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ORIENTE MEDIO

Estados Unidos y los ingratos

Terroristas de Hamás atacan con morteros el recinto donde se esconde el presidente palestino, Mahmud Abbás. Guerrilleros de Al Fatah penetran en Gaza desde Egipto (que los acaba de armar) para dar muerte a palestinos. El ministro del Interior de la Autoridad Palestina dimite porque, dice, no tiene autoridad alguna. Entre tanto, los habitantes de la Franja, un millón, permanecen recluidos en sus casas, mientras unos tipos con pasamontañas negros ocupan posiciones en los tejados y en las calles derelictas.

Terroristas de Hamás atacan con morteros el recinto donde se esconde el presidente palestino, Mahmud Abbás. Guerrilleros de Al Fatah penetran en Gaza desde Egipto (que los acaba de armar) para dar muerte a palestinos. El ministro del Interior de la Autoridad Palestina dimite porque, dice, no tiene autoridad alguna. Entre tanto, los habitantes de la Franja, un millón, permanecen recluidos en sus casas, mientras unos tipos con pasamontañas negros ocupan posiciones en los tejados y en las calles derelictas.
Terroristas de Hamás.
Este estado de cosas ha coincidido con la conmemoración de lo que los árabes palestinos llaman Al Naqba, "la catástrofe": la creación, en 1948, del Estado de Israel. Ahora que, para catástrofe, lo que está ocurriendo hoy en día en Palestina.
 
Asombrosamente, los monarcas de Jordania y Arabia Saudí, así como el presidente de Egipto, han considerado que éste era el momento oportuno para advertir al vicepresidente de EEUU, Richard Cheney, durante su reciente visita a la región, de que Washington no podrá empezar a estabilizar Irak, triunfar en la guerra contra el terror o frenar la carrera nuclear de Irán si antes no contribuye a apagar el incendio palestino. Total, que los árabes pretenden que los Estados Unidos "fuercen" a Israel a abandonar tanto la Margen Occidental como los Altos del Golán y a entregar un Estado a los palestinos en el que puedan asentarse millones de refugiados. 
 
El rey de Jordania, Abdalá, ha llegado a declarar que, en lo relacionado con la cuestión arabo-israelí, a Estados Unidos se le está acabando el tiempo. Esto suena a lo que es: una mezcla de la letanía de siempre, chantaje y delirio. Entre tanto, y mientras arde la Franja de Gaza, los chiitas y los sunnitas andan matándose en Irak, los yihadistas están retando a los Gobiernos de la región y la amenaza iraní cobra más envergadura.
 
Siempre que ha habido una oportunidad para emprender tareas de pacificación, Estados Unidos ha estado ahí; y ha pagado por ello un precio muy elevado: se ha resentido su bolsillo tanto como su buena disposición. Así, en los años 70 y 80 del siglo pasado acometió una empresa hercúlea: lograr la firma de sendos tratados de paz entre Egipto e Israel y entre éste y Jordania. La factura ascendió a más de 140.000 millones de dólares, pero prácticamente nadie le dio las gracias.
 
La comparación entre lo que hizo EEUU por Europa después de la Segunda Guerra Mundial y lo que está haciendo en Oriente Medio mueve al pasmo. Según uno de los presidentes de la Fundación George C. Marshall, Albert Beveridge III, el gasto para combatir el hambre, las enfermedades, el desempleo y la inestabilidad política en 16 países europeos que, juntos, sumaban una población de 270 millones de personas ascendió a 13.300 millones de dólares, cerca de 88.200 al cambio actual. El Plan Marshall procuró ayuda por espacio de apenas cuatro años. En cambio, EEUU lleva ya 28 años trabajando activamente por la paz en Oriente Medio, y ha desembolsado 150.000 millones de dólares para que Israel, Egipto, Jordania y los árabes palestinos sean felices y coman perdices.
 
El monto de la ayuda norteamericana a Oriente Medio es obscenamente superior al destinado a África, las antiguas repúblicas soviéticas y demás países verdaderamente pobres. ¿Y cuál ha sido el resultado? Veamos algunos ejemplos:
– Los contribuyentes norteamericanos llevan manteniendo a los seis millones de habitantes de Jordania (la mitad de los cuales son palestinos) desde que el reino hachemita y el Estado de Israel firmaran la paz, el 26 de octubre de 1994. La broma les sale por 350 millones al año. Ya se han gastado allí 4.500 millones. Sin embargo, la opinión pública jordana es ferozmente hostil a EEUU.
 
– Desde la firma del tratado de paz egipcio-israelí (26 de marzo de 1979), y según las estadísticas del Congreso, Israel ha recibido cerca de 80.000 millones de dólares de EEUU, y Egipto 60.000. Estados Unidos seguirá derramando millones en el país de las pirámides, y la prensa del país de las pirámides seguirá cubriendo de insultos a Estados Unidos.
 
– Los pendencieros palestinos, que han hecho de la quema de banderas norteamericanas un deporte nacional, han recibido de manos del Tío Sam bastante más de 20.000 millones de dólares en alimentos y ayuda humanitaria.
Puede discutirse si todo ese dineral está bien o mal gastado; no, de ninguna manera, que, mientras Europa y los países árabes se dedican a la contemplación, EEUU ha hecho más de lo que le correspondía por pacificar Oriente Medio. Ahora, con la que está cayendo en Irak, el auge del terror islamista, el creciente poderío chino y el emergente desafío ruso, EEUU tiene otros problemas de los que ocuparse.
 
El statu quo en el Medio Oriente no precisa, para mantenerse, de la vigilancia de la niñera norteamericana. Israel es muy fuerte, y los países árabes se encuentran inmersos en unos conflictos internos formidables. Así las cosas, EEUU habría de parafrasear la célebre broma de James Baker y decir: "Cuando alguien sienta la necesidad de firmar un tratado de paz, ya sabe qué número debe marcar".
 
 
YOUSSEF M. IBRAHIM, periodista norteamericano de origen egipcio, fue corresponsal del New York Times y del Wall Street Journal en Oriente Medio durante 24 años. Actualmente viva a caballo entre Nueva York y Dubai y es columnista del New York Sun.
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