El despiece geográfico de esas 36 plantas queda como sigue: 3 en China y Cuba, 2 en la India y Ecuador, 1 en Irán, Siria, Mauritania, Indonesia, Irak, Malasia, Argentina, Colombia, Brasil, Curazao, Dominica, Jamaica, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana y Uruguay, y 10 en Venezuela. Hasta el momento sólo se ha procedido a la refacción y puesta en marcha de la refinería de Cienfuegos (Cuba).
Por lo que hace a Venezuela, las cuatro mayores refinerías que tenemos desde hace varias décadas son las de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz: sólo ésta funciona a día de hoy razonablemente bien. En los últimos diez años nuestras refinerías, que antes contaban con la más moderna tecnología de conversión profunda para el procesamiento de nuestros crudos pesados (craqueo catalítico) y eran un ejemplo mundial de eficiencia y seguridad, han entrado en una espiral que les ha llevado a una situación deplorable. Ahora batimos récords de accidentes y paradas. Venezuela se ve hoy obligada a importar los componentes para la elaboración de gasolina, y hasta buena parte de la gasolina misma que consume.
Sí, tenemos que importar gasolina... mientras ofrecemos a Irán 20.000 barriles diarios. A Irán, que es el segundo mayor productor de petróleo de la OPEP y que se encuentra a medio mundo de distancia. Por cierto, mejor no mencionar la investigación abierta por el fiscal del distrito de Manhattan (Nueva York), Robert. M. Morgenthau, sobre las relaciones de los gobiernos de Venezuela e Irán...
¿Qué ha ocurrido con la oferta endógena de nuevas refinerías? ¿Qué ha pasado con la refinería Batalla de Santa Inés, la de Cabruta, la del Zulia, la de Caripito, la de Conversión Profunda de Crudos Extrapesados? ¿Y qué ha pasado con los 25.000 millones de dólares que se anunciaron para la ampliación del complejo refinador venezolano? ¿Qué pasó con el proyecto del etanol? El papel lo aguanta todo, y la ingenuidad de los venezolanos luce infinita.
La capacidad de hablar tonterías tampoco tiene límites. Por ejemplo, ¿en qué cabeza cabe que Venezuela pueda comprometerse a construir una refinería en Damasco? Resulta que Siria se ubica en el ombligo del Medio Oriente, que es la zona donde se encuentran las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Limita con Irak, y muy cerca están países como Arabia Saudita, Kuwait, Irán, los Emiratos Árabes, Qatar y Libia, todos ellos miembros de la OPEP, cuyos yacimientos no sólo son infinitamente más prolíficos que los de Venezuela, sino que producen un petróleo de mucha mejor calidad y más barato. Para colmo, para llegar a Siria el petróleo venezolano tendría que atravesar no sólo el océano Atlántico, sino además todo el mar Mediterráneo. ¿Cuál sería el costo del flete?
Por otra parte, en Siria impera una dictadura hereditaria. En 1970, tras un golpe de estado, asumió el poder Hafez al Assad, entonces jefe de las Fuerzas Armadas; tras su muerte, en el año 2000, heredó la presidencia su hijo Bachar.
La última travesura de Chávez fue ofrecer una refinería en Mauritania, país en la costa occidental de África y muy cercano a grandes productores de petróleo y miembros de la OPEP como Libia, Nigeria, Argelia, Gabón y Angola. Mauritania es una nación islámica con una inestabilidad aterradora, donde los golpes de estado se suceden con inusitada frecuencia: 1978, 1984, 2005, 2008; el cabecilla del último, el general Mohamed Ould Abdel Azis, se lanzó en 2009 como candidato y ganó las elecciones... Aunque la esclavitud fue ilegalizada en aquellas tierras en 1980, todavía se practica.
¿Qué ventaja tiene ese tipo de asociaciones para Venezuela? ¿Cómo se puede criticar un golpe en Honduras y a la vez apoyar a quien dio un golpe en Mauritania? Sólo nos falta ofrecer una refinería a Robert Mugabe, dictador de Zimbabue desde 1980.
© AIPE
JOSÉ TORO HARDY, ex director de Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Por lo que hace a Venezuela, las cuatro mayores refinerías que tenemos desde hace varias décadas son las de Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz: sólo ésta funciona a día de hoy razonablemente bien. En los últimos diez años nuestras refinerías, que antes contaban con la más moderna tecnología de conversión profunda para el procesamiento de nuestros crudos pesados (craqueo catalítico) y eran un ejemplo mundial de eficiencia y seguridad, han entrado en una espiral que les ha llevado a una situación deplorable. Ahora batimos récords de accidentes y paradas. Venezuela se ve hoy obligada a importar los componentes para la elaboración de gasolina, y hasta buena parte de la gasolina misma que consume.
Sí, tenemos que importar gasolina... mientras ofrecemos a Irán 20.000 barriles diarios. A Irán, que es el segundo mayor productor de petróleo de la OPEP y que se encuentra a medio mundo de distancia. Por cierto, mejor no mencionar la investigación abierta por el fiscal del distrito de Manhattan (Nueva York), Robert. M. Morgenthau, sobre las relaciones de los gobiernos de Venezuela e Irán...
¿Qué ha ocurrido con la oferta endógena de nuevas refinerías? ¿Qué ha pasado con la refinería Batalla de Santa Inés, la de Cabruta, la del Zulia, la de Caripito, la de Conversión Profunda de Crudos Extrapesados? ¿Y qué ha pasado con los 25.000 millones de dólares que se anunciaron para la ampliación del complejo refinador venezolano? ¿Qué pasó con el proyecto del etanol? El papel lo aguanta todo, y la ingenuidad de los venezolanos luce infinita.
La capacidad de hablar tonterías tampoco tiene límites. Por ejemplo, ¿en qué cabeza cabe que Venezuela pueda comprometerse a construir una refinería en Damasco? Resulta que Siria se ubica en el ombligo del Medio Oriente, que es la zona donde se encuentran las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Limita con Irak, y muy cerca están países como Arabia Saudita, Kuwait, Irán, los Emiratos Árabes, Qatar y Libia, todos ellos miembros de la OPEP, cuyos yacimientos no sólo son infinitamente más prolíficos que los de Venezuela, sino que producen un petróleo de mucha mejor calidad y más barato. Para colmo, para llegar a Siria el petróleo venezolano tendría que atravesar no sólo el océano Atlántico, sino además todo el mar Mediterráneo. ¿Cuál sería el costo del flete?
Por otra parte, en Siria impera una dictadura hereditaria. En 1970, tras un golpe de estado, asumió el poder Hafez al Assad, entonces jefe de las Fuerzas Armadas; tras su muerte, en el año 2000, heredó la presidencia su hijo Bachar.
La última travesura de Chávez fue ofrecer una refinería en Mauritania, país en la costa occidental de África y muy cercano a grandes productores de petróleo y miembros de la OPEP como Libia, Nigeria, Argelia, Gabón y Angola. Mauritania es una nación islámica con una inestabilidad aterradora, donde los golpes de estado se suceden con inusitada frecuencia: 1978, 1984, 2005, 2008; el cabecilla del último, el general Mohamed Ould Abdel Azis, se lanzó en 2009 como candidato y ganó las elecciones... Aunque la esclavitud fue ilegalizada en aquellas tierras en 1980, todavía se practica.
¿Qué ventaja tiene ese tipo de asociaciones para Venezuela? ¿Cómo se puede criticar un golpe en Honduras y a la vez apoyar a quien dio un golpe en Mauritania? Sólo nos falta ofrecer una refinería a Robert Mugabe, dictador de Zimbabue desde 1980.
© AIPE
JOSÉ TORO HARDY, ex director de Petróleos de Venezuela (PDVSA).