Pero el Latinobarómetro 2007 muestra que eso no es verdad: un 52% de los latinoamericanos cree que la economía de mercado es el mejor sistema para su país; algo, por otra parte, sorprendente, dado los pocos avances experimentados por la región en materia de libertad económica y la creciente retórica marxista y anticapitalista de los discursos políticos. Claro que los resultados varían de un país a otro: el apoyo a la economía de mercado es del 74% en Colombia, del 66% en Nicaragua, del 60% en México, del 57% en Bolivia y del 49% en Venezuela.
Más sorprendente es la opinión de la gente sobre las privatizaciones de la década de los 90, muchas de las cuales salieron mal como consecuencia de la corrupción. El porcentaje de los latinoamericanos que creen que las privatizaciones benefician a sus países ha aumentado desde el 20% registrado en 2000 hasta el 35% de 2007. Las cifras para Venezuela, Ecuador y Bolivia son 47, 45 y 43%, respectivamente.
Tales resultados son frustrantes para Chávez, Correa y Morales, que engañan al pueblo diciendo que sólo las élites apoyan las privatizaciones. También debe de contrariarles el hecho de que el 56% de los latinoamericanos considere que la empresa privada es indispensable para el desarrollo económico de sus países. Incluso en la convulsa Venezuela, el 61% de la población piensa que la empresa privada es esencial para el desarrollo económico.
El Latinobarómetro recoge el apoyo popular a las instituciones fundamentales que promueven la libertad económica y la prosperidad... y a un mayor intervencionismo del Gobierno en la economía, a pesar de que el descontento por las fallas gubernamentales a la hora de proveer incluso los servicios públicos más básicos es generalizado.
¿Cómo se explican tales contradicciones? Para empezar, la gente –no sólo en América Latina– aspira con frecuencia a alcanzar objetivos mutuamente excluyentes. Así, hay quien aprecia la eficiencia del sector privado y a la vez pretende contar con un Estado del Bienestar. No comprenden que los altos impuestos que financian el Estado del Bienestar destruyen los incentivos que mueven a los emprendedores y a los inversores.
Por otro lado, cuando la gente pide más Estado a sabiendas de que éste es ineficiente y una fuente de corrupción, hay que atender al estado de la sociedad civil. Cuando ésta es débil, crecen las dificultades para concebir que organismos ajenos al Estado puedan hacer frente a los problemas sociales.
Por cierto, llama bastante la atención que la entidad no gubernamental en que más confían los latinoamericanos sea la Iglesia Católica. A pesar de los insultos que le dedican Chávez y Morales, la Iglesia Católica goza del apoyo y la confianza del 74% de los latinoamericanos. El segundo lugar lo ocupan los militares, con poco más del 50%.
América Latina necesita tener muchas más asociaciones independientes, no politizadas, que puedan hacer todo aquello en lo que los Gobiernos han fracasado. Eso sí que sería una revolución modernista y positiva, y no las que comandaron en el pasado Perón, Allende y Castro o las que comandan hoy Chávez, Correa y Morales.
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