El golpe de mano parlamentario que acabó con Rajoy y su Gobierno y ha entronizado un Gobierno del PSOE sin escaños, apoyado en Podemos, el nacionalismo vasco y el golpismo catanazi, podría tener el inesperado efecto de acabar con el deslizamiento del PP hacia la extinción política. Sin embargo, el efecto de esta convulsión que siempre fue técnicamente posible –se dice que Sánchez rechazó el año pasado una moción de censura similar– no abarca sólo al PP sino a todo el ámbito del centroderecha español, que es el único que hoy defiende la integridad nacional y el sistema constitucional.
Las cuatro fuerzas pre-electorales
Hasta la moción de censura, el futuro de España pasaba por Rivera. Tras ella, el futuro de "todo lo que está a la derecha de la izquierda", y también Rivera, pasa por Pablo Casado. También el futuro de Vox, que está recibiendo el voto desencantado del PP que no va a Ciudadanos y que ve premiada su tarea en los tribunales contra el Golpe catalán y su oposición al Estado de las Autonomías, incompatible con la supervivencia de España sin una reforma que devuelva al Estado las competencias que nunca debió transferir: Educación, Interior y Sanidad, amén de una reforma de la función pública que la reabra a todos los españoles en toda la nación y una legislación en materia lingüística que garantice el derecho a estudiar en España en cualquier sitio de España desde la guardería a la Universidad.
¿Por qué Casado y no Cospedal? Porque es el único que plantea con claridad –y así lo hizo en su entrevista en esRadio– que no cabe rehacer el PP, aunque ello sea paso inexcusable, sin reconstruir todo el centroderecha como alternativa de Poder. Y llamó a la unidad de cuatro fuerzas: el PP, Ciudadanos, Vox y las organizaciones no partidistas como Libres e Iguales. En realidad, al definirse como el candidato de la "España de los balcones", Casado plantea, desde otro PP, un Movimiento Democrático Nacional que reagrupe, antes y después de las citas electorales de 2019, a los millones de españoles que respondieron al mensaje del Rey del 3 de octubre. Tras las elecciones municipales, autonómicas y europeas que retratarán la fuerza de los partidos de centro y derecha, habrá que crear una alternativa nacional. Y ahí entran esas fundaciones a las que también citó Casado (Villacisneros, Covite, Valores y Sociedad, Blas de Lezo), herederas de la AVT de Alcaraz que plantó cara al pacto de la izquierda con el nacionalismo y el terrorismo.
Igual que en la primera legislatura de ZP, un PP desarbolado fue sustituido en la oposición al proyecto zapaterino –que puede culminar ahora Sánchez– por la AVT de Alcaraz, Foro Ermua, la COPE, El Mundo y Libertad Digital, ahora, el pegamento de los partidos tras las elecciones de mayo de 2019 serán esas entidades cívicas que no se han rendido pese a la dispersión organizativa, la imprecisión ideológica y el sectarismo de PP, Cs y VOX. Y como también señaló Casado, la defensa de la lengua española como derecho inalienable e indiscutible en lo laboral y en lo escolar, debe unir a todos los que realmente quieren revertir el proceso separatista. La lengua es el arma de ataque de todos los enemigos de España. Debe ser la trinchera primera y fundamental de su defensa. Y ahí, ni PP ni Cs se han retratado. Lo hacen movimientos cívicos y apartidistas, como Hablamos español, a los que es prioritario apoyar desde todos los partidos constitucionales.
La clave, la sociedad civil
Es también esencial que se reconozca el papel de levadura, no masa, de la sociedad civil, como ha hecho Casado al empezar su tarea política. SI es sincero, eso supone que no busca sólo recuperar los millones de votos de Cs que difícilmente volverán al PP y que el rajoyismo se empeñó en considerar su única tarea pendiente, sino que imagina un proyecto plural, en el que la implantación territorial y proyección mediática definirán la hegemonía de PP y Cs, en principio desigual y sin duda cambiante, pero cuya alianza tácita debe ser tan evidente como la de las izquierdas y los separatismos para vencerlos. Soraya y Cospedal buscan el Poder a través del PP. Casado sabe que para él sólo será posible llegar al poder del PP, técnicamente inaccesible, si tiene o hace creer a las bases que puede tener un proyecto para recuperar una idea de España alternativa a la máquina para destruirla que avanza a todo tren. A Soraya y Cospedal les basta el partido. A Casado le sobra si no ofrece algo más: una política, una ideología, una lucha por la hegemonía cultural, hoy, gracias a la Derecha, total y absolutamente en manos de la Izquierda.
Dejo para otro domingo el problema aparentemente esencial de todo el centroderecha: el aplastante dominio mediático de la Izquierda. No ha hecho más que empeorar desde que escribí en La Ilustración Liberal el ensayo sobre el invierno mediático que se nos venía encima gracias a la miserable actitud y la ciega soberbia de Aznar, que, antes de irse, padeció. La gran diferencia con respecto al atroz panorama de hace quince años es que entonces no había medios para el mensaje, pero había mensaje. Hoy no hay mensaje, o eso quieren los partidos, y creen que no hacen falta medios.
En rigor, quieren hacer de la necesidad, virtud. Pero basta ver TV3, el verdadero partido del golpismo catalán, para comprobar que eso es falso. Los medios son más necesarios que nunca. Pero además hay que tener unas ideas, no sólo unos consejos publicitarios que "vender" o "transmitir". "No comunicamos bien todo lo que hacemos", decía el PP de Rajoy, que nunca se atrevió a confesar que lo que no sabía decir es que no sabía qué hacer. Pero lo que está pasando con el caso de La Manada es justo lo contrario: no paran de decir bobadas a favor de corriente sin ver en qué sentido los lleva.
La Manada y el desvarío del centroderecha
Este es quizás el caso más grave de desvarío político del centroderecha en décadas. Rivera ha dicho sin leer el auto del tribunal –decidido además por el voto de una magistrada– que dejar en libertad condicional a unos tíos convertidos en el pimpampum del totalitarismo sexista muestra "las grietas" del Sistema. Más bien las grietas intelectuales y morales de unos políticos ayunos de decoro intelectual y de responsabilidad política. ¿Ha visto Rivera el vídeo que sólo han visto los jueces? No. Entonces, ¿en qué se basa, qué grietas son esas? ¿Las del Ministro de Justicia insultando al juez que emitió un voto particular, del que dijo que "tiene un problema"? ¿También Ciudadanos quiere acometer la "reforma mental" de los jueces? ¿Habrá psiquiátricos como en la URSS para jueces y fiscales disidentes? ¿Cómo puede pedir respeto a la Ley en Cataluña quien la ataca en Navarra?
No es achaque de centrismo blandito sino de demagogia teledirigida y generalizada. Cospedal, abogada del estado, dice estar "profundamente frustrada" por la decisión de los jueces navarros que, más que los políticos, representan, siquiera a trompicones, el Estado de Derecho. ¿No creen los supuestos defensores de la ley y el Orden que esos jueces ya padecen la suficiente presión como para que ellos se sumen a la manada linchadora? En nada se diferencian de la torpísima portavoz del nuevo Gobierno que dijo sobre el caso estas tres mentiras en diez segundos: "Ella dijo no. Esa es la opinión que está en el ambiente social y es un hecho probado".
Si Doña Celáa se hubiera molestado en leer la sentencia y el voto particular que aunque no la rebata legalmente da datos que se omiten en la condena, de ahí su disidencia, habría visto que ella nunca dijo no, que siempre contestó a preguntas de la defensa que nunca dijo no. "Lo que está en el ambiente social" no es argumento legal y asquea ver a la portavoz del Gobierno haciendo el coro a la manada linchadora. Sobre lo probado en la sentencia, ¿olvida que también está recurrido? En fin, admitamos que la Izquierda sólo defiende las leyes que impone. ¿Y la Derecha? ¿Seguirá amparando leyes tan zafiamente inconstitucionales como la de Violencia de Género y la de Memoria/Venganza Histórica? Esta es la gran cuestión: si a la derecha de la izquierda hay autonomía política o seguidismo de los medios, es decir, sumisión a la Izquierda.
El populismo judicial, aliado del golpismo
Que Cospedal compita en femidemagogia con Irene Montero es lamentable. Que Rivera se sume al populismo judicial que tiene en la movilización contra los jueces y contra la sentencia de La Manada su vanguardia publicitaria es, simplemente, suicida. El populismo judicial puesto en marcha por podemitas y proetarras aboca fatalmente a la "solución política" de la Izquierda al golpismo catalán: la impunidad. No ver que se trata de un mismo movimiento de deslegitimación de la Ley es peor que una ceguera: un suicidio ideológico, ético y político.
No sé si casado está en condiciones de plantear en serio este asunto ante la base del PP. Creo que si lo hace, orientará el futuro de su partido y tal vez también el de Cs en la única dirección posible, aparte de rendirse. O se defiende del todo la Constitución, o el sorayismo se impondrá, con Soraya o sin Soraya. La base social de Ciudadanos en Cataluña es clave, y la base social del PP en el conjunto de España es esencial. Pero ni una ni otra son suficientes por sí solas, sin una línea política clara y común.
Volviendo al principio de este artículo, si por Rivera pasaba el futuro hace un mes y por Casado podría pasar ahora en mes y medio, la situación en España es tan grave que sólo si cada uno de ellos, con Vox y con todas las asociaciones que defienden la Nación y la Constitución, con generosidad y atendiendo al interés nacional, son capaces de crear una línea de defensa de todo lo que nos une, que es más de lo que nos separan siglas y personalismos, podremos afrontar un peligro que ya no pertenece al futuro sino al más rabioso y oscuro de los presentes.