Un ejemplo de esa solidaridad automática y perniciosa del bolivariano es la carta que envió en 1999 al terrorista Carlos Ílich Ramírez Sánchez, alías el Chacal, en la que trató de reivindicarlo como valiente revolucionario. Ese terrorista paga en una cárcel de Francia dos cadenas perpetuas: una por el asesinato –en París y en 1975– de dos policías; la otra, por un triple homicidio. El Chacal tiene abiertos aún cinco sumarios por distintos atentados, que dejaron un saldo de 80 víctimas.
Chávez ni siquiera se mide al mostrar su respaldo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos a los que ha catalogado como "verdaderas fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político y bolivariano". Es triste recordar su petición, el año pasado, de que la comunidad internacional sacara a ambos grupos de las listas de organizaciones terroristas.
Uno de sus amigos del alma fue el ex dictador de Irak Sadam Husein, ejecutado por crímenes de lesa humanidad y con quien, hace varios años, se paseaba orgulloso por Bagdad.
Otros respaldados por Chávez son los llamados Pistoleros de Puente Llaguno. A pesar de que sus actos vandálicos quedaron grabados para la posteridad, los pistoleros andan en libertad; algunos incluso han sido electos para cargos públicos con el apoyo del partido del Gobierno, el PSUV.
Pero tales hechos se quedan cortos frente al apoyo incondicional que está dando Hugo Chávez al presidente de Sudán, Omar al Bashir, luego de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera una orden de arresto inmediato en su contra que vincula a los países comprometidos con la referida institución. Al ser Venezuela uno de ellos, es realmente inconcebible que Hugo Chávez hiciera en Doha, durante la Cumbre de la Liga Árabe y de los Países de América del Sur, una defensa a ultranza de Al Bashir.
Sobre Al Bashir pesan siete cargos: cinco por crímenes de guerra –entre ellos exterminio, tortura y violación– y dos de lesa humanidad: ataques directos e intencionados contra la población civil y pillaje en la región de Darfur. Cabe recordar que el sudanés es el primer presidente en ejercicio en ser acusado por la CPI.
Para algunos analistas, la solidaridad de Chávez con Al Bashir significa que el venezolano está poniendo sus barbas en remojo, no vaya a ser que él sea uno de los próximos presidentes en ejercicio bajo la lupa de la CPI.
© AIPE
ROBERT BOTTOME y NORKA PARRA, director y analista, respectivamente, de Veneconomía.
Chávez ni siquiera se mide al mostrar su respaldo a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y al Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos a los que ha catalogado como "verdaderas fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político y bolivariano". Es triste recordar su petición, el año pasado, de que la comunidad internacional sacara a ambos grupos de las listas de organizaciones terroristas.
Uno de sus amigos del alma fue el ex dictador de Irak Sadam Husein, ejecutado por crímenes de lesa humanidad y con quien, hace varios años, se paseaba orgulloso por Bagdad.
Otros respaldados por Chávez son los llamados Pistoleros de Puente Llaguno. A pesar de que sus actos vandálicos quedaron grabados para la posteridad, los pistoleros andan en libertad; algunos incluso han sido electos para cargos públicos con el apoyo del partido del Gobierno, el PSUV.
Pero tales hechos se quedan cortos frente al apoyo incondicional que está dando Hugo Chávez al presidente de Sudán, Omar al Bashir, luego de que la Corte Penal Internacional (CPI) emitiera una orden de arresto inmediato en su contra que vincula a los países comprometidos con la referida institución. Al ser Venezuela uno de ellos, es realmente inconcebible que Hugo Chávez hiciera en Doha, durante la Cumbre de la Liga Árabe y de los Países de América del Sur, una defensa a ultranza de Al Bashir.
Sobre Al Bashir pesan siete cargos: cinco por crímenes de guerra –entre ellos exterminio, tortura y violación– y dos de lesa humanidad: ataques directos e intencionados contra la población civil y pillaje en la región de Darfur. Cabe recordar que el sudanés es el primer presidente en ejercicio en ser acusado por la CPI.
Para algunos analistas, la solidaridad de Chávez con Al Bashir significa que el venezolano está poniendo sus barbas en remojo, no vaya a ser que él sea uno de los próximos presidentes en ejercicio bajo la lupa de la CPI.
© AIPE
ROBERT BOTTOME y NORKA PARRA, director y analista, respectivamente, de Veneconomía.