En su informe anual de 2010, Reporteros Sin Fronteras destacaba la importancia de internet como "espacio donde pedir cuentas a los poderosos", y denunciaba que en el mundo hay encarcelados 116 internautas o blogueros y 150 periodistas tradicionales.
En Túnez la chispa fue Mohamed Bouazizi, que se quemó a lo bonzo porque la policía le impidió vender su fruta. Algo que deberían tener en cuenta los políticos, como el alcalde de Buenos Aires, que persiguen a los vendedores callejeros. La ira se desparramó a velocidad digital vía internet.
Ahora el que está en dificultades es Gadafi, que ejecutará a los que pretendan "subvertir" el orden. "Todo aquel que viole la constitución será ejecutado", dijo un exacerbado amante del Estado de Derecho... No, perdón, fue Gadafi.
El tirano libio se inició en la política revolucionaria en 1956, con la crisis del canal de Suez, desatada por Naser. En 1969, con 27 años, derrocó al rey Idris. Su ideología es el socialismo islámico, según lo volcó en su Libro verde, que le ha valido los elogios de Chávez (lo mismo pensarán sus amigos Ortega, Correa, Kirchner y Morales). Destacado promotor del terrorismo, tuvo relaciones con el IRA y la OLP, ha sido acusado de estar implicado en actos como la Matanza de Múnich, de sembrar minas en el Mar Rojo, de los atentados Lockerbie (1988, 270 muertos) y Níger (1989, 170 muertos), etc. "Para defender la dignidad de este país (...) emprenderé acciones terroristas", llegó a decir.
Luego, visto que solo quedaba un poder hegemónico global, EEUU, comenzó a virar, y Occidente acogió a este terrorista confeso. En 2009 intercambió embajadores con EEUU, mientras que en 2007 Francia le suministró armas por valor de 400 millones de dólares. Pero siguió aterrorizando a su país, que malvive de sus reservas de gas y petróleo (cuya venta representa el 95% de las exportaciones, y el 25% del PIB): uno de cada tres habitantes vive en la miseria.
Después de las protestas que pusieron en fuga a Ben Alí, Túnez no tiene algo mucho mejor, mientras que a Mubarak le ha sucedido la misma dictadura militar que lo respaldaba. En Libia es probable que pase algo por el estilo.
En resumen: las revoluciones son inútiles (y la violencia, aún más inútil), solo mutan dictadores. El mundo solo cambiará, con paciencia, si trabaja desde abajo, como se trabaja en Wikipedia, en Wikileaks, etc. De lo que se trata es de que cada día que pase la gente pueda obviar más a los lideres y cooperar con sus congéneres, con el desarrollo tecnológico como aliado incondicional.