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Federico Jiménez Losantos

El Frente Popular y la Derecha impopular

El Frente Popular fue perfecta e inteligentemente diseñado por Roures cuando llevó a su casa en una furgoneta de cristales tintados a Junqueras e Iglesias para diseñar el pacto de Gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez.

El Frente Popular fue perfecta e inteligentemente diseñado por Roures cuando llevó a su casa en una furgoneta de cristales tintados a Junqueras e Iglesias para diseñar el pacto de Gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez.
Pablo Iglesias y Oriol Junqueras en una fotografía de archivo. | EFE

El miércoles pasado, en uno de esos debates sobre la Nación que promueven desde hace un año las fundaciones Villacisneros y Valores y Sociedad en el auditorio de la Mutua, tan abarrotados que el otro día no le dejaron pasar a Isabel San Sebastián, que es como si a Letizia no le dejaran entrar en la Zarzuela, tratamos de precisar la naturaleza histórica del Frente Popular, si lo que hoy gobierna en España, varias comunidades y grandes ayuntamientos es una forma actualizada de Frente Popular y especialmente el papel de los medios de comunicación en la configuración de este Frente. Aunque con este Gobierno cada semana es una voltereta y con el golpismo catalán cada día es carnaval, cabe pasar de la anécdota a la categoría y definir qué es, de dónde viene y adónde va esta vieja estrategia comunista.

Una fórmula de Stalin para la conquista del Estado

Porque lo primero que hay que recordar, incluso para entender el que España padeció en 1936 como herramienta para llevarnos a la Guerra Civil, es que fue una idea de Stalin para que los comunistas llegaran el poder en Estados demasiado fuertes para tomarlos por la fuerza de las armas. O sea, cuando no se tiene un ejército como el que permitió a Stalin, por la vileza de Occidente, ocupar militarmente los países de Europa Oriental, asaltar sus instituciones e imponer la dictadura roja del Partido-Gobierno-Estado.

El Frente Popular de León Blum en Francia, el de España y, antes, el de Mongolia Exterior, la fórmula empleada fue siempre la misma: una alianza del Partido Comunista con otros partidos de izquierda y sectores capitalistas, a los que se promete pluralismo político y libertad económica. Lo mismo pasó en plena Guerra Fría en China, Cuba, Laos, Nicaragua o Venezuela. Y la razón era que o bien el PC no era bastante fuerte o bien a la URSS no le convenía exhibir esa fuerza. Su programa era establecer una "democracia de nuevo tipo", de "transición al socialismo", pero respetando la propiedad privada de los trabajadores, los pequeños agricultores y la llamada "burguesía nacional". En Nicaragua, los sandinistas usaron el delicioso arcaísmo "bienes bien habidos" para esa propiedad respetable. Hasta que, un día, el PC decidía lo que estaba bien habido", que era nada, y "mal habido", que era todo. De la "democracia de nuevo tipo" se pasaba a "profundizar la democracia social", eliminando a los "saboteadores" y "chupasangres", que eran fusilados, encarcelados o privados de la cartilla de racionamiento, que sustituía al dinero como vehículo para poder comer. Maduro no hace nada que no hiciera hace un siglo largo el genocida Lenin.

El doble Frente Popular de Roures

Hay dos razones para que la opinión pública en general y la derecha en particular no entiendan el carácter revolucionario de la política de Frente Popular. La primera es el desconocimiento total de la ideología y la táctica del comunismo; la segunda, que el factor comunista se alíe al separatismo, aparentando ser dos cosas distintas cuando se trata de un mismo proceso cuyo fin es el derribo semi-legalizado del sistema constitucional español. Pero el Frente Popular fue perfecta e inteligentemente diseñado por Roures cuando llevó a su casa en una furgoneta de cristales tintados a Junqueras e Iglesias para diseñar el pacto de Gobierno con el PSOE de Pedro Sánchez.

Esta es la clave: Sánchez fue expulsado de la Secretaría General por intentar esa alianza de gobierno con Podemos y el separatismo catalán. Al derrotar a Susana Díaz estaba claro que volvería a las andadas. Lo esencial era que los dos elementos que podían llevarlo al Poder, Podemos y ERC, tuvieran clara la alianza. Era una posibilidad que dependía, en parte, del PNV, siempre dispuesto a traicionar, y de Rajoy, encantado de rendirse.

Y ese cúmulo de circunstancias, complicado, pero no imposible, se produjo. Había que impedir un Gobierno de Ciudadanos en Cataluña y Podemos, al vetar la Presidencia del parlamento que, por votos, era de C´s, lo impidió, aliado con ERC, el PdCat y la CUP. Y siempre que haga falta, como ha pasado esta semana, los Comunes votarán junto a los golpistas.

Esa alianza dibujaba un tripartito en el que el PSC no era necesario en Barcelona, sino en Madrid. Y así pasó: el PSC decidió que ERC fuera la clave del pacto para la moción de censura contra Rajoy. Algo contra lo que nunca iba a oponerse el PNV, al que siempre favorecerá la debilidad del Gobierno central. Máxime si es del PSOE y con sólo 84 escaños. Tenemos así a un Gobierno socialista, con un programa comunista, en Madrid; y a un Gobierno golpista en Barcelona, apoyado por el de Madrid y los comunistas. No se romperá esa alianza ni en la parte de izquierdas ni en la separatista, porque les conviene ambos que dure, al menos, hasta el Mayo electoral. Si pueden hacer unos presupuestos comunistas, los harán. Y todos los medios que puedan acumular, que en lo audiovisual son casi todos, los acumularán.

La imagen impopular de las tres derechas

Por supuesto, porque la naturaleza profunda de todo Frente Popular no es de tipo parlamentario, sino antisistema, no estamos ante una alianza electoral, sino ante una alternativa de régimen, que supone dinamitar el orden constitucional y sacar a toda la izquierda de los consensos de la Transición. Es la culminación del diseño de Zapatero, del Pacto del Tinell, del de Estella y del de Perpiñán. Es el PSOE que vuelve a Largo Caballero, al guerracivilismo como alternativa a la pérdida del Poder. Falto de apoyo policial y militar, sin armas, pero ojo: el terrorismo catalán puede brotar en cualquier momento y el CNI ya ha acreditado incapacidad para verlo venir. Se dirá que el terrorismo no puede cambiar el régimen por la fuerza. Pero eso es ignorar la naturaleza del terrorismo, la "propaganda por el hecho", como la definían los comunistas bakuninistas en la Cataluña de los años 20.

Y aquí topamos con algo que parece mentira que después del 11M y los dos años de golpismo callejero que le precedieron –"Prestige", Guerra de Irak, ruptura del pacto PP-PSOE en el País Vasco, "cordón sanitario"- siga pendiendo sobre la Derecha en España: su inexistencia en el ámbito audiovisual, sobre todo en todos, todos los canales de televisión de masas. Esto permitiría amplificar la eficacia del terrorismo, como hoy vende la nulidad y corrupción del Gobierno Fraude como un paso liberador del pueblo y los pueblos esclavizados por la España franquista y/o derechista.

Los partidos han olvidado las manifestaciones el 8-O

Del maricomplejinismo del PP de Aznar pasamos a la traición directa del de Rajoy, sin que Ciudadanos se haya ocupado más que de salir en la tele. VOX presume del boicot de la aplastante mayoría mediática izquierdista, pero no lo hará por mucho tiempo. La campaña electoral, ya comenzada, es "contra las tres derechas". Y si se pelean entre ellas, como hasta ahora, las tres saldrán perdiendo, las tres se las verán y desearán para frenar al Frente Popular, como sin duda quieren los votantes del PP, Ciudadanos y Vox.

El aniversario de las gigantescas manifestaciones tras el mensaje del Rey contra el golpe en Cataluña ha pasado sin pena ni gloria. Señal de que la Derecha política sigue siendo incapaz de conectar con su base social y de ampliarla en lo que resulta más sencillo: el sentimiento nacional. En cuanto a la Izquierda, simplemente ha traicionado lo que su base tenga de bueno, que, cegados los cauces socialistas, no sabemos cuánto es. La necesidad de crear no uno sino dos Frentes Populares prueba que la Izquierda y el separatismo no tienen fuerza social suficiente para imponer el cambio de régimen. Pero les sobra capacidad mediática y cuentan con la ceguera de una Derecha, o dos, o tres, a las que no les importa ser impopulares. Este suicidio ideológico y cultural es, sin duda, lo peor de todo lo que nos pasa.

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