ABÚ MUSAB AL ZARQAUI
Hemos matado al príncipe de Al Qaeda
La primera pregunta que formularon algunos escépticos en las primeras horas del pasado 8 de junio fue: ¿representa una victoria la eliminación, en Irak, del jefe terrorista Abú Musab al Zarqaui? Por supuesto, se trata de una gran hazaña. El hombre que ordenó –y a veces ejecutó personalmente– el salvaje asesinato de tantos iraquíes, árabes, europeos y americanos era un representante del mal, en los sentidos filosófico y sociológico de la palabra. A pesar de sus adornos religiosos, no respetaba ley divina o humana alguna.