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AMÉRICA

¿Dónde quedó México?

Foreign Affairs, la respetada revista que analiza periódicamente los asuntos internacionales, acaba de publicar un número especial, en el que hace una prospectiva sobre la situación del planeta, las principales tendencias que se perciben y su impacto sobre EEUU.


	Foreign Affairs, la respetada revista que analiza periódicamente los asuntos internacionales, acaba de publicar un número especial, en el que hace una prospectiva sobre la situación del planeta, las principales tendencias que se perciben y su impacto sobre EEUU.

En un texto de 204 páginas, México es mencionado sólo en dos ocasiones. Una es la cita de rigor por parte de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, que hace el recorrido obligado por toda la geografía del orbe analizando intereses y prioridades de EEUU.

Predeciblemente, dadas las circunstancias, la mención de la secretaria Clinton alude al papel de su país en la guerra contra el narco que libra el nuestro:

En México (...) EEUU sigue apoyando los esfuerzos realizados para arrestar y enjuiciar a los integrantes de los cárteles de las drogas y ha iniciado la siguiente fase de la Iniciativa Mérida, trabajando con sus socios mexicanos –en el gobierno, el sector privado y la sociedad civil– para fortalecer el sistema de administración de justicia y promover la cultura de la legalidad.

La segunda alusión la hace Leslie Gelb, presidente emérito del Consejo de Relaciones Internacionales, institución que publica Foreign Affairs, y se refiere al declive del poder económico norteamericano. En su perceptivo comentario, lamenta que EEUU preste mayor atención a Afganistán que a México:

México puede dañar o ayudar a Estados Unidos profunda e irremisiblemente; sólo hay que ponderar [asuntos como] la inmigración ilegal, las drogas y el crimen, o las grandes oportunidades de comercio e inversión.

Huelga decir que la edición especial de Foreign Affairs dedica amplios espacios a discutir la creciente importancia en el escenario político y económico de China, la India, Brasil y otras naciones, y el papel estelar que están llamadas a desempeñar en una renovada arquitectura institucional del mundo.

El único tema global que parece interesar al presidente, Felipe Calderón, y que trató de vender sin éxito en varias reuniones internacionales, es el del cambio climático; la próxima reunión sobre el asunto, que se celebrará en Cancún, fracasará, como la de Copenhague, a la hora de alcanzar acuerdos sustantivos.

¿A qué se debe el triste perfil internacional de nuestro país en estos días? A una lamentable combinación de circunstancias desafortunadas, decisiones equivocadas e ineptitud por parte de los funcionarios del gobierno encargados de definir las prioridades y ejecutar las políticas.

Una somera revisión de la prensa mundial –no digamos de la local– muestra que el monotema es el de la monstruosa violencia vinculada a lo que se percibe cada vez más como una costosa y fallida guerra contra las organizaciones criminales que se han apoderado del país.

Cuando ya han pasado cuatro años del inicio de las hostilidades contra los narcotraficantes, los resultados que percibe la población, y que se reflejan en la cobertura de los medios internacionales, son más de 30.000 muertos y unos niveles de violencia que, en lugar de reducirse, crecen de manera asombrosa.

De ahí la inferencia, que se discute ya abiertamente fuera de México, de si nos encontramos ante la posibilidad de ser un Estado fracasado, y qué opciones tiene EEUU en caso de que el terror, que campea al sur de su frontera, se siga extendiendo a su territorio, como ominosamente ya ha empezado a ocurrir.

Los reveses externos de México han sido muchos, como la imposición canadiense de visas a sus ciudadanos –considerando la labor diplomática de Francisco Barrio, lo notable es que no nos hayan declarado la guerra–, pero lo que sobresale, ante todo, es nuestra completa ausencia.   

Restaurar el respeto que México solía concitar en el mundo y el papel positivo que desempeñó a la hora de superar peliagudos conflictos externos y aportar soluciones creativas a problemas graves, como el de la deuda externa de países en desarrollo, requerirá superar la difícil coyuntura actual, y muchos años y esfuerzos por parte de gente con oficio y talento.

 

© El Cato

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