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ESTADOS UNIDOS

Ojo con Ron Paul

El primer trabajo que tuve, allá por 1976, fue como asistente del congresista Ron Paul. Hace unos meses fui a visitarlo, y me alegró comprobar que no había cambiado nada en estos treinta años.

El primer trabajo que tuve, allá por 1976, fue como asistente del congresista Ron Paul. Hace unos meses fui a visitarlo, y me alegró comprobar que no había cambiado nada en estos treinta años.
Ron Paul.
Ron Paul se encuentra en estos momentos compitiendo por hacerse con la candidatura republicana a las presidenciales del año que viene. Sus convicciones acerca del gobierno limitado y la no intervención en otras países pueden chocar de frente con las del grueso de los electores republicanos en las primarias del GOP. Por lo que hace a Irak, éstos siguen apoyando al presidente Bush y rechazando las críticas a esa guerra interminable. No es de extrañar, pues, que Rudy Giuliani le haya exigido públicamente que pida perdón por su posición contraria a la guerra.
 
No obstante, el apoyo conservador a Bush empieza a presentar grietas de gran calado. Hoy sabemos que no hay evidencias de que Sadam Husein dispusiera de armas de destrucción masiva, y que la ocupación de Irak ha sido un desastre. Hasta el senador John McCain, defensor de la guerra, está criticando los errores que ha cometido nuestro Gobierno en Irak. Hoy, son unos cuantos los conservadores que se oponen a la guerra.
 
Por otra parte, cada vez son más los conservadores que se han dado cuenta de que Bush no comprende ni comparte la visión de Goldwater y Reagan. Incluso aquellos que insisten en que Bush ha resultado mejor que cualquier demócrata conceden que su desempeño deja mucho que desear.
 
Entre las graves equivocaciones del presidente Bush se cuentan las siguientes:
– Ha aumentado el gasto público considerablemente y ha apoyado una plétora de iniciativas propias del Big Government, como el programa Que Ningún Niño Quede Atrás o la expansión del Medicare.
 
– No ha empleado el veto presidencial para impedir que los congresistas aprobaran gastos que tenían propósitos meramente clientelistas o electoralistas.
 
– Su política de nombramientos ha dejado muchísimo que desear. Recordemos, por ejemplo, cuando quiso colocar a Harriet Miers en la Corte Suprema, o la incompetencia que mostró el fiscal general, Alberto Gonzales, en el escándalo relacionado con el despido de varios fiscales. O la ineptitud de Michael Brown, ex director de la Agencia Federal de Emergencias, tras el paso del huracán Katrina. O la salida de Paul Wolfowitz de la Presidencia del Banco Mundial, cargo para el que no estaba capacitado pero al que accedió en pago de su lealtad al inquilino de la Casa Blanca. Podría alargar la lista, pero no dispongo de más espacio.
 
– La flagrante ineptitud con que ha tratado de alcanzar objetivos tan importantes como la reforma de la Seguridad Social.
Todo esto deja abiertas las puertas a alguien con un mensaje verdaderamente reaganita; un candidato como Ron Paul. Sigo pensando que no conseguirá hacerse con la candidatura del Partido Republicano, pero podría desempeñar perfectamente el papel que desempeñó Eugene McCarthy en el Partido Demócrata en 1968: aunque no logró hacerse con la candidatura demócrata, consiguió que Lyndon Johnson arrojara la toalla... y que el partido cambiara de rumbo en las décadas siguientes.
 
 
© AIPE
 
BRUCE BARTLETT, economista y comentarista político.
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