirmación frente a lo que tanto y tan injustamente se le ha criticado: no ofrecerse, a cambio de nada, a investir presidente a Sánchez, como si no hubiera demostrado ya en Navarra su decisión de pactar sólo con los enemigos de la Nación y la Constitución. Como si no lo hubiera adelantado ya en la constitución de la Mesa del Congreso, colocando allí a la separatista Batet y al antiespañol Pisarello. Como si no lo estuviera demostrando a diario Iceta en Cataluña. Como si Carmen Calvo y Marlaska no hubieran hecho objeto a Ciudadanos de la más abyecta política de apartheid por dejarse apoyar por Vox, mientras el Gobierno de Sánchez y sus cloacas se apoya en la ETA y en los catanazis.
Sin embargo, ese ataque en tromba de Rivera, tan aparatoso y eficaz en un primer momento, encubría una fragilidad de fondo que se advirtió en la segunda parte: el autobombo de sí mismo y su partido como la única y verdadera oposición a la Banda de Sánchez, el único valladar en la defensa de España, el único resorte moral actuando en la vida pública española. No hay un solo "valiente", como definió a los ovacionistas de su bancada, en el PP. Todos en Vox son cobardes. Nadie más que Rivera puede liderar la oposición a Sánchez, aunque tenga más votos y más escaños. Nadie le gana a progresista. Nadie le gana a europeísta. Nadie le gana a español. En realidad, nadie le gana en insolvencia intelectual y desamparo personal. Si Rivera no tiene a nadie que le diga cuándo desbarra, está realmente fatal.
¡Santiago y Suma España!
Lejos de pensar, como algunos, que Ciudadanos ha cubierto su ciclo y ha abandonado su razón de ser, yo creo que Ciudadanos es especialmente necesario para la tarea que aguarda a las fuerzas políticas españolas, que son fundamentalmente tres: las que gobiernan en Andalucía y Murcia pero siguen sin gobernar en Madrid. Hasta ahora, el obstáculo ha sido Vox, pero veo claros indicios, ojalá superficiales, de que Ciudadanos pretende hacer de la ingobernabilidad de Madrid el escaparate de su singularidad política.
Vox, por la pomposa fatuidad de los baby-boomers de Saint-Tropez, ha sido hasta ahora el gran obstáculo para que Díaz Ayuso sea presidenta y empiece a organizarse la resistencia territorial a las bandas de Sánchez, la ETA y las otras. Pero desde la semana pasada es Aguado, o sea, Rivera, el que miente, trapacea y acaba huyendo por la puerta de atrás de los bares, con tal de no dar la cara para defender lo indefendible.
Lo malo no es que Ciudadanos se niegue a firmar un acuerdo que es idéntico al de Murcia, sino que mienta descaradamente para no firmarlo. Y peor sería que Rivera pensara esperar a que se despeje el horizonte de Sánchez, algo difícil antes del 23 de Septiembre, y nos lleve a elecciones en Madrid, con evidente riesgo de que gane la Izquierda. La mejor prueba del desnortamiento de Rivera y su pérdida de sentido de la realidad no es el No a Sánchez, sino en el No a Vox y al PP, que eso significa el No a Ayuso.
Total, que mientras las bandas de Sánchez toman Navarra y Aragón, en Madrid, Il Pensieroso Catalano sigue devanando la madeja del futuro de la Derecha. Tras el susto mortal del 25 de Julio y sin contar con el Apóstol en Septiembre, está claro que el único futuro para los enemigos de Sánchez es su unión electoral. Cabría actualizar el histórico grito de guerra de la Reconquista "¡Santiago y cierra España!", que, por cierto, no significa cerrar nada, sino atacar en formación cerrada, digamos "¡Ataca, España!". Podríamos ampliar el lema ya estrenado en Navarra: España Suma. Pero mucho me temo que los líderes de la derecha no están por sumarse a España.