Con una torpeza inaudita, Chávez pensó que podía lograr lo que la frustrada izquierda marxista colombiana no pudo en sesenta años: rendir a la bien atrincherada oligarquía colombiana. La dialéctica jugó a favor de Colombia. Con un equipo muy superior a la deplorable plantilla diplomática bolivariana, Uribe logró en unas semanas que el mundo entero se convenciera de lo que ningún organismo de inteligencia de Occidente pudo probar: las relaciones bolivarianas con las FARC.
McMafia
El controvertido libro McMafia. El crimen sin fronteras, del ex corresponsal de la BBC en países de la Unión Soviética y los Balcanes Misha Glenny, documenta lo que ya hemos comprobado a raíz del incidente Raúl Reyes: los vínculos multinacionales de ciertas organizaciones dedicadas al crimen. Los cárteles colombianos de la droga, por ejemplo, mantienen relaciones con la mafia rusa y con grupos similares en Afganistán, Europa Oriental, Medio Oriente, África, Asia y la Unión Europea. Los bienes de intercambio son la cocaína, la heroína, las armas, las prostitutas, los diamantes, etcétera. Ya vimos cómo recientemente, gracias a la información hallada en las computadoras de Raúl Reyes, se detuvo en Tailandia al más importante traficante de armas del mundo.
También por las célebres computadoras supimos de la relación FARC-Bielorrusia, que ha tenido por eje las armas (misiles, bazucas y fusiles rusos). El intermediario ha sido el sórdido Viktor Sheiman, secretario del Consejo de Seguridad de Bielorrusia, un incondicional del dictador Lukashenko.
En el último año he dedicado a Viktor Sheiman dos columnas. La primera la titulé "La misteriosa conexión de Chávez con Bielorrusia"; la segunda, "¿Reconocen a este hombre?". El tema central de ambas eran las actividades clandestinas de Sheiman como agente de Bielorrusia y Rusia y sus relaciones con PDVSA, el Ministerio de la Defensa venezolano y Rodríguez Chacín, quien, junto con el presidente Chávez, fueron su anfitrión las veces que aquél fue, sin aparente explicación, a Barinas.
Tal y como han venido a confirmar las computadoras de reyes, Sheiman, ex miembro del KGB, ex oficial retirado del Ejército Rojo y veterano de la guerra de Afganistán, ha negociado con las FARC para proveerlas de bazucas, misiles y fusiles rusos.
Geoestrategia
Las FARC no se extinguirán, como anticipan algunos analistas. El éxito del Gobierno de Colombia consiste en que está reduciendo a la mínima expresión su capacidad bélica y despojándola completamente de la connotación política y beligerante por la cual puso Chávez sus manos en el fuego... y se quemó. Las FARC seguirán existiendo, con un único perfil delincuencial, porque es una de las partes de la ecuación del mercado de la droga, que existirá mientras haya demanda. No se puede destruir militarmente un mercado global.
Por lo que hace a Venezuela, de proseguir la agenda reeleccionista y el declive de PDVSA, persistirá el empobrecimiento del país, y su papel en la región seguirá erosionándose. Con el potencial crecimiento económico de Colombia y el advenimiento inminente de Brasil como la nueva potencia energética del continente, la Venezuela bolivariana se deslizará hacia la irrelevancia geoestratégica.
Si asi discurren las cosas, la Venezuela bolivariana quedará atrapada entre dos países vecinos económicamente más poderosos, de los que además seguirá dependiendo para alimentarse. He aquí una vulnerabilidad que Venezuela no puede compensar con una política exterior que depende de los humores de un solo hombre y de su menguante producción petrolera.