Yo, que me opuse a la reelección de Menem y de Chávez, me vi desconcertado por un chavista en medio de un programa de televisión. "¡Pero si aquí hay reelección indefinida!", me dijo el hombre. Y me tapó la boca. El hecho de que Aznar decidiera limitar sus mandatos a dos no fue más que eso: una decisión personal. Y lo normal es que todos defendamos la igualdad ante la ley. Aceptar lo contrario, es decir, aceptar que hay leyes que sirven en unos países y no en otros, es rendirse en la batalla por la democracia. De modo que, o limitamos los mandatos, como en los Estados Unidos (aunque Franklin Delano Roosevelt fue presidente en cuatro mandatos), o nos conformamos con que la posibilidad de que un político ocupe el Gobierno de un Estado en más de dos ocasiones sea razonable.
Y a Colombia le vendría muy bien otra presidencia de Álvaro Uribe, para no correr el riesgo de que la obra hecha hasta la fecha se derrumbe, al menos en parte. No hay duda de que, si se le permite presentarse, ganará las elecciones. Es el presidente con mayor índice de popularidad en América Latina. Andrés Pastrana, su antecesor en el cargo, fue la prueba, con toda su buena voluntad, de que no cualquiera puede hacer según qué cosas. Me tocó presenciar su campaña electoral en Bogotá, que era un mar de esperanza. Pero a poco de acceder al Gobierno Tirofijo lo dejó plantado en una cita en la selva y Pastrana ya no volvió a ser Pastrana, la gran esperanza blanca de la lucha contra la narcoguerrilla. Fue un día de oprobio, de alipori, aquel en que un bandido provecto se burló del jefe del Estado colombiano. Y de todos los colombianos.
Sin embargo, Pastrana dejó un trabajo hecho en relación con el Plan Colombia, como recordaba hace unos días, en una entrevista, la senadora colombiana y ex ministra de Defensa de su país Marta Lucía Ramírez:
A diferencia de otros Estados fallidos, el colombiano ha tomado conciencia del enorme desafío que tenía frente al narcotráfico y a las relaciones entre el narcotráfico y otros grupos criminales. En ese momento se obtuvo la ayuda del Plan Colombia, en la época de los presidentes Pastrana y Clinton. Y después, con Álvaro Uribe, esa relación se ha fortalecido para reforzar al Estado y lograr la seguridad de los ciudadanos y el crecimiento económico. Colombia es hoy totalmente viable.
Al leerla, recordé el tiempo de la campaña de Pastrana, cuando yo tenía que moverme en Bogotá con escolta simplemente por el hecho de ser un escritor medianamente conocido, lo que me convertía en un buen secuestrable, y lo comparé con mi viaje del año pasado, en el que anduve libre y serenamente por las calles de la capital colombiana (la más segura de América Latina) sin tener que mirar atrás a cada momento. Una capital próspera, además, la única en el subcontinente donde de viaje en viaje uno encuentra más cosas nuevas, y no menos cosas viejas y un vacío en su lugar.
Refiriéndose a Uribe, la senadora Ramírez añadía:
Es un hombre de una determinación y de una convicción total sobre el futuro de Colombia y sobre la responsabilidad que tiene el Estado en ese futuro. Eso ha generado una respuesta de la sociedad cada vez mayor.
Naturalmente, en cuanto el ejército colombiano logró hacerse con Ingrid Betancourt y los demás rehenes rescatados, no faltó la web, esta vez desde Suiza, que saliera a decir que se había pagado por ellos a la guerrilla, y que la acción en la selva no era más que un montaje. Miente, que algo queda. Y los informativos españoles, todos, se pusieron al hablar al unísono de ella y de Sarkozy, ignorando por completo a Álvaro Uribe, relegado a figurante en el gran teatro internacional. Y es que si aceptaban que se trataba de un éxito suyo, tenían también que aceptar que era un éxito de los Estados Unidos, que en todo momento le respaldaron, igual que a Pastrana (no olvidemos que tres de los rescatados eran americanos), por la vía del Plan Colombia. Y ya se sabe que eso es injerencia del imperialismo yanqui en la dependiente Colombia.
(¿Y qué si hubiesen pagado los 14 millones de euros de los que habla la web suiza? ¿Sabe la gente lo que significa esa suma en el narcotráfico? Calderilla. Demasiado barato para ser cierto. Demasiado barato para rescate de la prisionera de mayor valor simbólico de la guerrilla. A la que Uribe se encontrará pronto formando parte de la oposición, o siendo por sí sola la oposición misma. Como toda su familia, empezando por la madre, Yolanda Pulecio, chavista confesa, y su hermana Astrid, para quien Uribe tenía la culpa de todos los males que habían caído sobre Ingrid).
Uno de los principales compromisos de campaña del candidato republicano, John McCain, es ratificar el tratado de libre comercio de Colombia con los Estados Unidos, que no se ha podido alcanzar con George Bush. Por eso viajó a Bogotá, y se encontraba allí en el momento de la liberación de los rehenes. Él, que pasó siete años prisionero del Vietcong, sabe mucho al respecto, y sospecho que sus consejos fueron útiles. No en el largo proceso que precedió al acontecimiento, sino en el mismo día. La Casa Blanca no le había hecho partícipe del plan, pero el día antes el presidente Uribe le había dicho lo que estaba a punto de suceder. Obama, entre tanto, se preparaba para su encuentro con la Lulac, la Liga de Ciudadanos (estadounidenses) Latinos Unidos. Creo que McCain se anotó un tanto.
Pues bien: así como se han hecho campañas internacionales promovidas por las izquierdas castristas, filocastristas y chavistas para apoyar el derecho del Gorila Rojo a la reelección, habría que empezar a moverse ahora en sentido contrario, devolviendo argumento por argumento, para apoyar el derecho a la reelección de Uribe. Necesitamos a este hombre. Los españoles, en primer lugar, se entere o no el PP (Aznar está enterado desde hace mucho, pero eso no significa nada para el marianismo), y los latinoamericanos, porque así como desde La Habana y desde Caracas se ha envenenado y se envenena a toda esa parte del mundo situada al sur de los ríos Bravo y Grande, Bogotá puede ser el faro orientador para un cambio en la política general. Por momentos, da la impresión de que hasta el pentito Alan García comprende algo de eso.
O el continente se pone manos a la obra de democratizar, o se cumplirá (se seguirá cumpliendo) la célebre profecía de Bolívar en el sentido de que lo único que se puede hacer en América Latina es emigrar. La opción es democracia o subdesarrollo. "Con la democracia se come", decía Alfonsín antes de ceder ante el peronismo y los militares, y pasar de ser un héroe a ser un mal recuerdo que de tanto en tanto se aparece en sueños. En aquella época tenía razón.
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