El resultado más visible de esta política de destrucción del aparato productivo del país es que, antes de Chávez, Venezuela era autosuficiente en alimentos, mientras que ahora importa el 70%. ¡Tremendo logro socialista!
Es muy fácil robarse el trabajo ajeno –muchas veces fruto de una labor de generaciones que pudieron desempeñarse en libertad y en un marco de respeto a los derechos ciudadanos– y decir que se hace en nombre de la utopía comunista y de la lucha de clases. Eso de vestir el despojo de la propiedad con un argumentario reivindicativo es reventar los principios éticos y morales del ser humano; y si el que lo hace es el gobierno, entonces se convierte en un ejemplo... y los criminales pueden disfrazar como justicia social sus actividades delictivas, que tantas veces quedan impunes.
Es por eso que la mayoría de las muertes, las violaciones, los secuestros, los robos y los atracos que se registran en Venezuela deben engrosar la inmensa lista de crímenes del chavismo. ¿Por qué será que todo choro tiene en su cartera un carnet, verdadero o falso, del PSUV? El razonamiento es elemental: si el régimen comete todo tipo de atropellos con impunidad, es posible que el tener alguna relación real o ficticia con él ampare al delincuente.
Nuestra querida y sufrida Venezuela está en manos de una mafia que, inmisericorde, se llena los bolsillos, mientras se destruye la patria.
Si queremos algún día tener el país que todos añoramos, entonces nuestro deber es, constitucionalmente, restituir la constitución y las leyes, que a diario son violadas por los golpistas que hoy detentan el poder.
"Un hombre puede morir por su país, pero un país no puede morir por un hombre". ¡Será!
Twitter: @sammyeppel