El nazismo sentaba de este modo las bases para el control definitivo de la población. El Estado, el partido y la ideología liberticida se fusionaban en una misma estructura de dominación.
Más de 70 años después, otro socialista está metiendo a Venezuela en la misma espiral totalitaria. El pasado 9 de mayo la Fiscalía General imputó a cuatro integrantes de la organización liberal Rumbo Propio por delitos de "traición a la patria"; por formar parte de una "opción radical de derecha al gobierno del presidente Hugo Chávez, toda vez que por medio del capitalismo liberal, pretenden confrontar la política socialista que impulsa el gobierno".
El Führer bolivariano pretende fusionar el Estado, el partido y su ideología liberticida en un mecanismo represor que erradique cualquier tipo de oposición a su régimen absolutista, y sin duda la más peligrosa de esas oposiciones proviene del capitalismo, defendido por los liberales venezolanos.
Rumbo Propio es un movimiento político cuya finalidad es aprobar un estatuto de autonomía para la región de Zulia inspirado en el respeto a los derechos individuales y en el libre mercado. Su sustrato ideológico es la Escuela Austriaca y el liberalismo cristiano: Gobierno limitado, capitalismo y asociacionismo privado.
Para lograrlo no tratan de transformar todo el país; su objetivo no es la secesión, sino la autonomía. No pretenden separarse de Venezuela, sino del asfixiante socialismo chavista. Quieren tomar su propio rumbo para acabar con la pobreza de los zulianos a través del capitalismo y el libre comercio. Su modelo de coexistencia es el de China y Hong Kong: "Un país, dos sistemas".
Todo esto, por supuesto, es más de lo que el despotismo de Hugo Chávez está dispuesto a tolerar. El socialismo no acepta ningún tipo de discrepancia, es totalmente intolerante; su principio rector es la explotación universal de todos los individuos a través del Estado. La libertad es demasiado explosiva como para suministrarla siquiera en pequeñas dosis: debe ser completamente barrida y absorbida por la burocracia.
De ahí que la prensa servil, en connivencia con la dictadura chavista, comenzara el 26 de febrero una campaña de difamación contra Rumbo Propio, al tildarlo de "grupo separatista". Merced a esta acusación, la fiscalía del Tribunal Supremo comenzó, cuatro días después, sus investigaciones por presunta vulneración del artículo 128 del Código Penal venezolano, esto es, por el delito de "traición a la patria", de donde podría derivarse una condena de hasta 30 años; diez veces más de los previstos por la legislación nazi.
En España, la agencia EFE, como si de otro medio de comunicación chavista se tratara, no dudó en ofrecer la noticia insultando a Rumbo Propio y manipulando sus principios ideológicos:
"El grupo 'Rumbo Propio para el Zulia', que se define de extrema derecha, propone un plebiscito para alcanzar la autonomía de esa región del oeste del país e instalar un gobierno 'capitalista liberal' que haga frente al socialismo del presidente Hugo Chávez".
Parece ser que todo cuanto se oponga al compañero de armas bolivariano, al renovado libertador de América Latina, merece ser calificado de "extrema derecha" por las huestes zapateriles del periodismo institucionalizado. Es la vieja táctica de la propaganda stalinista, según la cual todo opositor al comunismo era necesariamente fascista; parece que EFE tiene bien aprendida la lección.
La consecuencia de todo este ventilador de basura ha sido la legitimación de la persecución ideológica iniciada por el Estado venezolano, que dio un paso cualitativo el 9 de mayo, con la imputación de Néstor Suárez, Alberto Mansueti, Natalia Fernández y Gustavo Pineda por el delito de "pensar".
Los miembros de Rumbo Propio son víctimas de un proceso inquisitorial típicamente socialista, cuyos culpables no deben buscarse solamente entre los matarifes chavistas, también en todos los intelectuales y políticos occidentales que dan apoyo financiero, moral y político a la progresiva implantación de la dictadura en Venezuela.
No sólo debemos señalar con el dedo acusador al armatoste estatista bolivariano; también en nuestro país la indiferencia totalitaria, la pulsión antiliberal y la querencia socialista dan paso a una connivencia lamentable con la sistemática violación de los derechos individuales que los criminosos autócratas latinoamericanos están llevando a cabo.
Antes de que toda esta caza política se desatara, Néstor Suárez, líder de Rumbo Propio, escribía cándidamente estas palabras:
"Ser derecha no es delito ni deshonra: es tomar las banderas del libre mercado contra el socialismo; de la ley y el orden contra la criminalidad; de la propiedad privada contra las invasiones; de la creación de riqueza contra la pobreza y la miseria; del trabajo y la producción contra el estatismo distribucionista; y, por fin, de la familia venezolana contra la pauperización, desintegración y degradación que hoy la destruyen".