Si Obama hubiera pretendido sumir en el horror a los electores pro vida, no podría haber encontrado una frase más certera que ésa de las jóvenes "castigadas con un bebé". Esa consideración de un recién nacido con un castigo causó estragos, así que el equipo de campaña del senador demócrata hubo de difundir rápidamente una aclaración, en la que se decía que Obama, padre amantísimo de dos niñas, piensa que los niños son "algo milagroso", y que lo único que pretendía con sus palabras era resaltar la importancia de reducir la tasa de embarazos entre las adolescentes. Pero lo cierto es que sus declaraciones no necesitaban precisión alguna, pues daban certera cuenta de su posición radical a lo largo de su carrera política.
Lo que me ha hecho recordar este episodio ha sido, evidentemente, el embarazo de la hija soltera y adolescente –cuenta 17 años– de la gobernadora Sarah Palin. "Nuestra preciosa hija Bristol nos trajo noticias que, como padres, sabíamos que pueden obligarla a madurar más rápidamente de lo que jamás habíamos planeado", dijeron en su declaración pública Sarah y su marido. Y añadían: "Estamos orgullosos de que Bristol haya decidido tener el niño, y aún más de convertirnos en abuelos. Mientras afronta las responsabilidades propias de la madurez, Bristol sabe que cuenta con nuestro apoyo y nuestro amor incondicionales. Bristol y el joven con el que se va a casar van a descubrir rápidamente las dificultades de criar un hijo, de ahí que cuenten con el amor y el apoyo de toda nuestra familia".
De acuerdo, el Obama de Pensilvania estaba inmerso en el mundo de las especulaciones y lo de los Palin es un desafío bien real, pero ¡vaya contraste! Para el candidato demócrata, el hijo inesperado de una hija adolescente es un castigo que hay que evitar; en cambio, para la candidata republicana a la vicepresidencia se trata de una bendición. La diferencia sería enorme incluso si estuviéramos hablando de episodios excepcionales; pero es que resulta que no lo son, que reflejan lo que sobre la vida en el útero vienen diciendo sus respectivas campañas. Desde luego, éstas no son las primeras presidenciales que enfrentan a un republicano antiabortista con un demócrata abortista: sin embargo, jamás las diferencias fueron tan obvias.
En lo relacionado con el aborto, Obama va incluso más allá de lo que estipula la sentencia de Roe contra Wade. "Lo primero que haré como presidente –dijo el año pasado al Planned Parenthood Action Fund– será firmar la Ley sobre la Libertad de Elección". Con ello no sólo se atendería a lo recogido en Roe vs. Wade, sino que se acabaría con las restricciones que permite el Supremo, como la prohibición que pesa sobre la financiación pública del aborto y sobre el aborto por nacimiento parcial.
El mes pasado preguntaron a Obama, en la iglesia de Saddleback, en qué momento considera que un bebé tiene derechos humanos; y Obama se salió por la tangente: "Responder con concreción a esa pregunta está más allá de mi competencia". Sin embargo, su postura sobre el aborto ha sido de todo menos equívoca. En el Senado de Illinois votó contra un proyecto de ley que pretendía dejar claro que los supervivientes de un aborto deben ser protegidos, que no se les puede matar o dejarlos morir. Incluso cuando un texto prácticamente idéntico: la Ley de Protección de los Nacidos Vivos, salió adelante (2002) con el voto unánime del Congreso y del Senado, Obama siguió rechazando la versión illinoisina del mismo. En lo relacionado con el aborto, jamás ha habido un candidato a la Presidencia tan radical.
Por cierto, ¿cuándo han tenido los republicanos un ticket tan decididamente pro vida? John McCain, uno de los miembros del Senado más confiables para los abortistas, es padre de siete hijos, uno de los cuales adoptó en Bangladesh. Su compañera no tiene su historial de votaciones, pero su postura resulta aún más impresionante: cuando, el pasado invierno, ella y su marido supieron que lo que venía era un niño con síndrome de Down, ni siquiera se plantearon el no tenerlo. Más del 90% de las estadounidenses en la misma situación han optado por abortar. Sarah eligió la vida. "Entendemos que toda vida inocente tiene un potencial maravilloso", dijo al poco de nacer la criatura, Trig Paxson Van Palin. "Le miro ahora mismo y veo la perfección".
La ambigüedad puede hacer de las suyas en esta campaña electoral, pero en el terreno del aborto no tiene nada que hacer: la próxima dupla gobernante será la más abortista de la historia de los Estados Unidos... o la más partidaria de la vida.
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.