Hay muchas razones para que un español que no padezca invalidez, enfermedad, agorafobia o lejanía insalvable de la Patria se acerque hoy, a las 12, a la Plaza de Colón, en el centro mismo de la capital de España. La primera, claro, es que nos convocan los tres partidos que defienden la Nación y la Constitución, tras saberse que el Traidor Sánchez pretende negociar la independencia de Cataluña con mediadores internacionales, tal y como la ETA, autora histórica de ese guion, pretende desde que empezó a matar españoles para doblegarnos y privarnos de lo que es nuestro: España.
La segunda es que todos los enemigos de España y de la Libertad, sin excepción, están en contra de la manifestación de hoy. No hay una sola rata periodistiprogre, un escriba lamelibranquio, un millonario telemaduro o un vocero radiopodrido que no himple, como las hienas, ante una convocatoria hecha aprisa y corriendo, pero sin duda oportunísima, viendo a todos los que molesta. Si El País, la SER, La Vanguardia, El Periódico, la Sexta, la Cuatro, TVE y Telemadrid aúllan contra la llamada de Rivera, Casado y Abascal, es señal inequívoca de que nubla el horizonte golpista mediático y político, empezando por la ETA y terminando por Felonetti. Si los buenos llaman, hay que pensarlo. Si los malos tratan de impedirlo, hay que acudir.
Apoyar al Supremo, a la Ley contra el Golpe
La tercera razón es que este martes empieza en el Tribunal Supremo el juicio a los principales autores del Golpe de Estado del 1 de Octubre de 2017, aunque en realidad viene perpetrándose desde hace cuarenta años, cuando el nacionalismo racista-pujolista y la miserable izquierda catalana declararon políticamente incorrecto el nombre de España y toda pretensión de libertad e igualdad ante la ley en nombre de la Constitución de 1978.
Lo que se juzga, como bien aclaró Javier Ortega en esRadio este viernes, no es un acto más de violencia sino de rebelión contra el Orden constitucional, para liquidar la soberanía nacional española, base de la ordenación legal. El Golpe de Estado no es un acto contra una ley sino contra todas las leyes. Lo que busca es privar de toda protección legal a toda la ciudadanía. Por eso es el delito más grave de todos. Y así debe ser juzgado. Y debe ser condenado.
Acudir hoy a Colón es apoyar a los siete jueces, los cuatro fiscales, al juez instructor, a los abogados del Estado decentes que este indecente Gobierno apartó cuando se negaron a firmar el cambio de la base legal de la acusación, resultado lógico de la colocación por los golpistas en La Moncloa de su hombre, el traidor Pedro Sánchez, Falconetti o Felonetti. Es también respaldar a los que anónimamente han contribuido a crear las bases jurídicas para el juicio, empezando por la acusación popular de Vox, que se presentó y empezó a trabajar cuando nada hacía suponer que Rajoy y toda la oposición no harían nada contra el Golpe, ni que se iba a producir la gran reacción nacional que los ha llevado al dulce momento que ahora disfrutan.
Y aunque la convoquen tres partidos políticos que, seguramente, hoy están representando a la mayoría de los españoles, el gran acto en Colón es también una manifestación contra la política en su acepción más rastrera, la partidista, que busca un beneficio particular a costa del interés general. Sin mediar atentado terrorista, esta es la primera vez que tres partidos grandes y varios chicos convocan a la ciudadanía por un problema nacional. Es cierto que, esta vez, quieren robarnos nada menos que la Nación, pero hasta ahora nunca se había dado de forma tan clara la voz de alarma. Esta es la política en su acepción más noble, que debemos rescatar: la que trabaja para todos.
No una, sino veintiuna manifestaciones
En fin, hay una razón última para acudir, aunque no se tengan ganas, y es que es bastante fácil que no sea un gran éxito. Además de convocarse como un acto testimonial tras la rueda de prensa de Carmen la de Cabra, que confirmó lo de los mediadores internacionales, relatores o mamporrers, nada había preparado nadie el jueves para un acto de masas este domingo. Sin embargo, hay un precedente: la gigantesca manifestación de Barcelona el 8 de Octubre de 2017, tras el discurso del Rey en defensa de España y de la Constitución frente a los golpistas y a la cobardía del Gobierno de Rajoy.
Naturalmente, un milagro así sólo se produce una vez. Pero como el Golpe de Estado sigue, ahora con el apoyo directo del Gobierno del Felón, es preciso empezar a manifestarse no una, sino veintiuna veces, el número de las humillaciones que ha aceptado negociar el Felón con los golpistas. Hay que demostrar a los funcionarios fieles al Estado y a la nación, con el Rey a la cabeza, que estamos con ellos. Hay que demostrar a los políticos decentes que los vamos a apoyar. Hay que demostrar a los traidores que no vamos a olvidar su felonía. Y hay que demostrar a los golpistas, camino del banquillo, huidos en el extranjero o escondidos en sus guaridas mediáticas, que España ni olvida ni perdonará jamás a los que pretendieron liquidarla.
Además, a los buenos ciudadanos, a todos los españoles reunidos en Colón, les saldrá el sol. A los malos les espera la sombra.