El 25 de septiembre se inauguró una reunión de cuatro días en Teherán que fue suspendida antes de lo previsto... porque no se encontraron puntos de convergencia entre los participantes. Los oradores principales fueron los hijos del Che Guevara, Aleida y Camilo, quienes intentaron, junto a ideólogos y estudiantes universitarios iraníes, vincular la revolución socialista en Latinoamérica con la revolución islamista. El fiasco fue total. La conferencia titulada "Che como Chamran" no tomó en cuenta el aspecto central de la doctrina islámica, que sólo admite la teocracia como forma de gobierno, mientras que los socialistas son ateos.
Mustafá Chamran fue un oscuro individuo que peleó junto a otros revolucionarios islamistas en diversos países. Se puso su nombre a la asamblea por la forzada consonancia entre los nombres Che y Chamran. Hasta ahí llegó la similitud. En vez de encontrar puntos de unión entre socialistas e islamistas, sólo hallaron divergencias. La más importante es que, en Irán, creer en el socialismo es considerado un crimen y está penado con la muerte. Entonces ¿qué hacen Chávez, Ortega y Morales con Ahmadineyad?
Los musulmanes son locos pero no tontos, mientras que los bolivarianos son locos y tontos. El único beneficiario de la tenebrosa alianza será Irán, que convertirá al islam a todos los latinoamericanos que pueda. Los socialistas engrosarán sus bolsillos y tarde o temprano caerán, como ya probó la historia, pero el islam permanecerá.
Haj Said Ghasemi, que está asociado con el Esteshjadiyoun –Voluntarios para Operaciones Suicidas–, mandó a pique la conferencia citando una versión traducida de la vida del Che que blandía en la mano. Afirmó que Guevara creía en Dios. "Hoy, el comunismo ha sido tirado al tacho de la historia, como predijo el ayatolá Jomeini", dijo también; y aseguró que la única forma de salvar al mundo pasaba por un "movimiento religioso, pro justicia".
Aleida Guevara, indignada, replicó "en nombre del pueblo cubano". "Somos una nación socialista", dijo. "El pueblo de Cuba está muy agradecido a la Unión Soviética, y nunca hubo discordancia entre ambas naciones, como mencionó Ghasemi", añadió. Y pidió a éste que utilizara "fuentes originales en vez de traducciones acerca de las creencias del Che Guevara". "Mi padre nunca habló de Dios, nunca conoció a Dios. Mi padre sabía que no hay verdad absoluta".
La mayoría de sus refutaciones fueron censuradas por los periódicos iraníes. Posteriormente, en una reunión con estudiantes de la Universidad Tecnológica Amir Kabir, donde las izquierdas tienen fuerza, Camilo Guevara refrendó todo lo que dijo su hermana.
Una activista izquierdista universitaria, que reclamó el amparo del anonimato, afirmó, en relación a las visitas que hicieron los presidentes bolivarianos a Irán: "Los eslóganes de Ahmadineyad contra Occidente y los Estados Unidos, su cantinela pro justicia y sus promesas de ayuda económica los traen acá para nuestra desilusión". "Daniel Ortega y otros líderes izquierdistas también deben esclarecer su posición acerca de sus relaciones con Irán. Nos sentimos grandemente traicionados cuando, por extraer beneficios económicos para sus países, eligen apoyar a derechistas extremistas, a fascistas como Ahmadineyad". Mohamed Jaffar Irani, otro estudiante reformista, declaró: "Los países izquierdistas deben darse cuenta de que si los asuntos que confrontan a los iraníes de línea dura con Occidente, tales como la demanda de ingresar en el club nuclear, son resueltos, los aliados izquierdistas de aquéllos se convertirán instantáneamente en sus enemigos".
El entreverado escenario puede comprenderse de la siguiente forma: el objetivo iraní es aprovecharse de su alianza con los socialistas para enviar "misioneros" a Latinoamérica y convertir a las poblaciones originarias al islamismo chií. De esa manera, el clero islámico tomaría control permanente de las mentes de sus nuevos feligreses, independientemente de quiénes puedan gobernar en el futuro. Lograda esa meta, los musulmanes tratarían de imponerse políticamente estableciendo regímenes teocráticos bajo el dominio de Alá, para lo que utilizarían los métodos terroristas y de coerción que ya aplicaron exitosamente en otras sociedades.
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