IRAK
Una ejecución precipitada, infame y chapucera
No hay una sola persona en la Tierra, y somos 6.000 millones, que haya matado más que Sadam Husein. Sadam no sólo mató, también torturó y mutiló, muchas veces por placer y con sus propias manos. Se ganó a pulso ser considerado el más abominable monstruo del planeta. Nadie ha hecho más por merecer la pena de muerte que él. Así pues, que el Gobierno iraquí haya convertido su proceso en una chapuza y al monstruo en víctima no es sólo una tragedia, sino un crimen: contra ese nuevo Irak por el que están muriendo los americanos y contra la propia Justicia.