Si bien las naciones con un elevado nivel instructivo y ético suelen llegar a ser más exitosas que las que carecen de esos atributos, el trabajo está mejor remunerado y los impuestos mejor distribuidos en las sociedades donde la libertad económica es irrestricta y el Gobierno no se inmiscuye en los negocios de la gente.
La Argentina no sólo eligió el camino económico equivocado, sino que carece de principios éticos. Se dejó llevar por la angurria de poder y dinero, y pisoteó los valores que hacen a una sociedad decente. Para reencauzarse necesita por lo menos veinte años seguidos de coherencia política y económica, sin sobresaltos y sometida al imperio de la ley. Con sus actuales gobernantes y con el fantasma del peronismo, la misión es imposible. A Perón no terminan de enterrarlo, y cuando se vive en el pasado no hay lugar para al futuro.
Las tácticas del manejo gubernamental obedecen a un caudillismo hereditario canceroso. La Reina Cristina accedió al mando sin brindarse a una sola entrevista periodística ni a un debate con sus adversarios. Simplemente se sentó en el trono para hacer gala de sus trajecitos de diseñadores famosos, que nunca viste dos veces. De enero a la fecha, su popularidad ha declinado del 56 al 19,9%.
La Kirchner no tiene un solo mérito o virtud, ni capacidad alguna para manejar el país. Su parodia de Evita saca a relucir su agresivo estilo de piquetera populista cada vez que pronuncia una palabra. Si además es cierto que es maníaca depresiva, puede llevar la Argentina a una hecatombe.
Cristina llegó al poder repartiendo dinero enviado de Venezuela por su buen amigo Hugo Chávez y aprovechando la maquinaria gubernamental, manipulada por su marido. Está rodeada de individuos siniestros: ex guerrilleros, terroristas y secuestradores ahora convertidos en cleptómanos burgueses socialistas. Desde que inició su mandato no hizo nada positivo, ni podrá hacerlo. Sigue extorsionando a los únicos que mantienen a flote el país: los productores agropecuarios.
En casi dos siglos, la Argentina no ha logrado convertirse en exportador significativo de ningún artículo con alto valor agregado. Gracias a sus descarados e incompetentes gobernantes, continúa dependiendo del campo. Los optimistas que hace cuarenta años quisieron crear una industria o comercio respetable se encuentran hoy en peor situación económica que cuando empezaron.
Los guarismos señalan que el 26,9% de la población vive bajo el nivel de pobreza. La Argentina figura en el puesto 108 (de 157 países) en el Índice de Libertad Económica, a distancia considerable de Uruguay (40º) y el Perú (55º)... y sideral de Chile (8º).
La Argentina es el Tercer Mundo con gente bien vestida y la cara bonita. Las calles porteñas llenas de basura se asemejan a algunas urbes africanas. Las villas miseria se expandieron al centro. La criminalidad y la falta de seguridad están muy enraizadas. La contaminación ambiental es asfixiante. La burocracia es insufrible. Los servicios son pésimos. Y la lista es larga… En el último medio siglo, Buenos Aires prácticamente no se modernizó. Cualquier ciudad latinoamericana muestra comparativamente un desarrollo superior.
La Argentina desapareció del mapa internacional por completo. Los únicos países de América Latina que cuentan en el mundo son Brasil y México, a quienes los argentinos miraban desde arriba. Chile, el Perú y Uruguay se encaminan hacia un futuro promisorio. La Argentina, en cambio, no lo tiene.
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