EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Transparencia y libertad
El Tribunal Supremo de EEUU ha estado a punto de convertirse en un reality show. En parte lo es, pero en vivo. Cualquiera dispuesto a levantarse temprano, a veces muy temprano, puede esperar ante su sede, uno de los más hermosos ejemplos del más depurado clasicismo, levantada en los años 1930, al lado del Congreso. Poco antes de que empiecen las sesiones de debate se abren las puertas y la gente entra por orden de llegada, cruza el llamado Great Hall y ocupa el espacio reservado al público, hasta que se agotan los 150 sitios disponibles.