Todos los días, el gobierno de Obama anuncia nuevos planes para aumentar el control gubernamental sobre la gente. Es trágico que el gobierno no se atenga a lo que la Constitución le asignó y proceda a repartir miles de millones de dólares entre el sector financiero y automotriz. Es increíble que el gobierno despida al presidente de una empresa e imponga límites a los salarios de los ejecutivos del sector privado.
"Demasiado grande para fracasar", fue la excusa que se esgrimió para verter sobre AIG inmensas cantidades de dinero proveniente de los impuestos. Para esos casos existen las leyes de bancarrota. AIG pudo haber sido reorganizada o cerrada de manera legal y ordenada, bajo la supervisión de un juez. Pero siempre que el gobierno interviene apresuradamente, la situación empeora.
El nuevo gobierno norteamericano, con el apoyo de una mayoría de legisladores, extiende su control sobre la gente. El secretario del Tesoro ha pedido autorización al Congreso para supervisar las instituciones financieras no bancarias, cuando ese mismo organismo ha incumplido sus obligaciones.
Washington anunció al mundo su intención de controlar el tipo de vehículos que la gente podrá comprar y el tipo de energía que utilizará. El gobierno, no el libre mercado, dictará lo que la gente puede o no tener. Tal cosa no está autorizada por la Constitución, por lo que representa una usurpación de los derechos de los ciudadanos. Pero lo único que ahora le interesa al gobierno es imponer valores y procedimientos a la población.
Ni a Obama ni a la mayoría parlamentaria les importa el hecho de que un aumento del carbono en la atmósfera aumenta la productividad de las cosechas, y no está comprobado que produzca cambios en el clima. Pero han decidido subir el coste de los combustibles fósiles –petróleo, carbón y gas natural–, para que utilicemos las energías solar y eólica, que son más caras.
Están tratando de que sólo se produzcan alimentos aprobados por el gobierno, y proceden a restringir el uso de la tierra, en una clara violación de los derechos de propiedad.
A la vez que aumenta su control sobre la gente, el nuevo gobierno pretende permitir que Estados Unidos sea sometido al control de las instituciones internacionales. En la reciente reunión del G-20 se acordó el establecimiento de una Junta de Estabilidad Financiera para "coordinar" las finanzas mundiales, aunque Alemania y Francia insistían en regular, más que en coordinar.
Para Obama y la mayoría del Legislativo, la libertad individual es simplemente lo que queda después de que se cumplen todas las regulaciones gubernamentales.
© AIPE
HENRY LAMB, fundador de la Environmental Conservation Organization.
"Demasiado grande para fracasar", fue la excusa que se esgrimió para verter sobre AIG inmensas cantidades de dinero proveniente de los impuestos. Para esos casos existen las leyes de bancarrota. AIG pudo haber sido reorganizada o cerrada de manera legal y ordenada, bajo la supervisión de un juez. Pero siempre que el gobierno interviene apresuradamente, la situación empeora.
El nuevo gobierno norteamericano, con el apoyo de una mayoría de legisladores, extiende su control sobre la gente. El secretario del Tesoro ha pedido autorización al Congreso para supervisar las instituciones financieras no bancarias, cuando ese mismo organismo ha incumplido sus obligaciones.
Washington anunció al mundo su intención de controlar el tipo de vehículos que la gente podrá comprar y el tipo de energía que utilizará. El gobierno, no el libre mercado, dictará lo que la gente puede o no tener. Tal cosa no está autorizada por la Constitución, por lo que representa una usurpación de los derechos de los ciudadanos. Pero lo único que ahora le interesa al gobierno es imponer valores y procedimientos a la población.
Ni a Obama ni a la mayoría parlamentaria les importa el hecho de que un aumento del carbono en la atmósfera aumenta la productividad de las cosechas, y no está comprobado que produzca cambios en el clima. Pero han decidido subir el coste de los combustibles fósiles –petróleo, carbón y gas natural–, para que utilicemos las energías solar y eólica, que son más caras.
Están tratando de que sólo se produzcan alimentos aprobados por el gobierno, y proceden a restringir el uso de la tierra, en una clara violación de los derechos de propiedad.
A la vez que aumenta su control sobre la gente, el nuevo gobierno pretende permitir que Estados Unidos sea sometido al control de las instituciones internacionales. En la reciente reunión del G-20 se acordó el establecimiento de una Junta de Estabilidad Financiera para "coordinar" las finanzas mundiales, aunque Alemania y Francia insistían en regular, más que en coordinar.
Para Obama y la mayoría del Legislativo, la libertad individual es simplemente lo que queda después de que se cumplen todas las regulaciones gubernamentales.
© AIPE
HENRY LAMB, fundador de la Environmental Conservation Organization.