Y digo que me veo obligado porque, amén de mi convicción de que hay que decir las cosas, porque para eso uno es periodista, en la derecha española existe un cierto consenso respecto de que en Macri hay un par, un colega, alguien parecido y, para colmo, un consecuente antipopulista.
Pues no es así. Y un hecho de los últimos días viene a confirmarlo. Un hecho cuyos orígenes se remontan a hace treinta y seis años, a 1973, cuando era presidente de la República Argentina el yerno del brujo López Rega, Raúl Lastiri, en sustitución del Dr. (odontólogo) Héctor Cámpora, un "obsecuente de Perón", como él mismo se definió, al que las circunstancias y la imposibilidad legal de que el propio general se presentara a las elecciones llevaron a la primera magistratura con la consigna "Cámpora al gobierno, Perón al poder".
Cámpora había tenido que dimitir tras una serie de errores imperdonables, el peor de todos ellos el darle alas a lo que ya se llamaba "izquierda peronista", cosa que repugnaba al líder. Recordemos que entre los ministros que Cámpora había designado se contaba Esteban Righi, hombre próximo a Montoneros, que pretendió la disolución de la Policía Federal, actual procurador general de la Nación y con un importante despacho jurídico que atiende a los intereses de los Kirchner. En la noche del 5 al 6 de setiembre de aquel año 73, la organización revolucionaria –que aún no se podía definir como "organización armada" por falta de medios para ello– intentó el copamiento del Comando de Sanidad del Ejército, con el propósito de hacerse con armas, material médico y otros elementos necesarios para la "guerra popular prolongada" que debía llevarlos al poder y que, finalmente, perdieron.
Un soldado que hacía el servicio militar y que había alcanzado la categoría de dragoneante –lo que le daba derecho a portar armas– abrió la puerta al grupo del ERP, que entró al local militar sin inconvenientes. No les fue tan fácil salir. Alguien dio el aviso de la situación e intervinieron rápidamente la policía y efectivos del Regimiento de Infantería 1, Patricios, y se entabló un combate breve y sangriento, en el que cayó muerto el teniente coronel Jorge Duarte Hardoy, segundo jefe de Patricios, y fueron heridos varios oficiales y soldados.
No hubo bajas en el grupo del ERP. El diario La Prensa de Buenos Aires informaba el 7 de setiembre de 1973, es decir, un día más tarde, que eran "conocidos varios de los terroristas apresados por haber participado en hechos que en su momento, como el de ayer, conmovieron a la opinión publica", y daba los nombres de Miguel López, Ramón Gomes, Martín Marcó y Carlos Ponce de León, que habían sido liberados por una amnistía general del presidente Cámpora el 25 de mayo de aquel año. Ponce de León había sido condenado por el secuestro y asesinato del Dr. Oberdan Salustro, representante de la Fiat en la Argentina. Alejandro Beltrán se había fugado del penal de Rawson, refugiándose en Chile. No se dijo entonces que Eduardo Anguita, coautor junto a Martín Caparrós de la extensa obra en tres volúmenes La voluntad, imprescindible como fuente para la historia de los años setenta, formaba parte del comando; la lógica kirchnerista hace que Anguita sea hoy el director del canal 7, la televisión pública argentina.
Invernizzi fue interrogado en el regimiento Patricios, donde no calló ni una coma del plan de copamiento del comando, en el que, al parecer, debía de ser la eminencia gris, puesto que los demás, según Anguita, "no fueron molestados" a partir de esa confesión.
Por diversas razones, entre ellas la existencia de un gobierno constitucional y el haber sido atrapado por el Ejército y no por la Triple A, Invernizzi, que debía de ser persona bien relacionada, como hijo de la conocida psicóloga Eva Giberti, quien tenía los vínculos necesarios para recomendarlo para el destino que tenía en el Comando de Sanidad, adquirió la condición de preso legal y sobrevivió. Pasó en la cárcel once años.
En tiempos de Alfonsín, Invernizzi fue corresponsal de Radio Belgrano en Nicaragua, donde su antiguo jefe Enrique Gorriarán Merlo, que acababa de fundar la Seguridad del Estado del sandinismo, preparaba el asesinato en Paraguay de Anastasio Somoza, el dictador derrocado por el FSLN. Gorriarán, cuya vida da para varias novelas negras, no paró hasta el final de su vida, y en 1989 intentó el copamiento del regimiento de La Tablada, en la provincia de Buenos Aires, donde murieron 39 personas, entre ellas cinco soldados que hacían el servicio militar. Nunca se encontraron pruebas de que Invernizzi hubiese participado en la acción o en la planificación, pero hay quien lo considera más que probable.
Pues bien: Invernizzi, que acaba de cumplir 57 años, es desde hace un tiempo funcionario de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Y Macri acaba de designarlo secretario de Derechos Humanos, en una jugada política absolutamente kirchnerista: los miembros de las antiguas organizaciones armadas o las madres de Hebe de Bonafini son para el presidente consorte y la presidenta en ejercicio la mejor opción para hacerse cargo de los derechos humanos. Para Mauricio Macri, al parecer, también.
Pregunta para la derecha española entusiasmada con Macri: ¿designaría usted para que se encargara de los derechos humanos a un dirigente etarra?
vazquezrial@gmail.com
www.vazquezrial.com
Pues no es así. Y un hecho de los últimos días viene a confirmarlo. Un hecho cuyos orígenes se remontan a hace treinta y seis años, a 1973, cuando era presidente de la República Argentina el yerno del brujo López Rega, Raúl Lastiri, en sustitución del Dr. (odontólogo) Héctor Cámpora, un "obsecuente de Perón", como él mismo se definió, al que las circunstancias y la imposibilidad legal de que el propio general se presentara a las elecciones llevaron a la primera magistratura con la consigna "Cámpora al gobierno, Perón al poder".
Cámpora había tenido que dimitir tras una serie de errores imperdonables, el peor de todos ellos el darle alas a lo que ya se llamaba "izquierda peronista", cosa que repugnaba al líder. Recordemos que entre los ministros que Cámpora había designado se contaba Esteban Righi, hombre próximo a Montoneros, que pretendió la disolución de la Policía Federal, actual procurador general de la Nación y con un importante despacho jurídico que atiende a los intereses de los Kirchner. En la noche del 5 al 6 de setiembre de aquel año 73, la organización revolucionaria –que aún no se podía definir como "organización armada" por falta de medios para ello– intentó el copamiento del Comando de Sanidad del Ejército, con el propósito de hacerse con armas, material médico y otros elementos necesarios para la "guerra popular prolongada" que debía llevarlos al poder y que, finalmente, perdieron.
Un soldado que hacía el servicio militar y que había alcanzado la categoría de dragoneante –lo que le daba derecho a portar armas– abrió la puerta al grupo del ERP, que entró al local militar sin inconvenientes. No les fue tan fácil salir. Alguien dio el aviso de la situación e intervinieron rápidamente la policía y efectivos del Regimiento de Infantería 1, Patricios, y se entabló un combate breve y sangriento, en el que cayó muerto el teniente coronel Jorge Duarte Hardoy, segundo jefe de Patricios, y fueron heridos varios oficiales y soldados.
No hubo bajas en el grupo del ERP. El diario La Prensa de Buenos Aires informaba el 7 de setiembre de 1973, es decir, un día más tarde, que eran "conocidos varios de los terroristas apresados por haber participado en hechos que en su momento, como el de ayer, conmovieron a la opinión publica", y daba los nombres de Miguel López, Ramón Gomes, Martín Marcó y Carlos Ponce de León, que habían sido liberados por una amnistía general del presidente Cámpora el 25 de mayo de aquel año. Ponce de León había sido condenado por el secuestro y asesinato del Dr. Oberdan Salustro, representante de la Fiat en la Argentina. Alejandro Beltrán se había fugado del penal de Rawson, refugiándose en Chile. No se dijo entonces que Eduardo Anguita, coautor junto a Martín Caparrós de la extensa obra en tres volúmenes La voluntad, imprescindible como fuente para la historia de los años setenta, formaba parte del comando; la lógica kirchnerista hace que Anguita sea hoy el director del canal 7, la televisión pública argentina.
Invernizzi fue interrogado en el regimiento Patricios, donde no calló ni una coma del plan de copamiento del comando, en el que, al parecer, debía de ser la eminencia gris, puesto que los demás, según Anguita, "no fueron molestados" a partir de esa confesión.
Por diversas razones, entre ellas la existencia de un gobierno constitucional y el haber sido atrapado por el Ejército y no por la Triple A, Invernizzi, que debía de ser persona bien relacionada, como hijo de la conocida psicóloga Eva Giberti, quien tenía los vínculos necesarios para recomendarlo para el destino que tenía en el Comando de Sanidad, adquirió la condición de preso legal y sobrevivió. Pasó en la cárcel once años.
En tiempos de Alfonsín, Invernizzi fue corresponsal de Radio Belgrano en Nicaragua, donde su antiguo jefe Enrique Gorriarán Merlo, que acababa de fundar la Seguridad del Estado del sandinismo, preparaba el asesinato en Paraguay de Anastasio Somoza, el dictador derrocado por el FSLN. Gorriarán, cuya vida da para varias novelas negras, no paró hasta el final de su vida, y en 1989 intentó el copamiento del regimiento de La Tablada, en la provincia de Buenos Aires, donde murieron 39 personas, entre ellas cinco soldados que hacían el servicio militar. Nunca se encontraron pruebas de que Invernizzi hubiese participado en la acción o en la planificación, pero hay quien lo considera más que probable.
Pues bien: Invernizzi, que acaba de cumplir 57 años, es desde hace un tiempo funcionario de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. Y Macri acaba de designarlo secretario de Derechos Humanos, en una jugada política absolutamente kirchnerista: los miembros de las antiguas organizaciones armadas o las madres de Hebe de Bonafini son para el presidente consorte y la presidenta en ejercicio la mejor opción para hacerse cargo de los derechos humanos. Para Mauricio Macri, al parecer, también.
Pregunta para la derecha española entusiasmada con Macri: ¿designaría usted para que se encargara de los derechos humanos a un dirigente etarra?
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