Hace tres años, en su gran libro Camino al 18 de Julio, publicado en los 80 años del inicio de la Guerra Civil, Stanley G. Payne dividió las causas de la autodestrucción republicana en tres áreas: la económica, la político-institucional y los liderazgos políticos. Y queda meridianamente claro que, de las tres, la menos importante en apariencia, los políticos y sus caracteres psicológicos, fue la decisiva para llevarnos a la guerra civil.
El fascismo siempre son los otros
Hay un elemento clave en las dificultades de asentamiento de la II República: la violencia a la que nunca renunciaron las izquierdas para imponerse. Y tras el pucherazo de las elecciones de Febrero, archidemostrado por Villa y Álvarez Tardío, que fue en definitiva una expresión de violencia contra los partidos de derecha, llegó la llamada "primavera trágica del 36", con la avalancha de ocupaciones de fincas prohibidas y respaldadas a la vez por el Gobierno, el cambio de Jefe del Estado sobre la marcha y contra la Ley –Azaña por Alcalá Zamora– y los centenares de asesinatos políticos ante los que los gobiernos elegidos por ambos entre amigos dóciles, no sólo se mostró indiferente, sino que, en palabras del Presidente del Gobierno Casares Quiroga, se proclamó "beligerante".
"Contra el fascismo", añadió el fatuo y necio Casares. Pero para aquella Izquierda que, como recuerda Payne, ni siquiera condenó la invasión de Etiopía por Mussolini, el "fascismo", irrelevante en la España de 1936 –44.000 votos, el 0´7 del censo, en las elecciones de Febrero– e inexistente en la de 2019, es la excusa comunista que justifica cualquier atropello de la legalidad y el imperio de su violencia.
Pablenin y el comunismo en el Gobierno
Pablo Iglesias, que pasó este 19 de Julio, aniversario del abandono definitivo de la legalidad por la II República, de ser el Escollo para la investidura de Sánchez a colocar comunistas en el Gobierno de España por primera vez desde la Guerra Civil, proclamó la "alerta antifascista" en Andalucía cuando los tres partidos de centro-derecha lograron mayoría parlamentaria. Y Carmen Calvo, inventora del feminismo retrosocialista, llamaba a los opuestos a investir a Sánchez "Frente de obstrucción a la democracia". El fascismo siempre son los otros. La democracia, siempre ellos. Eso es la Izquierda y no da más de sí. Tampoco menos: Iglesias ha pasado de ser el Escollo para el Gobierno a formar el Gobierno del Escollo.
La de Cabra explicará cómo Iglesias pasó en un minuto de escollo a padrino de la democracia. Lo hará a su manera ostentórea, a coces con la Historia y a palos con la realidad, plastilina en su desportillado magín. No le temblarán la laca del flequillo ni el socavón bucal ni la facundia vocal. La ventaja del analfabetismo es que, desprovisto de freno moral, se atreve con todo, y puede justificar una cosa y la contraria en la misma frase. Los sacamuelas de antaño son frailes mudos al lado de estos boquirrotos de corrala, vecindonas de partido y mozos de mulas sin albardas gramaticales. Nunca tanto lerdo quiso dar tanta clase. Pero ojo: parecen tontos, no lo son. Lo que llaman "la batalla del relato" la ganan siempre. Sólo relatan ellos.
La inferioridad mediática y organizativa de las derechas
Desde que UCD dejó el Poder en 1982, los partidos de la Derecha, sin excepción, han competido en destruir los medios de comunicación que representaban su base electoral. Particularmente sañudo ha sido el PP, que de Aznar a Rajoy inauguró una forma suicida de entender la libertad de opinión que consiste en ayudar a los partidos de Izquierda a liquidar los medios creadores de opinión que no obedecen a los partidos de la Derecha. En la radio Aznar colaboró con el antenicidio y Rajoy dirigió el copecidio. En la televisión, Aznar empezó tratando de impedir el imperio de Polanco y acabó consolidándolo y entregando Antena 3TV a Asensio y el grupo Zeta. Cuando, arruinada, ésta quedó a expensas de la autorización para la venta, el Gobierno de Aznar, con Rajoy de intermediario, se la entregó a Planeta.
Cuando el PP volvió al Gobierno, Rajoy y Soraya maniobraron de forma clamorosamente ilegal para consolidar la absorción de La Sexta por A3TV y convertirla en el arma de desestabilización del PSOE auspiciando el apoyo incondicional a Podemos. El resultado es que, hoy, todas las cadenas de televisión nacionales están en manos de periodistas contrarios a la derecha o abiertamente favorables al separatismo y la extrema izquierda. Sus empresas se limitan a disfrutar el duopolio y a mantener, sin oposición política, la prohibición de crear emisoras privadas de radio y TV, con lo que la media España que no vota a la izquierda está sin una sola cadena.
PP, Cs y Vox aspiran al mismo modelo de Soraya: un trato amable a los líderes del partido mientras se trituran las ideas y valores de su base social. A lo que aspiran todos es a tener "un Ferreras o un Wyoming de derechas". Es decir, a que los medios de Derecha sean tan viles como los de Izquierda. Esa falta absoluta de respeto a las ideas y principios que dicen que defienden, y para los que piden el voto, pero que no toleran se defienda al margen de la estrategia cortoplacista de los partidos, sea el PP, Cs o Vox, ha convertido el panorama mediático en campo de exterminio profesional para los que defiendan ideas liberales o conservadoras, si no son sectarias.
Vox, que se anunció como abanderado de la lucha cultural contra la tiranía mediática de la Izquierda, es la gran decepción. Los intelectuales, muchos de ellos colaboradores del Grupo Libertad Digital, no aparecen en tribunas, artículos o tertulias defendiendo sus posturas. En su lugar, actúa un sicariato aristogato que usa las redes sociales para escrachar, al estilo podemita, a los medios que no les bailan el agua a sus líderes, cosa difícil porque hoy dicen una cosa, mañana la contraria, y presumirán, porque lo suyo es presumir, pasado mañana de lo criticado ayer. Esas veletas verdes actúan escoltadas por una matonería batasuna de extrema derecha clerical, única novedad mediática traída por el partido de Abascal y sus Aristogatos.
En resumen: que tanto en las empresas como en esas redes sociales que los anglobobos proclamaron capaces de puentear a los medios clásicos, ha empeorado la ya penosa situación en que nos dejó Aznar. El "invierno mediático" que auguré si dejaba el Poder en 2004 es eterna glaciación. Y sin medios poderosos que conecten a los partidos de derecha con sus bases, se produce lo que estamos viendo desde las municipales y autonómicas: una sucesión de chulerías e improvisaciones, una pérdida de tiempo, una feudalización partidista que impide que cuaje un discurso común ante la deriva social-comunista y separatista a que nos aboca el triunfo de Iglesias, que es también el de la Eta y el PNV, de todos los golpistas y separatistas. Ni uno solo de los enemigos de España dejará de celebrar este Gobierno.
Mañana puede empezar el camino a la III República
La razón de fondo es que lo único que tienen en común, que es el desmantelamiento del Estado y el acoso a la Nación española, es también el programa de cualquier Gobierno PSOE-Podemos. Por mucho teatro que le haya echado Sánchez, todos sabemos que comparte con Iglesias lo que decía inaceptable: la rendición ante el separatismo y la liquidación de la soberanía nacional. El indulto al golpismo catalán y la entrega de Navarra al separatismo vasco son los dos primeros pasos hacia la III República. Para ello, deberá retorcer hasta romperlo el brazo de la Justicia, convertir la sentencia del Supremo en papel mojado mediante las rebajas de la Fiscalía y el Constitucional, dirigidas por Conde-Pumpido, ducho en "mancharse la toga con el polvo del camino"… y con la sangre de las víctimas de la ETA.
Porque lo que desde la investidura del gobierno social-comunista se nos dirá es que todo lo que Sánchez, Podemos y sus aliados separatistas hagan para lograr su propósito, que es liquidar el régimen constitucional, lo harán dentro de la Ley y la Constitución… que admite su reforma. Lo que no admite es que todos los españoles dejen de ser propietarios de toda España, pero la gigantesca maquinaria propagandística de la Izquierda va a tratar de convencernos de que sí, que liquidar España, por fin, la arreglará.
Por eso son esenciales los medios de comunicación en los que se va a dirimir esa batalla de opinión pública. Los escasos medios de oposición a la Izquierda que sobrevivimos al PP no queremos imponer a los partidos su política, como dice el sicariato aristogato, eco de Rajoy. También su PP se quejaba de LD y esRadio mientras bailaba al son de la Sexta y de la SER. Pero esta vez no se trata de subir o bajar impuestos, sino de defender la Nación y la Libertad de unos enemigos que han tomado el Poder. Son los que, con el PSOE al frente en todas las regiones bilingües, ponen policía lingüística en los patios de las escuelas. Y siempre han contado con la complicidad del PP. Y siempre han sabido que Ciudadanos no se opone en serio a la inmersión lingüística, esa mordaza para ahogar desde la cuna la continuidad de todo lo español, sino que se ha inventado el truco del trilingüismo o timolingüismopara evitar la batalla que nunca quiso dar.
La Monarquía, escollo del Gobierno del Escollo
Eso es lo que tiene que acabar en la derecha: la cesión permanente a una política de desmantelamiento del Estado en lo que tiene de español. En política lingüística, Memoria Histórica, Ley de Violencia de Género y en cuantas leyes pretendan cercenar los derechos individuales, que serán todas. Como no tienen Ejército ni milicias, PSOE y Podemos tratarán de cambiar el régimen mediante una miríada de leyes de género, de empresa, de lenguaje "políticamente correcto", y de control "social" de los medios de comunicación, sometidos a tribunales políticos como el CAC o lo que invente la banda del Escollo, que algo inventará.
El único programa político que puede contentar a Podemos y al separatismo es derribar la monarquía parlamentaria, forma de Estado actual de España. Preparémonos, pues, para una campaña implacable contra los "obstáculos tradicionales", hijos del franquismo, y para oírselo al jefe de la facción comunista del Gobierno, que además de colocar a la familia y a la famiglia será un portavoz paralelo del Gobierno, en el que Sánchez se hará el sordo. Para el 20N, tendremos encima una recesión económica brutal. A lo mejor entonces la Derecha ya ha conseguido formar gobierno en Madrid.