Sowell recomienda a los republicanos que incidan en aquellos puntos de la agenda demócrata que más daño hacen a los más pobres de entre los negros. Y ponía ejemplos como éste:
El electorado negro necesita (...) oír hablar de las decenas de miles de negros que se han visto obligados a abandonar numerosos condados progres de California por los altísimos precios que ha alcanzado en ellos la vivienda como consecuencia de las severas restricciones, impulsadas por los demócratas ecologistas, a la construcción de casas o apartamentos. La población negra de San Francisco se ha visto reducida a la mitad desde 1970; y San Francisco es el modelo pluscuamperfecto de comunidad progre, con sus ecologistas fanáticos irresponsables y todo.
Asimismo, mi colega hacía referencia a los jueces progresistas y las juntas de vigilancia penitenciaria que ponen en la calle a los criminales que depredan las comunidades negras. Según el Departamento de Justicia, entre 1976 y 2005 el 52% de los homicidas y el 46% de las víctimas de homicidio fueron de raza negra, a la que sólo pertenecen 13 de cada 100 norteamericanos. En dicho período, el 94% de las víctimas negras de homicidio murieron a manos de homicidas negros.
La plana mayor del Partido Demócrata presta un apoyo incondicional a los sindicatos de profesores, que procuran a nuestros hijos una educación rayana en el fraude criminoso. En el libro No Excuses: Closing the Racial Gap in Learning (Sin excusas: cómo cerrar la brecha interracial en la enseñanza), de los profesores Abigail y Stephen Thernstrom, se informa de que el graduado negro de high school rinde peor que los alumnos blancos de octavo grado tanto en capacidad lectora como en conocimiento de la historia norteamericana.
El desempeño educativo de los negros es el peor en aquellas ciudades con predominio demócrata de larga data y abundante inversión en el ámbito educativo. El caso de Washington DC, que ocupa el tercer lugar en el ránking de gasto, es paradigmático: en 12 de sus 19 institutos, más de la mitad de los estudiantes están por debajo del nivel básico de lectura (en algunos centros se llega al 80%); en 15 de 19 sus institutos, más de la mitad de los estudiantes están por debajo del nivel básico en matemáticas, si bien en 12 de ellos el porcentaje oscila entre el 77 y el 99%...
Tanto los líderes demócratas como los republicanos apoyan proyectos, programas y medidas económicas perjudiciales para los negros pobres. Pienso, por ejemplo, en la ley que regula las licencias de taxi en Nueva York, que exige un desembolso de 600.000 dólares a todo aquel que quiera hacerse con una licencia. Pienso, por ejemplo, en la Ley Davis-Bacon, que estipula el pago del "salario predominante" en todos los proyectos de construcción que cuenten con asistencia o financiación federal. Esta norma favorece a los sindicatos y discrimina a los trabajadores y contratistas negros. De hecho, eso es precisamente lo que se buscó en el momento de su aprobación. Atiendan a lo que dijo entonces (1931) el congresista demócrata por Alabama Clayton Allgood:
Se sabe de un contratista de Alabama que iba a Nueva York con mano de obra ilegal. Esto es un hecho. Ese contratista trabaja con mano de obra barata de color, que él mismo transporta y que compite en todo el país con la mano de obra blanca.
Los defensores de la Davis-Bacon no hablan igual hoy en día, pero las consecuencias de su aplicación siguen siendo las mismas.
Si un político tuviera el coraje de abordar estos asuntos, no debería recurrir al establishment educativo, ni a las organizaciones cívicas y las estructuras políticas de la comunidad negra. Sería estúpido que lo hiciera, porque quienes las manejan y quienes viven de ellas están muy interesados en el mantenimiento del statu quo.