DESDE GEORGETOWN
Católicos en Norteamérica (I)
José María Marco
A las pocas horas del fallecimiento del Papa Juan Pablo II, el cardenal y arzobispo de Washington, Theodore McCarrick, celebró una misa en San Mateo, la espléndida catedral católica. De familia irlandesa, a McCarrick se le nota el origen neoyorquino en el acento. Posee un estilo muy personal, nada pretencioso, proclive al buen humor afilado por la ironía, de fácil comunicación con la gente. Habla español. Suele empezar sus homilías con una anécdota de la vida de todos los días, extraída de alguna experiencia reciente. En su homilía en recuerdo del Papa recién fallecido hizo el mayor elogio que se puede hacer de alguien desde este lado del Atlántico. McCarrick dijo que Juan Pablo II, por su optimismo y su naturalidad, parecía un norteamericano.