En 2002, The American Enterprise analizó los registros electorales para determinar la filiación política de los profesores de Humanidades de varias universidades, públicas y privadas, grandes y pequeñas, de todo el país. De entre los registrados como votantes de un partido determinado –y la mayoría de ellos lo estaba–, la inmensa mayoría era de izquierdas (afiliados al Partido Demócrata, al Partido Verde o al Partido de las Familias Trabajadoras). En el Departamento de Historia de la Universidad de Brown había 17 profesores de izquierdas y ninguno de derechas (esto es, votante del Partido Republicano o del Partido Libertario). El resultado que arrojó el Departamento de Historia de Cornell era aún más llamativo: 29 a 0. Más casos: Denver College, 9-0; San Diego State University: 19-4; Stanford: 22-4; UCLA: 53-4; Universidad de Texas en Austin: 12-2.
Y ahora, veamos las tres razones principales que han llevado a los historiadores consultados por la HNN a decir que la Presidencia Buhs ha sido un "fracaso".
1) La invasión de Irak
Desde que se puso en marcha la nueva estrategia (surge, o incremento de tropas en el terreno), el número de bajas ha caído en picado.
Hoy, la Policía y el Ejército iraquíes tienen medio millón de efectivos (se empezó de la nada), y cada vez asumen más responsabilidades.
La principal facción sunita, que se negó en un principio a formar parte del Parlamento, ha vuelto en fechas recientes al Gobierno.
Según el American Enterprise Institute, el Gobierno iraquí ha alcanzado el éxito en 12 de las 18 metas fijadas en un primer momento. En otros cinco asuntos se han registrado progresos sustanciales. Sólo en uno –el menos importante– hay problemas.
Por lo que hace a los americanos, el 53% considera ahora que la victoria en Irak es posible, y prácticamente hay división de opiniones entre quienes optan por quedarse y quienes prefieren ir poniendo fecha a la retirada.
Por cierto, y sólo como mero apunte: desde el 11-S, América no ha vuelto a padecer un ataque en su propio territorio.
2) Los recortes fiscales, que han beneficiado sobre todo a los ricos
Por definición, cualquier recorte fiscal favorece desproporcionadamente a los ricos porque son los que, también desproporcionadamente, pagan más impuestos. El 1% conformado por los norteamericanos que más ganan (364.657 dólares o más) pagó más del 39% de los impuestos federales (pero gana el 21% del ingreso de los contribuyentes).
En términos porcentuales, los recortes de John F. Kennedy fueron mayores que los de Bush. ¿Acaso alguien tacha a los de aquél de "política fracasada"? A la hora de defenderlos, JFK se sirvió de la misma lógica que emplearían posteriormente Ronald Reagan y George W. Bush: "Que la tasa de impuestos sea muy alta y la recaudación muy baja no es sino una verdad paradójica, como también lo es que la mejor manera de incrementar la recaudación a largo plazo consista en bajar las tasas hoy". Entre 2003 y 2007, los ingresos del Tesoro aumentaron un 20% (en dólares constantes).
3) Las malas relaciones con otros países
Eche un vistazo al mundo. El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, elogia a Bush, ha calificado la oposición de su país a la guerra de Irak de "arrogancia francesa" y afirmado que el antiamericanismo de sus paisanos refleja "cierta envidia del brillante éxito [de América]". El primer ministro británico, Gordon Brown, la canciller de Alemania, Ángela Merkel, y el jefe del Gobierno canadiense, Stephen Harper, apoyan a Bush y mantienen relaciones cordiales con América. En Italia, Silvio Berlusconi, entusiasta partidario de Bush, envió tropas a Irak y abandonó el poder en 2006. Su sucesor mandó los soldados de vuelta a casa. Pero... ¿a que no sabe quién está de vuelta en el Palazzo Chigi, luego de haber obtenido una victoria aplastante? Efectivamente, Silvio Berlusconi.
Como consecuencia de su compromiso con la democracia y la lucha contra el VIH y el sida, el presidente Bush disfruta de un estatus propio de las estrellas del rock en muchos países africanos. Por otro lado, fue gracias a su insistencia que la OTAN se amplió de 19 a 26 miembros en 2004, tras admitir en su seno a Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia.
¿Y qué hay de la guerra de Bush contra el islamofascismo, que presuntamente provoca que el mundo se aleje de América y ésa sea objeto de incontables ataques? El apoyo a los atentados en los países de mayoría musulmana muestra un declive notabilísimo. El apoyo al terrorismo suicida en el Líbano, Bangladesh, Pakistán e Indonesia, según el Pew Global Attitudes Project, ha descendido un 50% o más en los últimos cinco años. De igual manera, el apoyo a los partidos políticos islamistas –vinculados a o inspirados en los talibanes o Al Qaida– ha caído enormemente. En Pakistán, por ejemplo, los partidos islamistas recibieron solamente el 3% de los votos en los últimos comicios, mientras que en los precedentes habían alcanzado el 11%. "La derrota islamista en Pakistán –ha escrito el periodista de origen iraní Amir Taheri en el Wall Street Journal– confirma una tendencia que lleva años en marcha [en los países musulmanes]". El apoyo a Osama ben Laden en Pakistán descendió un 50% (hasta el 24%) en los seis meses previos a febrero de 2008. En la Provincia de la Frontera del Noroeste, donde muchos creen que se esconde el magnate saudí, las encuestan muestran que sus niveles de apoyo se han desplomado por debajo del 10%.
Tal vez los historiadores deberían esperar a... la historia antes de emitir un veredicto.