Por lo que hace a la presidenta Bachelet, su viaje a Cuba, al frente de una importante delegación, dividió al país y se saldó con la renuncia de su canciller. La mandataria firmó convenios de cooperación, se negó a recibir a los disidentes y solidarizó con Fidel Castro, que, entre otras cosas, se permitió criticar a Chile por defender su soberanía ante las aspiraciones bolivarianas. En la comitiva chilena viajaron varios empresarios con el objeto de promover o emprender unos negocios que hoy quisieran olvidar.
Al poco, el ex canciller Mariano Fernández –junto a José Miguel Insulza– organizó el fallido retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA).
El precario comercio con el régimen cubano se financia a través del Banco del Estado. Empresas cubanas que no reconocen el derecho a huelga ni a la sindicación pertenecen a prohombres de la Concertación y están entrampadas en la Isla, con ejecutivos perseguidos y fondos congelados.
El castrismo está al borde del desmoronamiento. La disidencia se rebela ante la opresión, la miseria y el desabastecimiento. No funciona política ni económicamente.
La Concertación se anticipa a la caída del régimen cubano. Ahora, algunos comienzan a tomar distancia. Dirán que ese es otro socialismo, como los comunistas después de la caída del Muro de Berlín. Otros, para entorpecer al gobierno de Piñera, que no ha tenido dudas en condenar la situación de los derechos humanos en Cuba, quieren que haga el mismo reproche al presidente chino, Hu Jintao, en su próxima visita al país.
Los presidentes de la Concertación estuvieron varias veces en China y celebraron su progreso. Que ahora reclamen eso es otra muestra de la inconsecuencia y el obstruccionismo aberrante de la Concertación: no se invita a un jefe de Estado para agraviarlo, y menos cuando su país es el principal socio comercial de uno y nunca se ha entrometido en cuestiones de política doméstica local; los Castro, en cambio, han sido promotores de la violencia armada y la inseguridad continental durante décadas, y ampararon a los asesinos del senador Jaime Guzmán.
Los Castro, signatarios y transgresores de la Carta Democrática, han sido apoyados en este medio siglo largo por la izquierda chilena, y en los veinte últimos años por la Concertación.
© AIPE
HERNÁN FELIPE ERRÁZURIZ, ex ministro chileno de Relaciones Exteriores.
Al poco, el ex canciller Mariano Fernández –junto a José Miguel Insulza– organizó el fallido retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos (OEA).
El precario comercio con el régimen cubano se financia a través del Banco del Estado. Empresas cubanas que no reconocen el derecho a huelga ni a la sindicación pertenecen a prohombres de la Concertación y están entrampadas en la Isla, con ejecutivos perseguidos y fondos congelados.
El castrismo está al borde del desmoronamiento. La disidencia se rebela ante la opresión, la miseria y el desabastecimiento. No funciona política ni económicamente.
La Concertación se anticipa a la caída del régimen cubano. Ahora, algunos comienzan a tomar distancia. Dirán que ese es otro socialismo, como los comunistas después de la caída del Muro de Berlín. Otros, para entorpecer al gobierno de Piñera, que no ha tenido dudas en condenar la situación de los derechos humanos en Cuba, quieren que haga el mismo reproche al presidente chino, Hu Jintao, en su próxima visita al país.
Los presidentes de la Concertación estuvieron varias veces en China y celebraron su progreso. Que ahora reclamen eso es otra muestra de la inconsecuencia y el obstruccionismo aberrante de la Concertación: no se invita a un jefe de Estado para agraviarlo, y menos cuando su país es el principal socio comercial de uno y nunca se ha entrometido en cuestiones de política doméstica local; los Castro, en cambio, han sido promotores de la violencia armada y la inseguridad continental durante décadas, y ampararon a los asesinos del senador Jaime Guzmán.
Los Castro, signatarios y transgresores de la Carta Democrática, han sido apoyados en este medio siglo largo por la izquierda chilena, y en los veinte últimos años por la Concertación.
© AIPE
HERNÁN FELIPE ERRÁZURIZ, ex ministro chileno de Relaciones Exteriores.