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AMÉRICA

Estatizaciones en Argentina

El gobierno argentino no deja de ser una caja de sorpresas. No se detiene a pensar, a consultar opiniones, a formar consensos, sino que da el zarpazo. Eso fue lo que sucedió el año pasado con el anuncio de la estatización de los fondos de pensiones, que tenía por objetivo ponerle la mano a esa masa de dinero.

El gobierno argentino no deja de ser una caja de sorpresas. No se detiene a pensar, a consultar opiniones, a formar consensos, sino que da el zarpazo. Eso fue lo que sucedió el año pasado con el anuncio de la estatización de los fondos de pensiones, que tenía por objetivo ponerle la mano a esa masa de dinero.
Cristina Fernández de Kirchner.
Ahora, preocupado por una eventual falta de divisas, piensa estatizar el comercio exterior de granos, la mayor exportación y principal fuente de divisas del país. Hasta el momento, en el comercio de granos hay productores que venden a comercializadores o directamente a exportadores, y estos los colocan en los mercados mundiales.

Siempre hubo un problema para los productores; como la temporada de cosecha es la misma para todo el mundo, los granos llegan al mercado al mismo tiempo y caen los precios. Por ello, tratan de demorar la venta y obtener así un mejor precio. Para eso necesitan tener silos, que no son baratos. No obstante, la tecnología y la creatividad empresarial han avanzado tanto que hoy cualquier productor tiene la posibilidad de almacenar sus granos y decidir cuándo le conviene vender. Los silos de aluminio son hoy moneda corriente en la pampa, como también los llamados silos bolsa, grandes bolsas de plástico que almacenan el producto en el campo.

Con la crisis internacional, que ha deprimido los precios de los productos agrícolas, la falta de crédito para comprar los insumos de la próxima cosecha y la inseguridad que el gobierno genera –al enfrentar a todo el sector privado–, muchos decidieron esperar. Pero el gobierno, que obliga a los exportadores a vender las divisas provenientes de las exportaciones al Banco Central, quiere que esas divisas ingresen ya, entre otras razones porque recauda un impuesto del 35% a la exportación. Dada esa premura, no se le ha ocurrido otra cosa que amedrentar a los productores y amenazarlos con estatizar la comercialización.

Podría lograr su objetivo por otros medios, pero no: fiel a su ideología estatista, insiste en avanzar con su programa y, de paso, vengarse de la rebeldía de los productores agropecuarios. Pero eso tendría un alto costo para la Argentina, no solamente porque no funcionaría, sino porque burocratizaría una actividad próspera y eficiente.

Como los Kirchner están en retroceso político y probablemente no continuarán en el poder después de las elecciones de 2011, estas barrabasadas seguramente serán revertidas por un futuro gobierno, pero por ahora su alto costo sigue siendo pagado por los argentinos.


© AIPE

MARTÍN KRAUSE, director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Argentina).

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