El FEPC se creó para que funcionara en situaciones de fluctuación o volatilidad de los precios, con el objeto de permitir al Estado hacer las cuentas de manera sencilla con la industria del refino. Los precios del petróleo subían en el año 2006, pero también bajaban sin el actual descontrol. El fondo prácticamente equilibraba las cuentas entre el Estado y los agentes privados encargados del refino.
Pero, lamentablemente, desde mediados del año 2007, en que se inició una sostenida e inimaginable subida del crudo y sus derivados, el Gobierno decidió congelar los precios, FEPC mediante, por una razón política; por temor a las consecuencias de la subida de la gasolina. Las refinerías soportan ahora las pérdidas de sus operaciones porque el Estado no amortiza las deudas que genera.
El Gobierno aún no honra un importante remanente de lo adeudado desde el año 2007. Eso no es todo: las cuotas correspondientes a 2008 aumentan cada día más debido al cambio caótico de los precios en el mercado internacional. Estas deudas las vienen asumiendo las refinerías privadas y públicas, pues el fondo impide que se calcule el precio del petróleo y sus derivados de acuerdo con el funcionamiento del mercado. En efecto, para determinar el precio referencial del barril de crudo se asigna arbitrariamente la cifra de 95 dólares, cuando en realidad se aproxima a los 140.
El monto de las obligaciones del Estado con las refinerías se aproxima a los 2.000 millones de dólares. Obviamente, esta gravísima coyuntura afecta financieramente a las empresas involucradas. Como se sabe, las deudas deben ser canceladas siempre; los procedimientos artificiales para impedir los pagos y la utilización de subsidios generan inevitablemente inflación.
El Gobierno de Alan García ha utilizado el FEPC para establecer un subsidio con el presunto fin de "proteger a los consumidores". Pero, como es fácil de advertir y comprender, esta generosidad presidencial ha ocasionado un tremendo agujero económico.
Hasta ahora, y para sorpresa de muchos, el Gobierno del presidente García ha actuado con responsabilidad en el campo económico, razón por la cual recibe el reconocimiento y apoyo de la comunidad económica internacional. Él y su competente ministro de Economía, Luis Carranza, tienen, sin embargo, una prueba de fuego en el tema petrolero. Ojalá prevalezca la ortodoxia económica y se adopten las medidas correctivas necesarias.
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