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Federico Jiménez Losantos

Absolución judicial y tentación bipartidista del PP de Casado

Mientras el Dr. Sánchez se hunde en el lodazal del plagio, el PP aparece como su salvavidas y Cs como su frustrado verdugo.

Mientras el Dr. Sánchez se hunde en el lodazal del plagio, el PP aparece como su salvavidas y Cs como su frustrado verdugo.
Sánchez y Casado en su encuentro en Moncloa | EFE

Es una buena noticia para la Nación y para el desportillado orden constitucional español que la tramposa y grotesca instrucción del Caso Casado por una jueza garzonita haya sido ridiculizada y destruida por la fiscalía del Supremo. Pero temo que la condena personal y política que en estos meses han perpetrado los medios más abyectamente golpistas o más abiertamente bizcochables contra el flamante presidente del PP no haya escarmentado a la Derecha de su sueño ideológico y mediático, que es el de compartir privilegios con la Izquierda en los imperios que la sirven, del duopolio televisivo creado ilegalmente por Soraya para solaz de Ferreras o las ruinas de PRISA, rescatadas del fango por Rajoy y la crema del IBEX.

La claudicación viene de lejos

Nada explica mejor la tendencia ideológica de un partido que su política mediática. Con ella debe crear en la opinión pública una mayoría que, urnas mediante, lo lleve al Poder. Sin embargo, desde 2004, el PP de Rajoy cambió esa voluntad legítima de llevar su mensaje a la ciudadanía a través de los medios tradicionalmente afines por mendigar ante los hostiles, despreciando, juzgando y condenando a los que osan criticar a la Izquierda. En rigor, esa tentación de buscar el protectorado mediático de la izquierda abjurando de cualquier alternativa de Derecha viene de tiempos de Aznar.

En cientos de artículos, ensayos y libros -De la Noche a la mañana, Con Aznar y contra Aznar, El linchamiento o Los años perdidos de Rajoy- he relatado, como testigo privilegiado y víctima de los hechos, esa vileza hecha costumbre de apuñalar a los medios supuestamente cercanos para congraciarse con los indudablemente enemigos, incluso tras vencerlos. La experiencia me ha demostrado que a los medios liberales sin partido nos va mucho mejor contra la Izquierda que con la Derecha en el Poder. Así que, si fuera por interés personal o profesional, me conviene Falconetti en el Poder más que Casado o Rivera, que en lo mediático es idéntico al PP.

Sin embargo, España y la Libertad, para cuya defensa en democracia son necesarios los partidos, viejos o nuevos, nos han llevado siempre a apoyar a los que, por ser de derechas o políticos del montón, nos traicionan miserablemente. Y estamos condenados a hacerlo, mientras respeten o, al menos, no quieran destruir, los valores morales y las instituciones políticas -Libertad, Propiedad, Ley- que deben estar muy por encima del periodismo.

Los meses contradictorios de Casado

Pablo Casado pasó de protagonizar un primer mes extraordinario, del bautismo electoral en esRadio a la victoria contra Baby Macbeth y la visita a la Guardia Civil de Alsasua y la Policía Nacional de Barcelona, a otro mes en que el acoso del máster se tradujo en un cambio de rumbo radical, orientado a recuperar el bipartidismo y a combatir junto al PSOE a Rivera. La condena de la limpieza de lazos amarillos (¡tras haber peregrinado a Vía Layetana!) mostraron un PP desarbolado por el acoso a su líder y en el que el despido de Arriola no suponía el abandono del arriolismo. Al revés: que fuera Maroto, el que presumía de tener un "futuro compartido" con Bildu, el que encabezara la contrarreforma del PP y la vuelta al sorayismo, mostró que Rajoy no mandaría en Génova, pero la política seguía siendo la suya.

Tampoco la absolución política del Presidente del PP en el Supremo ha supuesto un cambio en la estrategia de Casado, que insiste en reñir con Rivera, en vez de ofrecerle su brazo, incluso el abrazo del oso, para echar al Presidente cum fraude y a sus aliados comunistas y golpistas del Poder. Para escenificar ese cambio, tan esperado por los votantes que fueron del PP, sólo debía apoyar la petición de Cs de llevar a Falconetti al Congreso para triturar la "alta ejemplaridad" de que presume el negrero de plagiarios.

Pues no, señor. Para alegría de marotos, va a llevarlo al Senado, en el que, como ha dicho maliciosamente Rivera, no pueden hablar Casado ni él y se alivia el trance de Falconetti, encantado de ir al sitio que se propone cerrar. Total, que mientras el Dr. Sánchez se hunde en el lodazal del plagio, el PP aparece como su salvavidas y Cs como su frustrado verdugo. ¿Torpeza? ¿Cobardía? ¿Desprecio a la opinión pública por Casado? Algo más y peor: tradición, costumbre, la propensión al pasteleo con el PSOE que nos ha llevado al golpe en Cataluña, que Rajoy permitió y Falconetti, hecho un sorayo, protege dialogueando. O sea, el jaque mate a la Nación.

Ahora resulta que Maíllo era del maquis

Para evitarlo, Casado debería empezar rescatando al PP de tíos como Maíllo, amo de Génova 13 estos últimos años y que ahora en Twitter se proclama represaliado por la dictadura -parece que su padre riñó en una taberna con unos falangistas- y dice que Franco era como Hitler y Lenin. Por eso haría la guerra al comunismo. Y con él, la media España que vota al PP y éste desprecia absteniéndose en la profanación de su tumba. Un PP eternamente mariacomplejinado ni sirve a España ni le sirve a Casado. Aunque ya lo anunció Lenin -gemelo de Franco, según Maillóteles, por eso defendía la Cruz y la propiedad- nunca entenderé la manía de la Derecha española en ahorcarse con la soga que le vende, carísima, la Izquierda.

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