Cook desecha como "ridícula y sentimental" la pretensión de John Esposito de que la yihad alude al "esfuerzo por llevar una vida buena". A lo largo de la historia y en el presente, establece Cook de modo definitivo, el término se refiere principalmente a la "guerra con significado espiritual".
Su logro descansa en remontar la evolución de la yihad desde Mahoma hasta Osama y rastrear los cambios experimentados por el concepto durante catorce siglos. Este resumen no hace justicia a la extensa investigación de Cook, a los prolíficos ejemplos y los profundos análisis, pero incluso un esbozo en miniatura sugiere la evolución de la yihad.
El Corán invita a los musulmanes a dar sus vidas a cambio de tener garantizado el paraíso.
El Hadith (relatos de las acciones y dichos de Mahoma), elaborado sobre el Corán, proporciona prescripciones específicas sobre tratados, pagos, botines, prisioneros, tácticas y mucho más. Los juristas musulmanes tejieron entonces estos preceptos en un hábeas legislativo.
Durante su estancia en el poder, el profeta se implicó en una media de nueve campañas militares al año, o una cada cinco a seis semanas; así que la yihad sí ayudó a definir el Islam desde su mismo nacimiento. La conquista y humillación de los no musulmanes eran una característica capital de la yihad del profeta.
Durante los primeros siglos del Islam, "la interpretación de la yihad era descaradamente agresiva y expansiva". Después de que las conquistas amainasen los no musulmanes apenas suponían una amenaza, y las nociones sufíes de yihad como autosuperación se desarrollaron como complemento del significado marcial.
Las Cruzadas, el pluricentenario esfuerzo europeo por controlar Tierra Santa, brindó a la yihad una nueva urgencia y promovió lo que Cook llama la teoría "clásica" de la misma. El encontrarse a la defensiva llevó a los musulmanes a un endurecimiento de sus posiciones.
Las invasiones mogolas del siglo XIII subyugaron gran parte del mundo musulmán, una catástrofe mitigada parcialmente por la conversión nominal de los mogoles al Islam. Algunos pensadores, particularmente Ibn Taymiya (muerto en 1328), llegaron a distinguir entre verdaderos y falsos musulmanes y a dar a la yihad una nueva relevancia, al juzgar la validez de la fe de una persona según su disposición a emprenderla.
En el siglo XIX se desencadenaron "yihad de purificación" contra musulmanes en diversas regiones. La más radical e importante de fue la emprendida por los wahabíes en Arabia. Basándose en Ibn Taymiya, condenaron a la mayoría de los musulmanes no wahabíes como infieles (kafirs) y emprendieron la yihad contra ellos.
El imperialismo europeo inspiró esfuerzos de resistencia yihadista, especialmente en la India, el Cáucaso, Somalia, Sudán, Argelia y Marruecos, pero todos fracasaron. Tal desastre puso de relieve la necesidad de un nuevo pensamiento.
Ese nuevo pensamiento islamista se inició en Egipto y la India en los años 20, pero sólo adquirió su carácter contemporáneo de ofensiva belicosa fundamentalista con el pensador egipcio Sayyid Qutb, fallecido en 1966. Qutb desarrolló la distinción de Ibn Taymiya entre musulmanes verdaderos y falsos para juzgar a los no islamistas como no musulmanes y, a continuación, declarar la yihad contra ellos. El grupo que asesinó a Anuar Sadat en 1981 añadió posteriormente la idea de la yihad como camino a la dominación del mundo.
La guerra antisoviética en Afganistán llevó esta evolución a su paso final (por el momento): por primera vez los yihadistas llegaban de todo el mundo para luchar en nombre del Islam. Un palestino, Abdalá Azzam, se convirtió en el teórico de la yihad global en los años 80: le otorgó un papel central inaudito, juzgó a cada musulmán exclusivamente por su contribución a la misma e hizo de ella la salvación de los musulmanes y del Islam. De ahí surgió rápidamente el terrorismo suicida y Ben Laden.
El erudito y oportuno estudio de Cook tiene muchas implicaciones, incluidas las siguientes:
– El modo actual de entender la yihad es más extremo que el de cualquier momento anterior de la historia islámica.
– Este fundamentalismo sugiere que el mundo musulmán atraviesa una fase, que debe soportar y superar, comparable a los horrendos períodos análogos de Alemania, Rusia o China.
– Habiendo evolucionado constantemente hasta este momento, la yihad continuará, sin duda, haciéndolo en el futuro.
– La forma extrema de yihad practicada actualmente por Al Qaeda y otros grupos podría conducir, predice Cook, a su "rechazo tajante" por la mayoría de los musulmanes. La yihad podría convertirse entonces en un concepto no violento.
El gran desafío para los musulmanes moderados (y sus aliados no musulmanes) es hacer que se produzca el rechazo, y con la rapidez debida.