Hay también indicaciones de que los rusos están listos para reiniciar sus operaciones en Lourdes, cerca de La Habana, donde tuvieron un puesto de espionaje electrónico orientado a los Estados Unidos durante casi cuatro décadas. Se muestran incluso dispuestos a utilizar bases aéreas en la isla para reabastecer de combustible sus bombarderos estratégicos, en caso de que alcancen acuerdos políticos en ese sentido.
Los lazos militares entre los dos antiguos aliados de la Guerra Fría se han vuelto a estrechar desde que Raúl Castro, que lleva casi 50 años al mando del ejército isleño, se hiciera cargo del gobierno cubano y, por la optra punta, el boom petrolero volviera a fortalecer el espíritu expansionista ruso, bajo el impulso de Vladimir Putin y Alexander Medvedev. Esto se vio reflejado en la visita a Cuba, a mediados del año pasado, del viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, y del jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, así como en el arribo a la isla, en diciembre, de navíos nucleares rusos.
Esos navíos visitaron antes puertos venezolanos. En efecto, Hugo Chávez ha emprendido una carrera armamentista basada en la forja de estrechos lazos militares con Moscú. Sus compras de armamento a Rusia, que no en vano fue en algún momento conceptuada como una nación con una economía del Tercer Mundo pero con armamentos del primero, superan los 5.000 de dólares en los últimos 4 años.
Entre las adquisiciones de Chávez, que se ha visto favorecido por el holgado financiamiento ruso, se cuentan modernos aviones de combate Sukhoi 30, 50 helicópteros, 92 tanques T-72, misiles Smerch y sistemas de misiles antiaéreos Antey 2500/S-300. Ante los corresponsales de la prensa extranjera, Chávez se jactó de que los cohetes comprados a Rusia son de los que "nunca fallan". Asimismo, subrayó su alcance, en clara alusión a Colombia, con cuyo gobierno Chávez mantiene una acre disputa a raíz del acuerdo militar suscrito entre Washington y Bogotá.
Chávez está empeñado en que le sigan en su escalada armamentista sus camaradas de la ALBA. Así, proporciona cooperación económica a Bolivia para que construya dos bases militares, una en el departamento de Pando y otra en el de Santa Cruz. No luce casual que esas bases financiadas por Venezuela están en regiones adversas al presidente boliviano, Evo Morales. Por cierto, esos proyectos han generado preocupación en Paraguay.
El 22 de setiembre, la televisora ecuatoriana Ecuavisa reveló que el hombre fuerte venezolano ofreció regalar una flotilla de aviones de combate Mirage 50 a Ecuador.
Los delirios de grandeza de Chávez, la admiración sempiterna de Raúl Castro por el aparato militar ruso y el renovado espíritu expansionista de la Rusia actual, conjugados con la miopía de muchos en la región, están dando lugar a una creciente presencia militar rusa en nuestro continente. De semejantes nubarrones no cabe esperar nada bueno.
© AIPE
JAIME DAREMBLUM, director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Hudson Institute (Washington).
Los lazos militares entre los dos antiguos aliados de la Guerra Fría se han vuelto a estrechar desde que Raúl Castro, que lleva casi 50 años al mando del ejército isleño, se hiciera cargo del gobierno cubano y, por la optra punta, el boom petrolero volviera a fortalecer el espíritu expansionista ruso, bajo el impulso de Vladimir Putin y Alexander Medvedev. Esto se vio reflejado en la visita a Cuba, a mediados del año pasado, del viceprimer ministro ruso, Igor Sechin, y del jefe del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, así como en el arribo a la isla, en diciembre, de navíos nucleares rusos.
Esos navíos visitaron antes puertos venezolanos. En efecto, Hugo Chávez ha emprendido una carrera armamentista basada en la forja de estrechos lazos militares con Moscú. Sus compras de armamento a Rusia, que no en vano fue en algún momento conceptuada como una nación con una economía del Tercer Mundo pero con armamentos del primero, superan los 5.000 de dólares en los últimos 4 años.
Entre las adquisiciones de Chávez, que se ha visto favorecido por el holgado financiamiento ruso, se cuentan modernos aviones de combate Sukhoi 30, 50 helicópteros, 92 tanques T-72, misiles Smerch y sistemas de misiles antiaéreos Antey 2500/S-300. Ante los corresponsales de la prensa extranjera, Chávez se jactó de que los cohetes comprados a Rusia son de los que "nunca fallan". Asimismo, subrayó su alcance, en clara alusión a Colombia, con cuyo gobierno Chávez mantiene una acre disputa a raíz del acuerdo militar suscrito entre Washington y Bogotá.
Chávez está empeñado en que le sigan en su escalada armamentista sus camaradas de la ALBA. Así, proporciona cooperación económica a Bolivia para que construya dos bases militares, una en el departamento de Pando y otra en el de Santa Cruz. No luce casual que esas bases financiadas por Venezuela están en regiones adversas al presidente boliviano, Evo Morales. Por cierto, esos proyectos han generado preocupación en Paraguay.
El 22 de setiembre, la televisora ecuatoriana Ecuavisa reveló que el hombre fuerte venezolano ofreció regalar una flotilla de aviones de combate Mirage 50 a Ecuador.
Los delirios de grandeza de Chávez, la admiración sempiterna de Raúl Castro por el aparato militar ruso y el renovado espíritu expansionista de la Rusia actual, conjugados con la miopía de muchos en la región, están dando lugar a una creciente presencia militar rusa en nuestro continente. De semejantes nubarrones no cabe esperar nada bueno.
© AIPE
JAIME DAREMBLUM, director del Centro de Estudios Latinoamericanos del Hudson Institute (Washington).