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Exteriores

El primer ministro británico, Tony Blair.
7-J VERSUS 11-M

Firmeza y cobardía

La reacción del Gobierno británico, de su oposición parlamentaria e incluso de la opinión pública de aquel gran país tras el ataque terrorista del 7 de Julio contrasta vivamente con el desconcierto que se apoderó de España en los días después de la matanza del 11 de Marzo, hace año y medio. Mientras los londinenses han cerrado filas frente al salvaje atentado, los madrileños ya comenzaron a dividirse durante la multitudinaria manifestación de Atocha: eran chocantes los carteles que, llamando "asesino" a Aznar, pretendían atribuirle la responsabilidad de la matanza por haber apoyado la invasión de Irak.
Imagen tomada en Islamabad, Pakistán, en 2001 (www.rainews24.rai.it).
TERRORISMO ISLÁMICO

Londres: La conexión paquistaní

En los primeros días posteriores al horror del 7 de julio en Londres los medios de Gran Bretaña y del extranjero centraban considerablemente la atención en Londonistán, el zoológico local de agitadores islamistas, casi por completo árabes, que han ocupado los titulares durante años con su predicación fundamentalista. Líneas analíticas, muchas de ellas útiles, fueron trazadas hasta Al Qaeda e Irak, pero casi nadie en el Reino Unido prestaba atención al fundamentalismo musulmán doméstico.
George W. Bush, con el típico sombrero texano.
DESDE GEORGETOWN

El gobernador texano

George W. Bush fue elegido gobernador de Texas en 1994. En la campaña había tenido que luchar contra dos adversarios. Primero su rival, la demócrata Ann Richards, gobernadora desde 1990, una figura popular y con gancho, aunque no suficiente para revalidar su mandato. El segundo era su nombre. Lo malo no eran los apodos con que lo bautizó Ann Richards, por ejemplo “shrub”, que es otra forma de decir “bush”, es decir “arbusto” en tono de desprecio; lo peor era la propia familia del candidato.
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe.
COLOMBIA

Uribe en España: a palabras necias, respuestas claras

Hizo bien el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, durante su visita a Madrid en responder de manera clara y contundente al desafío que le hizo un alto representante de la ONG Amnistía Internacional (AI). Además, su firme actitud sienta un precedente en contra de una deplorable actitud que han asumido, desde hace ya varios años, algunas de las ONG que se autoproclaman como abanderadas de los derechos humanos.