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PROSIGUE LA CAMPAÑA ANTIDANESA

La ONU juega con Lego

A menudo, los artistas son elogiados por su capacidad para asomarse al futuro. Cuando la histeria por las viñetas danesas de Mahoma se encontraba en su clímax, el mes pasado, circuló otra viñeta por internet que mostraba un juego de Lego denominado "Embajada danesa"; con la embajada en llamas, las banderas danesas echando humo y unos pequeños islamistas de Lego con pancartas que decían: "Europa es el cáncer, el Islam es la respuesta". Al relacionar los juguetes de Lego, un símbolo danés y de la inocencia infantil, con la campaña de odio contra Dinamarca que recorre el mundo árabe, el viñetista estaba siendo más profético de lo que pensábamos.

A menudo, los artistas son elogiados por su capacidad para asomarse al futuro. Cuando la histeria por las viñetas danesas de Mahoma se encontraba en su clímax, el mes pasado, circuló otra viñeta por internet que mostraba un juego de Lego denominado "Embajada danesa"; con la embajada en llamas, las banderas danesas echando humo y unos pequeños islamistas de Lego con pancartas que decían: "Europa es el cáncer, el Islam es la respuesta". Al relacionar los juguetes de Lego, un símbolo danés y de la inocencia infantil, con la campaña de odio contra Dinamarca que recorre el mundo árabe, el viñetista estaba siendo más profético de lo que pensábamos.
Musulmanes fanáticos prenden fuego a una bandera danesa (archivo).
Porque ¿quién podría haber adivinado que Lego se vería realmente arrastrada a la controversia? Con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Discriminación Racial, el 21 de marzo la Oficina del Comisionado de Derechos Humanos de la ONU difundió un póster antirracista. Bajo el título 'El racismo cobra muchas formas', presentaba un juego de construcción de Lego muy ardiente y reconocible.
 
El Ministerio de Exteriores danés y Lego protestaron inmediatamente, y la agencia tuvo que retirar el cartel. Después, un portavoz de la ONU afirmó, ridículamente, que el uso del citado juguete había sido completamente accidental, y se disculpó, con una mueca petulante, por si había herido los sentimientos daneses. Desafortunadamente para Lego, no se puede demandar a Naciones Unidas.
 
El cartel con el lego es, simplemente, una más de las humillaciones internacionales infligidas a Dinamarca, que vive su mayor crisis de política exterior desde la Segunda Guerra Mundial. La campaña árabe contra Dinamarca es vista como una advertencia para las grandes naciones europeas. Las autocracias de Oriente Medio tienen un interés general en desalentar las presiones occidentales en favor de la liberalización, al tiempo que los fundamentalistas tienen un interés particular en presentar la oposición al Islam político como un ataque contra las creencias de los musulmanes comunes.
 
A decir verdad, Dinamarca ya fue una vez objetivo de la ira árabe. En 1973, durante la crisis petrolera de la OPEP, el primer ministro Anker Jørgensen sugirió, cautelosamente, que Israel tenía derecho a defender sus fronteras. Los países árabes elevaron inmediatamente sus precios, especialmente para los daneses, que recuerdan ese invierno como bastante frío. Como era de esperar, el respaldo a Dinamarca en la presente crisis por parte de sus colegas de la UE no ha sido firme, en absoluto.
 
Doudou Diene.La presente campaña antidanesa está bien coordinada, y se desarrolla en muchos frentes y foros. El representante especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, el senegalés Doudou Diene, difundió en febrero su último informe sobre racismo, discriminación, xenofobia e intolerancia. En él dedica varias páginas a las viñetas de Mahoma publicadas por el diario Jyllands-Posten, y retrata a Dinamarca como una nación profundamente hostil a los extranjeros. Que Diene no haya puesto nunca un pie en aquel país, y que sus acusaciones no estén demostradas, no refuerza la credibilidad del informe.
 
Lo absurdo de ser descalificado por el notoriamente corrupto establishment onusiano dedicado a los derechos humanos queda resaltado por el hecho de que Dinamarca ha sido un seguidor modélico de la ONU, presentándose siempre voluntario para los proyectos de la organización y urgiendo al respeto de las normas internacionales. Algunos daneses esperan que esta ingenua fe en Naciones Unidas ceda paso a una evaluación más realista de la naturaleza de dicha organización.
 
La semana pasada*, el centro de atención se trasladó a Bahrein, donde tuvo lugar una importante conferencia, que concitó a 300 lumbreras islámicas. Por no perderse la fiesta, algunos de los imanes que iniciaron la campaña antidanesa volvieron, en una nueva misión, a Oriente Medio. Como puede recordar, en su primer viaje, allá por el mes de diciembre, decidieron añadir al informe unas cuantas viñetas incendiarias e hicieron circular el rumor de que en las calles de Copenhague se quemaba el Corán.
 
Esta vez estaban en Bahrein, en la Conferencia Internacional para Apoyar al Profeta, para persuadir ostensiblemente a sus homólogos de que pusieran fin al boicot contra Dinamarca. Pero su imagen conciliadora se vino abajo de mala manera cuando en una emisión francesa se vio a un portavoz de los imanes viajeros, Ahmed Akkari, sugiriendo que el líder de la organización Musulmanes Demócratas de Dinamarca, un miembro moderado del Parlamento llamado Naser Jadir, debía volar por los aires si accedía al Gobierno.
 
Yusuf al Qaradawi."Si se convierte en ministro de Integración, o de Exteriores, deberíamos enviar un par de tipos a volarle en pedazos, a él y a su ministerio", decía Akkari, sin saber que estaba siendo grabado. La policía danesa intenta ahora decidir si las amenazas fueron hechas "de coña", como afirmó posteriormente Akkari. Hombre menudo con espesa barba y voz de soprano, Akkari no era conocido antes como un gran humorista.
 
En el mismo escenario, el jeque Raed Hlayel y Abú Bilal, compañeros de Akkari, afirmaban que la campaña de odio contra el Jyllands-Posten, al que describían como "de propiedad y gestión judías", debía mantenerse. También estaba la postura del principal orador de la conferencia, la figura más destacada, el erudito Yusuf al Qaradawi, cuyo programa semanal en Al Yazira alcanza audiencias de 50 millones de espectadores. "Por supuesto, el boicot tiene que continuar. Tiene que continuar hasta que el Gobierno danés se disculpe".
 
El documental muestra claramente que los imanes daneses han pergeñado la crisis con el objetivo de incrementar su liderazgo, como parte de su gran plan para imponer la ley islámica en Europa. Las revelaciones acerca de su verdadero programa han llevado a la interposición de demandas en Dinamarca para que sus permisos de residencia sean revocados.
 
Por lo que hace a la presunta hostilidad del país a los extranjeros, Mohamed Sifaoui, el respetado periodista que grabó el documental para France-2, ha declarado: "Llegamos a Dinamarca sin ideas preconcebidas y descubrimos que no puedes llamar racista a un país que concede a las minorías todos los derechos y elige a tres musulmanes para el Parlamento".
 
Todo esto debería servir para rebajar algunas de las presiones internas que pesan sobre el Gobierno de centroderecha del primer ministro, Anders Fogh Rasmussen. La oposición izquierdista ha estado durante meses lamentando el perjuicio causado a la imagen de Dinamarca por el rechazo del Ejecutivo a hacer componendas en lo relacionado con la libertad de expresión, y ha estado exigiendo una política de autohumillación interminable ante los déspotas de Oriente Medio.
 
Anders Fogh Rasmussen.Las demandas izquierdistas han sido apoyadas por algunos miembros de la comunidad empresarial danesa. Arla, el gigante lácteo que ha perdido sus mercados de exportación a Oriente Medio, presentó anuncios a página completa en importantes diarios árabes para difundir una repugnante disculpa por las viñetas de Mahoma. "Comprendemos y respetamos vuestra reacción, que ha llevado al boicot de nuestros productos por este incidente irresponsable y lamentable", rezaban los anuncios. Aparte de ser cobarde y de mal gusto, tal servilismo, al decir de la mayoría de los analistas, no funcionará. Estos mercados están perdidos para el futuro previsible.
 
Ya recobrado de un momento de debilidad en la cadena de televisión árabe Al Yazira, Rasmussen pasaba a la ofensiva, en una gran entrevista para el diario Berlingske Tidende, y reprendía a los medios, los intelectuales daneses tímidos y a parte de la comunidad empresarial por su vacilante postura sobre la libertad de expresión. Afirmaba que era hora de separar el grano de la paja, y destacaba que las firmas danesas deben su existencia al concepto de libertad de expresión, así como que la libertad de expresión es esencial para la supervivencia de la democracia. En opinión del primer ministro, nadie debería ofender gratuitamente a la religión de otro hombre, pero la libertad de expresión es un arma vital en la lucha contra los islamistas.
 
Por el tono, sus declaraciones recordaban a las de George W. Bush tras el 11 de Septiembre, cuando dijo que, en la lucha contra el terrorismo, estás con nosotros o contra nosotros. En Dinamarca, como en otras naciones europeas, la postura de Bush fue en un primer momento criticada por simplista, pero un número creciente de daneses se está dando cuenta de que, en la lucha contra el islamofascismo, quedarse al margen no es una opción.
 
La nación está blindándose para el próximo juicio contra el portavoz de la organización fundamentalista Hizb ut Tahrir, Fadi Abdulatif, contra el que la fiscalía ha decidido por fin presentar cargos por incitación y amenazas de muerte. En noviembre de 2004, tras las oraciones del viernes en una mezquita de Valby, la organización distribuyó un panfleto que decía: "Así que ve y ayuda a tus hermanos en Faluya, y mata a tus gobernantes si se interponen en tu camino". Y en su página web se encontraba la exhortación a "matar judíos, dondequiera que te los encuentres". Previamente, Abdulatif había recibido una condena de 60 días en libertad condicional por proferir amenazas contra los judíos.
 
Muchos daneses se preguntan ahora por qué la fiscalía tardó tanto en llevar a juicio a Abdulatif, y por qué no se movió durante mucho tiempo para prohibir la organización, que en otros países es clasificada como grupo terrorista. Para muchos oídos, lo de "Mata a tus gobernantes" y "Mata judíos" suena muy poco ambiguo.
 
 
Henrik Bering, periodista de Policy Review y autor de Outpost Berlin: The American Forces in Berlin 1945-94.


* Este artículo se publicó el pasado 4 de marzo en The Weekly Standard.
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