Como en todas partes cuecen habas, les voy a narrar el cuento de una primera dama centroamericana que se adueñó del gobierno usurpando la posición de su marido. Aprovechó el presupuesto oficial para construir una base electoral con el fin de prolongar su mandato, porque algunos aseguran que ella es el poder sobre el poder.
Se ganó la simpatía de muchos de sus paisanos regalando comida para los pobres, a través de las denominadas bolsas solidarias. También con el programa de gobierno Mi Familia Progresa, que entrega a los padres alrededor de 40 dólares por cada hijo que mandan a la escuela. Este plan estatal creció del 8 al 40% en el último año. Aumentó en época preelectoral.
El pagar por llevar a los niños a la escuela ha provocado que haya muchachitas que opten por quedarse embarazadas para recibir el dinerito pícaro, que, por lo demás, se entrega en efectivo sin fiscalización abierta.
La protagonista de esta burla se llama Sandra Torres, la encarnación misma de la vergüenza política, que para rematar semejante descaro e inmoralidad resolvió, en una falsedad revestida de patriotismo, trampear la Constitución para lanzarse como candidata a la presidencia del país, Guatemala. Se divorció del actual presidente y así eludió la prohibición de la Ley Fundamental, que prohíbe el aspirar a cargos públicos si se es familiar –hasta de segundo grado– del mandatario.
Su marido, Álvaro Colom, un poco pusilánime para lo que yo entiendo debe ser un líder, explicó a sus partidarios que él "sacrificaba" su matrimonio por el futuro de Guatemala. No es chiste. Es en serio. Ambos dicen que la gente se lo pidió a gritos. Hasta hubo recolección de firmas de parte de los alcaldes y correligionarios del partido para probar que ese era el deseo popular.
No solo están usando los recursos del Estado, sino que, con el fin de garantizarse el triunfo en las elecciones del próximo septiembre, podrían estar aceptando injerencias extranjeras.
¿Quién está detrás de esta patraña del divorcio y la candidatura de la primera dama? Les voy a pasar un dato: su más fuerte contendiente, el general Otto Pérez Molina, me aseguró que hay rumores de que la campaña de Torres está siendo apoyada por Hugo Chávez. Sandrita, como cariñosamente le llama este aprendiz de dictador, planea gobernar al estilo de la revolución bolivariana venezolana. ¡Prepárense!
Ella es una revolucionaria de carrera. No es ningún angelito de la guarda que reparte comida en bolsas. Fue una activa militante de la guerrilla comunista en la guerra civil guatemalteca, que finalizó en 1996.
Sandra Torres ya saboreó el poder. Siempre lo ha ambicionado, y maniobra para seguir engolosinando con miserias a un pueblo hambriento de comida, educación, salud y seguridad.